Las represalias de Israel por el ritmo de entrega de los cadáveres evidencian las dificultades del alto el fuego en Gaza
La resaca del canje de rehenes israelíes por presos palestinos deja seis muertos por fuego israelí en la Franja mientras Hamás exhibe autoridad en las calles

El entusiasmo del lunes se ha topado este martes con la realidad, apenas unas horas después de que Israel y Hamás canjearan a los últimos 20 rehenes vivos por la excarcelación de casi 2.000 presos palestinos. La jornada ha mostrado las dificultades que afronta a partir de ahora el alto el fuego. Por un lado, el ejército de Israel ha matado ya a seis palestinos en bombardeos. Por otro, la milicia islamista —ya sin su última baza negociadora— muestra su autoridad en las calles, incluida una letal campaña de persecución contra un clan familiar. Y, como motivo de discordia, el ritmo de Hamás en la devolución de los 28 cadáveres de rehenes. El Gobierno de Netanyahu lo considera insuficiente y ha tomado represalias en forma de castigo colectivo: pospone hasta el miércoles la apertura del cruce de Rafah con Egipto y ha anunciado a la ONU que, partir de ahora, no dejará entrar más de 300 camiones diarios de ayuda humanitaria. Es la mitad del mínimo que estipula el acuerdo.
Hamás ha devuelto ocho cuerpos desde este domingo. Los últimos cuatro están aún por identificar. En la negociación ya quedó claro que tardaría en localizarlos (están dispersos y algunos, aparentemente, bajo escombros junto a sus captores), pero las familias y el Gobierno lo están tratando como una vulneración del pacto.
En su triunfalista discurso en la víspera ante el Parlamento israelí, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó el alto el fuego como una suerte de acuerdo de paz que solucionará el conflicto de Oriente Próximo. La realidad en el terreno apunta más bien a que los mediadores (EE UU, Qatar, Egipto y ahora también Turquía) tendrán que remar para evitar que derrape.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar, Majed al Ansari, ha admitido este martes a la cadena estadounidense Fox News que las prisas por “asegurar que se llevara a cabo” el regreso de los rehenes (la prioridad para Trump y para Israel) obligó a posponer “mucho” el análisis de aspectos peliagudos de la segunda fase, como el desarme de Hamás, la futura administración de Gaza (“apolítica y tecnócrata”, según el acuerdo) y la creación de una fuerza de mantenimiento de la paz para la que ningún país se ha postulado públicamente.
Ahora, esas negociaciones han comenzado, con el objetivo de “dar seguridad a Gaza, administrarla y garantizar que no haya otra guerra”, ha añadido el portavoz, al calificar las conversaciones de “difíciles”.

Hamás se opone a que el futuro Gobierno esté sometido a la tutela de la bautizada como “Junta de la Paz”, un organismo internacional que presidiría el propio Trump y en el que tendría un papel predominante el ex primer ministro británico Tony Blair, una figura muy impopular entre los palestinos, por el rol que desempeñó hace dos décadas —entre 2007 y 2015— como enviado especial del Cuarteto para Oriente Próximo (EE UU, UE, Rusia y la ONU) y por su apoyo a la invasión estadounidense de Irak.
Control
En Gaza, las imágenes muestran cada vez más hombres armados de Hamás asumiendo tareas de seguridad y gobierno. Entre ellas, limpiar y retirar escombros a lo largo de las rutas de entrega de ayuda humanitaria, para que puedan avanzar los camiones.
En estos apenas cuatro días de alto el fuego, han salido de sus escondites y recuperado el control, aprovechando el repliegue parcial de las tropas israelíes y la ausencia de alternativas. Desde 2007 han sido el único gobernante, con mano de hierro, de la Franja.

Ahora, han puesto el foco en los Dogmush, un clan familiar con el que siempre han mantenido una difícil relación y que ya al principio de la invasión, en octubre de 2023, mató a dos de sus milicianos, asegurando que les habían echado de un refugio contra los bombardeos.
Desde este lunes circula por redes sociales un vídeo, que ha sido certificado, en el que se ve a milicianos de Hamás arrastrar hasta una plaza de la capital a siete hombres con las manos atadas a la espalda. Luego los obligan a arrodillarse y les disparan por la espalda. Hamás ha efectuado cuatro ejecuciones por “colaborar con Israel”.
Fuentes de seguridad palestinas citadas por la agencia Reuters citan en decenas los muertos en los últimos días en enfrentamientos entre miembros armados de Hamás e integrantes de facciones rivales. Algunas, como la de Abu Shabab, colaboraron activamente con Israel, saquearon con su connivencia los escasos cargamentos disponibles de ayuda humanitaria (para enriquecerse vendiendo en los mercados a precios astronómicos) e incluso participaron en aquellas operaciones israelíes en zonas urbanas que más difícil tenían asumir las tropas.
El Comité Tribal Palestino, la mayor asamblea de los principales clanes familiares de Gaza, ha apoyado a Hamás, al considerar que está llevando a cabo un “intento de imponer la seguridad” frente a un grupo que “colabora con Israel y ha cometido actos ignominiosos”. El presidente del comité, Abu Salman Al Mughani, habló por teléfono con Al Hadath, una cadena de televisión saudí crítica con Hamás. Indignado, insistió en que miembros de estas bandas aprovecharon la presencia israelí para robar en viviendas e instalar puestos de control donde extorsionaron a quienes pasaban. Incluso, añadió, mataron a un niño de 10 años para robarle un saco de harina que llevaba para su familia.
Al Mughani subrayó que no busca “defender a Hamás”, sino “decir la verdad”, al relatar que los milicianos exhortan “una, dos y tres veces” a los miembros de estos clanes, tanto directamente como a través de familiares y mediadores (es habitual en el mundo árabe recurrir a personas respetadas para resolver diferendos), a que se entreguen para ser juzgados. “Quien lo hizo, fue llevado a juicio”, mientras que otros “desobedecieron y quisieron resistirse a la policía y a la resistencia [las milicias de Hamás]”, añadió.
No son los únicos muertos de este lunes. El ejército de Israel ha asesinado a seis palestinos en bombardeos. Cinco eran civiles contra los que abrió fuego un dron cuando trataban de volver a lo que queda de sus viviendas al este de la capital, según fuentes médicas de Gaza. El ejército israelí asegura que los “sospechosos” cruzaron la denominada línea amarilla —la que marca su primer repliegue a aproximadamente la mitad del territorio de la Franja— y se acercaron a las tropas mientras ignoraban los llamamientos a retroceder. Otro ataque aéreo mató a una persona e hirió a otra cerca de Jan Yunis, en el sur, según las autoridades sanitarias locales.
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