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La agencia británica de espionaje MI5 encubrió durante años los crímenes de su topo dentro del IRA

Freddi Scappaticci, alias ‘Stakeknife’, mató al menos a 18 informantes de un tiro en la cabeza

Jefe de la policía de Irlanda del Norte
Rafa de Miguel

Un grupo de cincuenta exoficiales y agentes de la policía británica han dedicado nueve años a la Operación Kenova, por encargo del Servicio de Policía de Irlanda del Norte. Su misión, entre otras: investigar la actividad durante cinco décadas del ‘topo’ más relevante insertado por la inteligencia británica en el IRA provisional. Freddie Scappaticci, alias Stakeknife (Cuchillo de estaca, como se denominaba el arma para matar vampiros), hijo de unos inmigrantes italianos en Irlanda, se unió al IRA en 1969. Poco después traicionaba a la organización y ofrecía sus servicios al MI5, la agencia de seguridad interior del Reino Unido. Al frente de una unidad de investigación interna, Stakeknife ordenó la captura y asesinato de muchos supuestos informantes. Era el modo de proteger su propia seguridad, para evitar ser delatado.

El informe de la Operación Kenova, firmado por Iain Livingstone, ex comisario de la Policía de Escocia, se ha presentado este martes, y sus conclusiones son demoledoras y vergonzantes para el MI5. Los servicios de inteligencia británicos protegieron, ampararon y ocultaron durante años las tareas de Stakeknife, hasta el punto de sacarlo “de vacaciones” fuera de Irlanda al menos en dos ocasiones para evitar que fuera investigado por la policía. Esa especie de lealtad malentendida hacia el agente doble se extendió incluso más allá de los años de violencia sectaria en Irlanda del Norte (los llamados troubles, o disturbios), y se mantuvo después de la firma de los Acuerdos de Paz de Viernes Santo.

El equipo de la Operación Kenova puso en marcha una segunda tarea, conocida como Operación Denton, por la que investigó las actividades de un grupo paramilitar de lealistas (las organizaciones ilegales que combatían al IRA) llamado la “banda de Glenanne”, a la que se atribuyen al menos 120 asesinatos. Entre sus atentados destacan las bombas de Dublín-Monaghan, que acabaron matando a 33 personas, incluida una mujer embarazada.

La identidad de StakeKnife

Aunque los medios británicos identificaron al topo en 2003, el informe respeta la normativa interna de los servicios de inteligencia y no hace mención a Freddie Scappaticci. El agente doble falleció en 2023, a los 77 años, con lo que las conclusiones presentadas este martes no derivaran previsiblemente en ninguna iniciativa penal. Al ser revelada su identidad, el MI5 lo incorporó a un programa de protección de testigos, lo reubicó bajo una nueva identidad y estuvo financiando durante años su mantenimiento.

Ya era sabido que Stakeknife fue reclutado por un agente del ejército británico, poco después de que hubiera recibido una paliza de manos de miembros del IRA, como resultado de una discusión con un jefe de la organización.

Trabajador de la construcción antes de ser reclutado por la organización, se ganó la confianza de sus compañeros al formar parte del grupo de terroristas que ingresó en prisión sin juicio previo entre 1971 y 1974. Los servicios de inteligencia británicos le conocían como Golden Egg (el huevo de oro) por la sustanciosa información que les proporcionó durante décadas.

Se puso en marcha una unidad policial dedicada en exclusiva al manejo del topo, a la que se bautizó como rat hole (agujero de ratas), y se instaló una línea telefónica solo para el agente, que podía utilizar para avisar a sus contactos a cualquier hora del día.

Las conclusiones de la investigación de la Operación Kenova, sin embargo, rebajaron notablemente la cifra inflada de detenciones y éxitos policiales que el MI5 atribuía al agente doble. StakeKnife ha sido vinculado al menos con 18 asesinatos, y la mayoría de las víctimas murieron de un tiro en la cabeza.

“Una y otra vez, daba la impresión de que proteger al agente prevalecía sobre la protección de la vida de sus víctimas, o sobre el derecho de los familiares a obtener justicia por los crímenes cometidos contra sus seres queridos”, concluye el informe.

“Las fuerzas de seguridad retuvieron y se negaron a facilitar información sobre posibles amenazas a la vida de personas, así como de asesinatos y secuestros”, con el fin de proteger a sus agentes infiltrados, ha acusado este martes Jon Boutcher, comisario jefe del Servicio de Policía de Irlanda del Norte, durante la presentación de las conclusiones del informe. “La investigación de Kenova ha demostrado que esos asesinatos pudieron y debieron haberse evitado, y que los responsables nunca fueron llevados ante la justicia. De hecho, se les dejó en libertad para que siguieran asesinando”, ha afirmado.

Tanto Boutcher como Livingstone, que han comparecido juntos ante la prensa, han recordado el sufrimiento de las víctimas y reclamado un cambio de la ley para que la identidad de StakeKnife sea hecha pública por el Gobierno británico. “Podría citar directamente a uno de los abogados de las familias, que participó en 2024 en un programa de la BBC, y dijo aquello de que ‘hasta los perros callejeros saben que Fred Scappaticci era StakeKnife”, ha dicho el comisario jefe norirlandés.

Aunque el informe no acusa directamente al MI5 de haber ocultado información a los investigadores, poco después de la publicación de un primer informe provisional de la Operación Kenova, el año pasado, el servicio de inteligencia interior británico descubrió seis archivos con cientos de documentos que revelaban que “tenía mucho más conocimiento e implicación con las actividades de Stakeknife de lo que se pensó en un principio”.

El director general de la agencia, Ken McCallum, ha expresado su simpatía por “las víctimas y familiares de aquellos que fueron torturados o asesinados por la unidad interna del IRA [la que dirigía Stakeknife] durante la era de la violencia”, y ha pedido perdón a los responsables de la investigación por la aparición tardía de documentos que hubieran podido ser útiles hace años para revelar la verdad.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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