México busca acotar el dinero en efectivo entre las presiones a los bancos y las quejas de Estados Unidos
La presidenta Sheinbaum inicia una campaña para promover la digitalización, incluyendo una propuesta regulatoria que recortará las utilidades bancarias


La presidenta Claudia Sheinbaum ha reconocido que México se está quedando rezagado en la adopción del dinero digital, una situación que resta agilidad a una economía donde siete de cada 10 operaciones aún se realizan en efectivo, lo que limita la trazabilidad del dinero y frena el crecimiento del comercio formal. En su cruzada contra el efectivo, la mandataria ha puesto la mira en las elevadas utilidades bancarias, que su Gobierno considera como una de las principales barreras para que los pagos electrónicos terminen de despegar.
El Banco de México y el regulador del sistema financiero, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), presentaron para consulta pública una propuesta para reducir sustancialmente las cuotas de intercambio aplicadas a los pagos con tarjeta. Estas son las comisiones que el banco del comercio (adquirente) paga al banco del cliente (emisor) cada vez que se realiza una transacción electrónica. En la práctica, suelen trasladarse a los consumidores: ya sea porque se integran en los precios o porque engrosan otras comisiones.
El año pasado, los ingresos por cuotas de intercambio representaron unos 52.000 millones de pesos para los bancos, equivalentes al 13% de sus utilidades antes de impuestos, según estimaciones de la banca de inversión brasileña Bradesco BBI. En 2024, el volumen de pagos con tarjetas ascendió a 5,8 billones de pesos, con una tasa promedio ponderada de 1,33% para crédito y 0,60% para débito. Si la propuesta se materializa como está planteada, las tasas se reducirían a 0,3% en débito y 0,6% en crédito, lo que recortaría los ingresos por intercambio a la mitad.
“Nuestro objetivo es seguir avanzando en la digitalización en México. Hay países como Brasil o la India en donde hay muchas ventajas de no usar el efectivo. El problema que tenemos hoy es que hay muchas comisiones en el pago digital”, aseguró la mandataria en su mañanera del 25 de septiembre, haciendo un llamado de atención a los bancos por no promover CoDi, la herramienta gratuita de pagos con QR del banco central.
Además de la propuesta regulatoria, el país explora la experiencia de sus pares desarrollando sistemas públicos de pagos. Esta estrategia combinada constituye el mayor esfuerzo en este frente hasta ahora, en un país con una tasa de uso de servicios financieros en ascenso y donde una industria tradicionalmente concentrada en pocos jugadores mantiene altos niveles de comisiones y utilidades. La Encuesta de Inclusión Financiera (ENIF) de 2024 reportó, por primera vez desde que se realiza, un aumento en la tenencia de productos (como cuentas de ahorro o crédito) del 77% de la población adulta, frente al 68% de los sondeos de 2021 y 2018.
“Sheinbaum puede ser una persona pragmática en la toma de decisiones, pero sin lugar a duda es una líder progresista, por lo que estas medidas sobre los intermediarios financieros —ya sea a través de las contribuciones de las aseguradoras en el presupuesto o las tasas de intercambio— no resultan sorprendentes. Dado su estilo, prevemos que el sector negociará a puerta cerrada y alcanzará consensos”, agregó el banco brasileño con operaciones en el país.
¿Un sistema como Pix?
Pix, creado por el Banco Central de Brasil en 2020, cambió el panorama transaccional de la primera economía de Latinoamérica, al abrir un canal entre los compradores y los vendedores para hacer transacciones sin costos al reducir los intermediarios como instituciones o las redes de Visa y Mastercard. Esto incluso se apiló sobre la lista de reclamos comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia su par Luiz Inácio Lula da Silva.
El sistema es usado por el 76% de los brasileños y se ha convertido en un modelo de inclusión financiera para muchas de las economías de la región, como Colombia, que el mes pasado sacó su versión: Bre-B. Pero para la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), ha representado una barrera para sus empresas en el sector, como Visa, PayPal o Apple Pay. Ahora, México estudia replicar el ejercicio, para lo que tendrá que endurecer su posición frente a los bancos, sin descuidar la reacción de la Administración de Trump.
Ramiro Nández, director de Usuarios de Mercado Pago México, dice que la fintech de Mercado Libre –que ha solicitado una licencia para convertirse en banco– está en comunicación con la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, una de las encargadas de ejecutar el mandato de agilizar el dinero virtual. Agrega que han propuesto un sistema similar al de Argentina o Brasil, donde los documentos de identidad o los números de teléfonos son utilizados como “llaves” para vincularse a una plataforma pública por donde los pagos corren sin pagar comisiones para pequeños comercios, empresas o particulares.
“Del lado del usuario, es un enorme beneficio a la hora de pagar, porque lo puede hacer desde la simplicidad del celular y es accesible a todos. Pix sigue evolucionando y eso ha sido forzado por la gran adopción que ha tenido. Y lo que ves hoy en países como Brasil es que estás en la playa o en la calle y los vendedores ambulantes pueden cobrarte con medios digitales, cuando antes, si no tenías efectivo no podías cerrar una venta. Creemos que ahí hay algo muy potente”, dice el directivo.
“Y, obviamente, eso también repercute del lado del Gobierno y de los reguladores, al tener mucha más transparencia sobre el dinero que se está moviendo. El dinero digitalizado ayuda al Gobierno a tener trazabilidad de dónde viene ese dinero y a evitar negocios ilícitos”, añade.
Barreras a la competencia
Una plataforma de este estilo también supone comerse parte del mercado del procesamiento de pagos. En la actualidad, un puñado de grandes bancos emisores, como BBVA, Banorte, Santander o Banamex, son los accionistas de las dos principales cámaras de compensación que procesan transacciones con tarjetas, y por ende, determinan las reglas del juego de la red, como sus comisiones y requisitos de acceso, algo que fue objetado por la Cofece, el extinto organismo de competencia del país.
Estados Unidos también lo anotó como una de las más de 50 barreras no arancelarias que deberán ser saldadas antes de la revisión del tratado de libre comercio, el TMEC, por afectar las “condiciones equitativas para los proveedores estadounidenses de servicios de pago electrónicos”, según la USTR.
Oriol Ros i Mas, socio del fondo de capital de riesgo Kalonia Venture Partners, enfocado en startups financieras, destaca la creciente relación entre la política y los pagos, como una herramienta para agilizar las economías y crear experiencias satisfactorias para los consumidores. “México tiene un exceso de efectivo, y evidentemente, eso es algo que debería estar entre los principales ejes de cualquier planteamiento político a corto, medio y largo plazo. No es posible que una sociedad sea tan cash-heavy, porque la gente pierde acceso a las herramientas financieras que están demostradas que aportan progreso”.
Pix se ha convertido en un motivo de orgullo para los brasileños y ahora hasta les ofrece financiar sus ventas a cuotas. “La gente habla mucho de la bancarización del ciudadano de a pie en México, pero donde realmente hay un problema es en la clase media empresarial, en las pequeñas y medianas empresas. Esto es el motor de un país”, agrega el también cofundador de Latinia, una compañía de software de notificaciones bancarias.
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