Irse por la puerta grande: la lucha de Samara Martínez para legalizar la eutanasia
El argumento más importante para exigir la legalización de la eutanasia en nuestro país es que la vida es un derecho y no una obligación

Ayer oí decir a la activista Samara Martínez que ella quería irse de esta vida por la puerta grande. Para ella, eso significa morir frente al mar, rodeada de sus seres queridos, saltarse la agonía de la muerte lenta. Sabe muy bien que la muerte —ni ella, ni nadie— la podemos evitar; pero que podríamos evitarnos mucho sufrimiento si tuviéramos la alternativa de la eutanasia ante la muerte inminente.
Su tranquilidad, el brillo de sus ojos y su enorme sonrisa pueden resultar desconcertantes: no encajan con el estereotipo de alguien que se está muriendo. Ella tiene 30 años y lleva 10 intentando todo lo médicamente posible para que sus riñones funcionen, pero después de un sinfín de tratamientos, diálisis y dos trasplantes, la ciencia encontró su límite. Su cuerpo entró en fase terminal, pero ella se ha puesto como propósito irse por la puerta grande y trascender dejando esa puerta abierta a quienes decidamos cruzar por ahí cuando llegue nuestro momento.
Por eso, nombró “Ley trasciende” a su iniciativa para legalizar la eutanasia, aunque es en realidad una propuesta de reforma a la Ley General de Salud. Se trata de dar acceso a los medicamentos necesarios para terminar con la vida a personas que padezcan una enfermedad en etapa terminal; o personas que padezcan una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante.
Además, la iniciativa exige contar con dos dictámenes médicos coincidentes, que el paciente sea mayor de edad y que en pleno uso de sus facultades mentales exprese libremente su voluntad de acceder a la eutanasia ante notario público. Esta decisión debe ser reiterada al menos cinco días después con el objetivo de garantizar que es una decisión meditada y evitar impulsos. Con ello, el notario deberá expedir la declaratoria de voluntad que permitirá al paciente acceder a la eutanasia.
En algunos Estados del país, las legislaciones locales prevén la “voluntad anticipada”, que únicamente permite al paciente decidir no estar conectado a máquinas que sostengan la vida de manera artificial. Sin embargo, la propuesta de Samara es federal y pretende ir más allá porque en su caso, por ejemplo, dejarse de conectar a la máquina que diariamente limpia su cuerpo de toxinas implicaría pasar días padeciendo un doloroso envenenamiento que la haría sufrir mucho a ella y a sus seres queridos antes de morir.
Básicamente, se trata de que las personas tengamos la libertad de decidir sobre nuestra propia vida hasta el momento de nuestra muerte. Por increíble que parezca, en pleno 2025, evitar morir con agonía no solo no es un derecho, sino que es un delito que pueden cometer quienes ayuden a otros a morir en estas condiciones.
El argumento más importante para exigir la legalización de la eutanasia en nuestro país es que la vida es un derecho y no una obligación. Además, en un Estado laico no se pueden imponer dogmas de fe sobre la libertad y la autonomía de los ciudadanos. En este sentido, es fundamental subrayar que, desde luego, la eutanasia no obliga a nadie. Es una iniciativa que respeta a quienes por su forma de pensar o su religión deciden continuar con su vida hasta que su cuerpo no resista más. Sin embargo, también se deben reconocer los derechos de quienes pensamos distinto.
Finalmente, la propuesta de reforma también respeta la objeción de conciencia de las y los médicos que no quieran aplicar la eutanasia, pero prevé que el sector salud público cuente con médicos no objetores que hagan accesible este derecho.
Con el respaldo de más de 100.000 firmas ciudadanas, esta iniciativa será presentada por Samara ante el Congreso esta semana. Buscaremos que exista el acuerdo de legisladoras y legisladores de todos los partidos para dictaminar la iniciativa en este periodo de sesiones y que sea votado y aprobado en el siguiente.
Samara tiene prisa y como ella, tantos pacientes que desde su cama de hospital le han demostrado su apoyo en redes sociales. Su lucha es la lucha de muchos. Es una forma de honrar a quienes han muerto en agonías desgarradoras sin poder elegir esta alternativa y la esperanza de quienes queremos ser libres y autónomos hasta el último día de nuestras vidas.
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