Europa empieza a asumir que Ucrania deberá sacrificar territorio si quiere terminar la guerra
Representantes de varios gobiernos dieron a entender al enviado de Kiev la idea de que ciertas concesiones pueden ser inevitables. Los bálticos y Polonia lideran la negativa a que el país invadido ceda terreno
La sensación de impotencia crece en Europa respecto al papel que puede desarrollar en el proceso de paz en Ucrania. Las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos, pese a estar en un punto muerto, no dan lugar al optimismo. Preocupan especialmente las garantías de seguridad y la creciente convicción de que el país que sufre una invasión a gran escala desde hace casi cuatro años puede verse abocada a hacer grandes concesiones territoriales ante su invasor.
Nadie en Bruselas, ninguno de los aliados europeos de Ucrania, reconoce públicamente que el país tendrá que hacer esos sacrificios. Pero esta idea empieza a extenderse discretamente como un mal menor. Fue esta una percepción que sobrevoló la reunión celebrada este miércoles en Bruselas entre algunos de los enviados de seguridad de Francia, Alemania, Finlandia, Italia y el Reino Unido y el jefe de la delegación de Ucrania para las conversaciones de paz, Rustem Umerov.
El encuentro, según fuentes diplomáticas y el propio Umerov, “fue productivo”, pero puso de relieve algunos matices de postura de los países aliados respecto a los territorios que reclama Rusia para poner fin a la guerra. Pese a que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, había dicho dos días antes que “solo Ucrania puede discutir sobre sus territorios, porque son los suyos”, la idea generalizada comienza a moverse.
Algunos representantes europeos dieron a entender, sin citar la cuestión directamente, que sería imposible llegar a la paz sin una gran parte de esos sacrificios que reclama Rusia. De hecho, el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, preparó a sus ciudadanos para “una paz injusta” en una entrevista este jueves y alertó de esa concesión de territorios que formaría parte del acuerdo. Umerov, por su parte, se remitió a la dificultad que entrañaría aceptar algo así, no solo por los problemas emocionales, de seguridad y políticos, sino porque además esos territorios están incluidos en la Constitución ucrania.
La noción de que Ucrania acepte pérdidas territoriales, cada vez más asumida en Europa, genera mucha resistencia en los países bálticos y Polonia. Aunque fueran pérdidas temporales, si es que el acuerdo congelara el estatus de alguno de esos lugares. Esos países del este de Europa ven esta cesión no solo como algo enormemente delicado, sino como una seria amenaza para su integridad territorial. Varios informes de inteligencia de Estados europeos han advertido de que Rusia podría intentar algún tipo de agresión contra un país europeo en los próximos cinco años.
Macron, por su parte, cree que Washington podría estar a punto de “traicionar” a Ucrania, según la transcripción publicada por la revista alemana Der Spiegel de una llamada del pasado lunes entre líderes europeos que elaboraban una estrategia sobre cómo proteger a Kiev. En la conversación participaron, además de Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; el presidente finlandés, Stubb y el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. Los líderes debatieron sobre las negociaciones de paz lideradas por Estados Unidos con Kiev y con Moscú. Ahora que Washington ha recortado su apoyo económico al país invadido y que el presidente Donald Trump está empeñado en lograr un acuerdo de paz, casi a cualquier coste, la sensación creciente es que Ucrania se vea abocada a hacer grandes concesiones territoriales. Pero todos, según los detalles publicados por Der Spiegel, estuvieron de acuerdo en que no podía dejarse a Ucrania, país candidato a la UE, en manos de Estados Unidos y Rusia.
“Existe la posibilidad de que Estados Unidos traicione a Ucrania en la cuestión del territorio sin ofrecer claridad sobre las garantías de seguridad”, habría dicho Macron, según Der Spiegel, añadiendo que existía “un gran peligro” para Zelenski. Fuentes del palacio del Elíseo, sin embargo, matizan a EL PAÍS que la oficina del jefe del Estado francés tiene su propio resumen del intercambio “en el que esa palabra [traicionar] no aparece”. Además, estas fuentes añaden que la posición de Macron sobre las conversaciones de paz “no es diferente en privado” de lo que expresa públicamente.
“La posición francesa es que nada debe decidirse sobre Ucrania y Europa sin que ambas sean plenamente parte de la negociación. En este contexto, ciertos aspectos de la propuesta estadounidense aún requieren clarificación. Más aún porque los estadounidenses se han reunido recientemente con los rusos”, insisten.
La realidad, sin embargo, es que entre la coalición de voluntarios que apoya a Ucrania cada vez cunde más la impresión de que las autoridades de Kiev deberán hacer grandes concesiones para poner fin a la guerra. La clave ahora es qué garantías de seguridad estará dispuesto a ofrecer Estados Unidos en el marco de ese acuerdo para evitar que el Kremlin inicie una nueva agresión, tal y como señaló el propio Macron en la conversación con el resto de líderes, en unas declaraciones que no han sido matizadas.
La conversación de Bruselas del miércoles se produjo después del fracaso de las negociaciones mantenidas en Moscú por los enviados de Estados Unidos, Steve Witkoff y Jared Kushner. La cita originalmente debía contar con los representantes de Washington y el propio Zelenski, pero vistos los resultados de la reunión en Moscú, se rebajó la relevancia de sus protagonistas.
En un comunicado, el ucranio Umerov hizo un balance positivo del encuentro, pero insistió explícitamente en el asunto que preocupaba a Macron en la reunión del lunes. “También nos centramos por separado en las garantías de seguridad. Juntos, debemos elaborar un marco de garantías de seguridad que sea real y eficaz para la seguridad a largo plazo de Ucrania y de toda Europa”, remarcó en la red social X.
La presión de Washington a Ucrania es inmensa; los aliados europeos son conscientes de ello. Europa tiene claro también que está prácticamente sola en el sostén al país invadido y que estará también a cargo de la factura de la reconstrucción. El argumento que empieza a extenderse, una especie de música de consuelo, señala que Ucrania ya ha ganado la guerra porque Rusia no ha logrado sus objetivos: conquistar el país vecino e instalar un Gobierno títere para mantener a Ucrania bajo su esfera de influencia.
Ahora, casi cuatro años después del inicio de la guerra a gran escala, se empieza a calentar el debate sobre qué concesiones tendrá que hacer Ucrania para poner fin al conflicto, cómo puede apoyar Europa y cómo puede el Gobierno de Zelenski vender esas cesiones en casa, en un país que ha perdido a miles de personas en la guerra imperialista del Kremlin. La respuesta está en esas garantías de seguridad que tratan de diseñar ahora los aliados, agrupados en la coalición de voluntarios de apoyo a Kiev (liderada por París y Londres) que quiere involucrar lo máximo posible a Estados Unidos Otra respuesta está en la UE: la adhesión de Ucrania al club comunitario puede ser la contrapartida para que Kiev acepte algunas de las duras concesiones.
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