Del veto de EE UU a la falta de pasajeros: el incierto rumbo del AIFA a tres años de su despegue
La terminal aérea, que costó 75.000 millones de pesos, opera a la tercera parte de su capacidad, lastrada por problemas de conectividad y oferta de vuelos


En el área de salidas internacionales del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) una docena de mostradores permanecen vacíos, sin operar. El silencio de la zona se rompe con las risas de tres niños que han hecho de este lugar su patio de juegos; van y vienen por los amplios y lustrosos pasillos a los grandes ventanales de la terminal. A unos pasos, los observa su padre, Alexis Rodríguez. Él y su familia abordarán por la noche un vuelo rumbo a Caracas, Venezuela. “El problema es un poco llegar acá, pero pagamos 400 pesos con un Didi y ya aquí todo funciona bien. Además, acá los pasajes son más accesibles, nuestro vuelo de vuelta nos salió en 5.000 pesos”, comenta el hombre originario del Estado de Bolívar.
El AIFA, construido en los terrenos de la antigua base militar de Santa Lucía, echó el vuelo en marzo de 2022 bajo la promesa de que se convertiría en una alternativa para descongestionar el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), a unos 45 kilómetros de distancia. En ese entonces, el AICM recibía más de 36 millones de pasajeros anuales, sin embargo, a más de tres años de distancia, el ritmo de crecimiento de pasajeros en el AICM sigue al alza. Al cierre del año pasado superó los 45 millones de visitantes, lo que ha supuesto un desafío operativo tanto en las pistas como en las salas de espera, repletas de pasajeros.
Por el contrario, en el AIFA lo que sobra es espacio. El aeropuerto situado en Zumpango, Estado de México, opera actualmente a la tercera parte de su capacidad. Aunque en sus más de 3.000 hectáreas de extensión pueden recibir hasta 20 millones de pasajeros por año, al cierre de 2024 solo atendieron a 6,3 millones de viajeros. El despegue del AIFA ha sido más lento de lo esperado. Los usuarios reconocen que, aunque es muy moderno y nuevo, es aún muy difícil el traslado con todo y maletas si no cuentas con un auto particular o pagas un taxi o carro de aplicación. “El aeropuerto como tal está bien, lo único malo que tiene es que no hay cómo tener el acceso público para llegar aquí. Y si no tienes carro, ya valiste”, comenta Lucía Romero, quien espera en uno de los vestíbulos principales y luminosos a un familiar.
Desde su planeación, la falta de conectividad ha sido uno de los reproches recurrentes contra el AIFA. Enclavado en Zumpango, a unos 45 kilómetros de la capital del país, los usuarios provenientes de Ciudad de México deben hacer un trayecto en coche de más de una hora para llegar a la terminal. Para resolver este problema, desde el sexenio pasado está en construcción un tren suburbano, a través del cual se promete una conexión de 39 minutos de Ciudad de México al aeródromo. Sin embargo, los problemas en su edificación han implicado un retraso de años.

A los problemas de conectividad y de una mayor oferta de vuelos se sumará en las próximas semanas el veto que ha ordenado el gobierno de EE UU contra un puñado de rutas de aerolíneas mexicanas, ya en operación o planeadas. La cancelación del gobierno de Donald Trump a vuelos mexicanos golpeará a las aerolíneas, pero también a los planes internacionales del AIFA, que opera ocho destinos internacionales a ciudades como Houston, Mcallen, Bogotá, Caracas, Punta Cana, La Habana, entre otras. En el ámbito local ofrece 39 rutas.
En aras de esta expansión y de elevar sus metas de pasajeros, la aerolínea mexicana Viva Aerobús tenía previsto dar el banderazo de salida a nueve rutas desde el AIFA a Los Ángeles, Chicago, Orlando, Austin, Dallas, Denver, Houston, Miami y Nueva York. Pero la orden del republicano ha frenado en seco estos planes y ha puesto en vilo el plan de internacionalización del AIFA, apenas en ciernes. De los 6,3 millones de viajeros atendidos en 2024, solo un 2,8% fueron viajeros internacionales, según cifras oficiales.
Entre estos miles de pasajeros figura Ricardo Moreno, oriundo de Ecatepec, quien viaja regularmente desde el AIFA a Houston por cuestiones de trabajo. “A los usuarios nos afectará esta noticia de Estados Unidos porque yo viajo desde aquí por comodidad y si ya no se puede, tendré que regresar al aeropuerto de la Ciudad de México. Sería un poquito estresante, pero al final de cuentas está fuera de nuestro control, los gobiernos siempre hacen lo que quieren”, lamenta el hombre de 35 años.
Las medidas de EE UU también trastocarán la movilización de vuelos combinados de carga y pasajeros. Desde la óptica de Washington, el veto es una respuesta justificada a las supuestas violaciones de México al acuerdo aéreo signado entre los dos países en 2015. Estados Unidos asegura que la reducción de horarios de aterrizaje y despegue en el AICM y la prohibición de vuelos de carga en esta terminal aérea desde 2022 han afectado a sus aerolíneas. El Departamento de Transporte de Estados Unidos ha asegurado que puede revertir la cancelación de rutas si México, a su vez, echa para atrás las órdenes dictadas en 2022, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Estados Unidos tomó la decisión contra el sector aéreo mexicano en la antesala de la próxima temporada decembrina y de la celebración del Mundial de Fútbol en 2026. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum indicó que no se moverán los vuelos de carga del AIFA como lo ha solicitado EE UU porque eso implicaría un riesgo de volver a saturar el AICM. “La decisión del presidente López Obrador de enviar la carga al AIFA fue una decisión sustentada en la protección civil. Además, no creemos que se haya afectado la competencia de las líneas aéreas estadounidenses, no lo creemos”, declaró Sheinbaum este viernes, horas antes de mantener una reunión, a puerta cerrada, con las principales aerolíneas agraviadas por el nuevo embate del republicano.
Para el AIFA, el movimiento de carga aérea, ahora puesto en mesa de debate, se ha convertido en uno de sus principales baluartes. A la espera de más pasajeros, esta terminal aérea ocupa el primer lugar a nivel nacional en este segmento, con una movilización de 447.000 toneladas de carga en 2024. Este volumen les fue heredado, en parte, en 2023, cuando el entonces presidente López Obrador prohibió los vuelos de carga en el AICM y forzó a las compañías a migrar sus operaciones a la terminal más cercana: el AIFA. En los vastos terrenos de Zumpango, se ha desplegado una extensa red de aduanas equipadas con máquinas de rayos X, arcos de revisión de vehículos con carga, 12 recintos fiscalizados y carriles para mercancía sobredimensionada.
La terminal aérea, obra insigne del gobierno anterior, puede presumir de ser un acierto en su diseño, calidad y servicio. Galardonada internacionalmente, sus pistas han recibido a mandatarios como Joe Biden, Justin Trudeau; a celebridades como Shakira y Madonna, y más recientemente a los principales pilotos de la Fórmula 1. No obstante, lejos de los reflectores, el futuro del AIFA aguarda la llegada masiva de pasajeros, acorde a una infraestructura capaz de albergar 20 millones de visitantes al año. Con el reciente veto de Estados Unidos, esta cifra parece aún más lejana y cuesta arriba.
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