Las claves de la nueva escalada del conflicto militar entre Tailandia y Camboya
Los enfrentamientos en la frontera han causado la muerte de al menos 10 personas y el desplazamiento de más de 200.000


Los enfrentamientos fronterizos entre Tailandia y Camboya se han intensificado este martes, con nuevos ataques de artillería, drones y bombardeos aéreos que han forzado la evacuación de cientos de miles de personas de ambos países. Al menos siete civiles camboyanos y tres soldados tailandeses han muerto en los choques desde el lunes y se calcula que unas 200.000 personas se encuentran en centros de evacuación. Bangkok y Phnom Penh se acusan mutuamente de haber iniciado los ataques y aseguran que no cederán en la defensa de su soberanía.
La escalada, la mayor desde julio, deja en entredicho el frágil alto el fuego que ayudó a negociar el presidente estadounidense, Donald Trump. El republicano ha pedido a ambas partes que “cumplan plenamente con sus obligaciones para poner fin a este conflicto”, según un alto cargo estadounidense citado de forma anónima por Reuters.
¿Cuál ha sido el desencadenante?
Los choques actuales comenzaron en la madrugada del lunes, cuando estallaron nuevos enfrentamientos en varios puntos de la frontera en disputa. Como ha ocurrido en ocasiones previas, cada país ha dado una versión diferente de lo ocurrido: Tailandia asegura que sus tropas fueron atacadas con artillería, lanzacohetes y drones equipados con explosivos, a lo que respondió con un ataque aéreo contra instalaciones militares camboyanas. Camboya, en cambio, acusa a su vecino de haber iniciado las hostilidades y sostiene que respetó durante 24 horas el alto el fuego para permitir la evacuación de civiles. Las hostilidades se han extendido ya a seis provincias del noreste de Tailandia y a cinco del norte y noroeste de Camboya.
Esta nueva espiral de violencia llega después de que, en julio, cinco días de enfrentamientos dejaran al menos 48 fallecidos y 300.000 desplazados. Ambas partes aceptaron entonces detener las operaciones después de una creciente presión internacional. Aunque aquella tregua fue negociada por Malasia (que ostenta la presidencia rotatoria de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN), salió adelante por la presión del presidente estadounidense, quien amenazó con retirar ciertos privilegios comerciales si no llegaban a un acuerdo. De ahí que la Casa Blanca haya presentado públicamente la tregua como un logro diplomático de Trump.
¿Cuál es el origen del conflicto?
Los 817 kilómetros de frontera que separan a Tailandia y Camboya han sido escenario de tensiones intermitentes durante décadas. La disputa hunde sus raíces en la época colonial y se remonta a un mapa de 1907 (trazado cuando Camboya estaba bajo dominio francés) que Bangkok y Phnom Penh interpretan de forma diferente. Esa ambigüedad afecta sobre todo a enclaves donde se alzan templos hinduistas de los siglos IX al XII, vestigios del antiguo imperio jemer. Los dos países reclaman esos santuarios como parte de su patrimonio nacional por su valor histórico y simbólico, lo que convierte cada disputa en una cuestión de orgullo identitario.
Las tensiones se han avivado desde 2008, cuando Phnom Penh intentó registrar el templo Preah Vihear como Patrimonio de la Humanidad. Aunque el Tribunal Internacional de Justicia determinó en 1962 que se encuentra en territorio camboyano, Tailandia se niega a reconocer la jurisdicción de la corte en este asunto. Desde entonces, los choques armados han sido esporádicos pero recurrentes, y suelen resurgir en momentos de particular fragilidad política o económica en ambos países.
El enfrentamiento actual responde a ese patrón: en Tailandia, el nuevo Gobierno de Anutin Charnvirakul cuenta con minoría parlamentaria y se encuentra muy desgastado por las críticas a su gestión de las devastadores inundaciones que han asolado recientemente el sur del país. En Camboya, aumenta la presión internacional por la proliferación de centros de estafa online en su territorio, un fenómeno que ha erosionado su imagen y ha añadido nuevas vulnerabilidades al clan político de los Hun.
¿Por qué no se mantiene la tregua?
Trump presentó como un triunfo personal la tregua pactada en julio entre las dos naciones del sudeste asiático, aunque el alto el fuego también contó con la mediación de otros países, como Malasia y China.
Ese cese de hostilidades se intentó consolidar el 26 de octubre con la firma del acuerdo de paz de Kuala Lumpur, en el marco de la cumbre de la ASEAN, a la que asistió Trump. Ese día, el primer ministro tailandés, Anutin Charnvirakul, y su homólogo camboyano, Hun Manet, rubricaron un documento más completo que el de julio, que además de ratificar la tregua también preveía la retirada de artillería pesada y vehículos blindados de las zonas en disputa, la cooperación en tareas para limpiar el terreno de minas y el despliegue de observadores internacionales.
Pero ese marco empezó a resquebrajarse el 10 de noviembre, cuando una mina explotó e hirió de gravedad a un soldado tailandés. Bangkok acusó a Phnom Penh de haber colocado nuevos explosivos y anunció que suspendía la aplicación del acuerdo de paz y las medidas de desescalada pactadas en octubre. Camboya negó dichas acusaciones, atribuyó la explosión a artefactos antiguos y aseguró seguir comprometida con el pacto.
Desde el Council on Foreign Relations, un centro de análisis con sede en Nueva York, advertían en un informe de agosto de que el alto el fuego negociado en verano era muy frágil porque no abordaba las raíces del conflicto (demarcación fronteriza, soberanía, rivalidades nacionalistas), sino que solo intentaba contener la violencia.
¿Qué defienden ambos gobiernos?
Tailandia sostiene que, en las últimas semanas, Camboya había vuelto a colocar armamento pesado en la frontera y a reubicar unidades de combate con el objetivo de incrementar sus operaciones militares. La Fuerza Aérea Tailandesa señaló que dichas acciones obligaron a hacer uso de su poder aéreo “para disuadir” y “reducir” las capacidades camboyanas. El Ejército del aire tailandés ha confirmado que ha llevado a cabo bombardeos contra objetivos militares camboyanos tanto lunes como martes. Bangkok sostiene que Phnom Penh no está lista para negociar la paz a través de la diplomacia.
Camboya, en cambio, presenta la escalada como consecuencia de una agresión “ilegal” tailandesa. Asegura que Bangkok ha bombardeado aldeas y matado a civiles, y enmarca sus propias acciones como defensa propia frente a un vecino militarmente más poderoso. Según Phnom Penh, cualquier avance de sus tropas es una respuesta obligada para frenar incursiones y preservar su integridad territorial.
¿Cuál es el coste humano y militar?
El Ministerio de Defensa camboyano asegura que Tailandia ha matado a siete civiles y herido de gravedad a 20 personas desde el lunes. Por su parte, Tailandia sostiene que tres soldados tailandeses han muerto en combate y que 29 personas han resultado heridas.
El Ejército tailandés ha informado de que unas 125.000 personas están alojadas en refugios temporales de cuatro provincias, mientras que las autoridades camboyanas estiman que 55.000 personas han sido evacuadas de aldeas ubicadas en la frontera.
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