Japón debate su política antinuclear en pleno aumento de la tensión con China
La primera ministra habla por teléfono con Trump horas después de que este conversara con Xi sobre Taiwán


Japón, la única nación del mundo cuya población ha sido atacada con la bomba atómica, ha reabierto el debate sobre su política antinuclear. La nueva primera ministra, la ultraconservadora Sanae Takaichi, está considerando revisar los principios antinucleares en lo militar, una medida que supondría un giro determinante de la política de seguridad de Japón. El cambio tendría, además, potenciales efectos sobre la región de Asia-Pacífico en un momento en que continúa creciendo la tensión diplomática con China por unos comentarios de Takaichi sobre Taiwán.
Ante la escalada entre Tokio y Pekín, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, el principal aliado de Japón, ha mantenido en la noche del martes una conversación telefónica con Takaichi, solo unas pocas horas después de que el líder chino, Xi Jinping, tratara con el magnate republicano el futuro de Taiwán en otra llamada.
Y, en medio de toda esta trifulca geopolítica, la revisión del debate nuclear. La semana pasada, el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) comenzó a negociar de forma interna documentos clave en materia de defensa, incluida la Estrategia de Seguridad Nacional. Se espera que esta revisión aborde el incremento del gasto militar por encima del 2% del PIB, algo que incomoda a China. El estallido de tensión entre ambos países en las últimas semanas ha provocado la cancelación de vuelos y una alerta de seguridad de las autoridades niponas para sus nacionales en el gigante asiático.
Según fuentes gubernamentales citadas en medios locales, durante las deliberaciones se pondrá también el foco en la conveniencia o no de mantener los llamados tres noes, la terna de principios esculpidos en la doctrina antinuclear nipona: no poseer, no producir y no permitir las armas atómicas en Japón.
Takaichi, una legisladora de línea dura que asumió el liderazgo de Japón hace aproximadamente un mes, ya anunció en su primera semana que aceleraría el incremento del presupuesto militar. Y había sugerido con anterioridad la necesidad de reexaminar la doctrina atómica. A la primera ministra le preocupa que el tercer principio, que restringe la entrada de armas nucleares en suelo nipón, debilite la eficacia de la disuasión que proporciona el paraguas nuclear estadounidense, según fuentes del Gobierno citadas por la agencia japonesa Kyodo.
El partido planea elaborar un conjunto de propuestas para finales de abril, según declaró la semana pasada Itsunori Onodera, director de la comisión de investigación sobre seguridad del PLD. Se espera que el Gobierno revise para finales de 2026 su directriz política a largo plazo de la Estrategia de Seguridad Nacional y otros dos documentos, cuya última reforma data de 2022.
El debate llega, además, justo en el año en que se ha celebrado el 80º aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, en los que murieron más de 200.000 personas. La efeméride sirvió para que numerosos grupos de presión y el número menguante de víctimas de los bombardeos que aún quedan vivas reclamaran un paso más decidido hacia la no proliferación.
Las víctimas, en contra
La iniciativa del nuevo Gabinete de Takaichi ha provocado también la enérgica protesta de Nihon Hidankyo, el principal grupo de supervivientes de las explosiones con las que se puso fin a la II Guerra Mundial. Esta organización, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2024, emitió la semana pasada un comunicado en el que criticaba las intenciones de la jefa del Ejecutivo, afirmando que no se deben retrasar las medidas para abolir las armas nucleares.
Los supervivientes “no pueden permitir que se introduzcan armas nucleares en Japón, ni que el país se convierta en una base para la guerra nuclear o en objetivo de ataques nucleares”, subrayaron. El grupo instó, además, al Gobierno a defender los tres principios antinucleares y a convertirlos en ley.
Mientras, Japón considera que el ambiente de seguridad en la región se está volviendo cada vez más complejo, y ve la actualización como un paso necesario mientras crece la asertividad marítima de China, que acaba de estrenar su tercer portaaviones, y continúa el desarrollo nuclear y de misiles de Corea del Norte.
Takaichi es además proclive a reducir los corsés al ejército japonés, reflejo de la Constitución pacifista nacida de las cenizas de la II Guerra Mundial: sus fuerzas armadas tienen prohibido intervenir en conflictos internacionales salvo que se trate de una “situación de crisis de supervivencia” para Japón. Esta limitación incluida en la Carta Magna es precisamente el origen de la actual disputa con China.
A principios de noviembre, en sede parlamentaria, la jefa del Ejecutivo aseguró que un eventual intento de China de bloquear o apoderarse de Taiwán podría suponer “una amenaza existencial” para su país, lo que justificaría el despliegue de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Pekín, que considera la isla autogobernada una provincia rebelde y, por tanto, un asunto interno, montó en cólera.
El rifirrafe lleva dos semanas largas incendiando las relaciones diplomáticas entre los vecinos, y enrareciendo también el ambiente a nivel ciudadano. La República Popular exige una rectificación. Mientras, Takaichi asegura que sus palabras no suponen un desvío de la postura previa del Gobierno, y no recula.
Con la tensión en máximos, el lunes a última hora, Taiwán se convirtió en la protagonista de una conversación telefónica entre Trump y Xi. El líder chino le trasladó a su homólogo estadounidense que el “retorno de Taiwán a China es parte integral del orden internacional de la posguerra”; el republicano, según la lectura oficial china, le respondió que Estados Unidos “comprende la importancia que tiene la cuestión de Taiwán para China”.
Poco después, el presidente de Estados Unidos descolgó de nuevo el teléfono, esta vez para hablar con Takaichi, según ha contado la primera ministra japonesa este martes. La llamada fue solicitada por Trump, y en ella le informó del contenido de su conversación con Xi, según la mandataria, que, sin embargo, se ha abstenido de dar demasiados detalles.
La conversación giró en torno al fortalecimiento de la alianza entre Japón y Estados Unidos, así como sobre los diversos retos a los que se enfrenta la región, ha afirmado Takaichi, según Fuji News Network. “Durante la conversación, el presidente Trump explicó la situación actual de las relaciones entre Estados Unidos y China, incluida la [llamada] celebrada anoche”, añadió.
“Creo que pudimos confirmar la estrecha cooperación entre Japón y Estados Unidos, tras la reciente visita del presidente Trump a Japón, en las circunstancias internacionales actuales”. Agregó que el estadounidense le trasladó que la considera una “amiga muy cercana” y que “no dudara en llamarle en cualquier momento”.
Ken Ishida, profesor de la facultad de Derecho y Economía de la Universidad de Chiba, cree que Takaichi parece seguir la política de “autodefensa colectiva” del ex primer ministro asesinado Shinzo Abe, del que la actual mandataria se considera una discípula. Fue este quien impulsó durante su segundo mandato (2012-2020) la reinterpretación constitucional para permitir que el país pudiera usar la fuerza para defender a un aliado de un ataque. Takaichi ha llevado esta visión un paso más allá.
“Mucho más peligroso”
“Los anteriores gobiernos japoneses, incluido el de Abe, no anunciaron oficialmente que protegerían la independencia de Taiwán, ya que se trata de un problema interno de China. Sin embargo, Takaichi se ha arriesgado al afirmar que el problema de Taiwán está relacionado con la ‘autodefensa colectiva’ de Japón. Esto es mucho más peligroso que el cambio de los principios de los tres noes en este momento”. Ishida también alerta de otros cambios a los que Tokio ha abierto la puerta, como las exportaciones de armamento, forzado por los pactos de Gobierno con partidos minoritarios.
Sin embargo, nada de todo esto parece estar pasando factura a Takaichi. Al contrario, la tasa de aprobación de su Gobierno ha subido al 69,9%, más de cinco puntos por encima de sus resultados al poco de ser investida, según una encuesta publicada el domingo por Kyodo.
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