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Trump asegura ahora que Ucrania podría recuperar todo su territorio

El presidente estadounidense se ha reunido con Zelenski en los márgenes de la Asamblea General de la ONU

Macarena Vidal Liy

Un giro de 180 grados donde los haya. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado este martes que Ucrania podría recuperar todo el territorio ocupado por Rusia y volver a sus fronteras originales. Hasta ahora, el republicano había sostenido en todo momento que Ucrania tendría que aceptar la pérdida de suelo como parte de un acuerdo de paz con Rusia.

“Creo que Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, está en posición de combatir y RECUPERAR todo (el suelo) de Ucrania de vuelta a su forma original”, ha escrito el presidente estadounidense en un mensaje en su red social, Truth, poco después de haberse reunido con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en los márgenes de la Asamblea General de la ONU.

La declaración representa toda una epifanía, dado lo crítico que Trump ha sido en general hacia las reclamaciones de Ucrania y la benevolencia con la que había tratado en cambio al presidente ruso, Vladímir Putin. Pero también desata interrogantes acerca de hasta qué punto Estados Unidos estará dispuesto a apoyar a Kiev en esa recuperación de territorio, o si el presidente volverá a dar un volantazo en su posición cuando lleguen nuevas curvas.

“Con tiempo, paciencia, y el apoyo financiero de Europa y de la OTAN en particular, las fronteras originales desde las que empezó esta guerra son una muy buena opción. ¿Por qué no?“, continuaba el presidente estadounidense. Precisamente, al comienzo de la reunión Zelenski había aludido a ”buenas noticias" en el campo de batalla y había comunicado a Trump la recuperación de 360 kilómetros de territorio en los últimos combates.

En su mensaje, Trump se muestra muy crítico hacia la capacidad militar de Rusia, que antaño había elogiado. “Rusia ha combatido sin rumbo durante tres años y medio en una guerra en la que a una potencia miliar de verdad solo le hubiera hecho falta una semana para imponerse... esto les hace parecer un tigre de papel”, escribe el presidente, que critica también una economía de guerra en la que “casi todo su dinero se destina a combatir contra Ucrania”.

En cambio, Ucrania “mantiene un gran espíritu, que no hace más que mejorar. Ucrania podrá recuperar todo su territorio en su forma original”, predice. Quizá, incluso “podría ir más allá”, apunta, indicando que las tropas ucranias podrían volver las tornas y apoderarse de territorio ruso. Algo que ya ocurrió en 2024, cuando los soldados ucranios ocuparon parte de la región rusa de Kursk hasta que a principios de este año Moscú lanzó una contraofensiva para recuperar ese suelo. Aquella contraofensiva se vio favorecida, en parte, por el rechazo de Trump a renovar la ayuda militar estadounidense que había entregado la Administración demócrata a Kiev hasta entonces.

“Putin y Rusia se encuentran con GRANDES problemas económicos, y ahora es el momento de que Ucrania actúe”, subrayaba el presidente estadounidense en su mensaje público más cálido hacia Ucrania desde el comienzo de su mandato.

La relación entre Trump y Zelenski ha atravesado una profunda evolución desde que el estadounidense echó casi a patadas al ucranio de la Casa Blanca tras abroncarle muy públicamente en el Despacho Oval el pasado febrero, entre acusaciones de desagradecimiento y amenazas de que el líder invitado no tenía “las cartas” para ganar la guerra.

Zelenski ha tenido buen cuidado desde entonces en halagar por activa y por pasiva al inquilino de la Casa Blanca en cada una de sus interacciones. En su última reunión, junto a líderes europeos en la oficina presidencial estadounidense tras la cumbre entre Trump y Putin en Alaska en agosto pasado, el ucranio tuvo buen cuidado en lucir una chaqueta y no el atuendo militar con el que se había presentado meses antes y que tanto había ofendido al antiguo promotor inmobiliario.

Los líderes europeos también han hecho todo lo posible por persuadir a Trump para que se pusiera del lado ucranio, mediante llamadas, visitas, elogios y la promesa, en el caso de la OTAN, de ampliar al 5% del PIB su gasto militar, como reclamaba el estadounidense. Un paso, junto al compromiso de comprar material de Defensa estadounidense para entregarlo a Ucrania, que parece haber resultado fundamental en la epifanía geopolítica del republicano.

Al comienzo de la reunión, Trump había sostenido que los países de la OTAN deberían derribar cualquier tipo de aeronave rusa que sobrevuele el territorio de la Alianza.

“Sí, lo creo”, ha respondido a una pregunta de la prensa en este sentido, al comienzo de una reunión con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Al preguntarle si respaldaría a los aliados de la OTAN, el republicano contestó que “depende” de las circunstancias. Pero también matizó que, después de que la organización se haya comprometido a un gasto militar del 5% del PIB nacional, su país está “con mucha fuerza junto a la OTAN”.

Trump habló después de una serie de violaciones constantes de aviones y drones rusos del espacio aéreo de Polonia, Rumania y Estonia a lo largo de las últimas semanas. Además, Dinamarca y Noruega investigan como una forma de ataque híbrido la incursión de drones en dos de sus aeropuertos. Los episodios han desatado las críticas sobre la capacidad de disuasión de la Alianza, que ha prometido reforzarse aún más y recurrir, según un comunicado hecho público por la OTAN, a “todas las fuerzas militares y no militares necesarias para defendernos y disuadir todas las amenazas desde todas las direcciones”.

La reunión entre Trump y Zelenski, que ha tenido aproximadamente una hora de duración, era la primera desde la cumbre con líderes europeos en la Casa Blanca en agosto, inmediatamente después de la cita entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, en Alaska. En aquel momento, la impresión era que algo se estaba moviendo: Zelenski se marchó de Washington con la impresión de que pronto habría un encuentro trilateral de paz. Y con la promesa del estadounidense de que participaría en las garantías de seguridad para Kiev en la posguerra. Según apuntaba en días posteriores, posiblemente con una aportación aérea.

Desde entonces, la perspectiva de una reunión entre Zelenski, Putin y Trump ha quedado en un mero espejismo. El estadounidense tampoco termina de decidir si impondrá nuevas rondas de sanciones a Moscú, aunque amenaza continuamente con ello. Algo que no parece haber cambiado, al menos de momento. Preguntado este martes acerca de si todavía confía en el líder ruso, seis semanas después de que su reunión en Anchorage no arrojara progresos, respondió: “Se lo contestaré en cuestión de un mes o así”.

Hasta el momento, Estados Unidos ha impuesto aranceles punitivos del 50% contra la India, el segundo mayor comprador mundial del petróleo ruso, pero ha esquivado imponer un castigo similar contra el principal cliente de Moscú, China. Sí ha reclamado, en cambio, que Europa deje de comprar energía rusa.

En vísperas del encuentro de este martes en Naciones Unidas, Zelenski había apuntado que uno de sus objetivos sería abordar con Trump la cuestión de las garantías de seguridad. “Quiero medir lo cerca que estamos de entender las garantías de seguridad que necesitaremos”, apuntó el líder ucranio.

Antes de la reunión con Zelenski, Trump se vio con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La líder europea aseguró en esta reunión que la UE quiere poner fin a sus compras de energía rusa, tal y como le reclama el estadounidense. “Ya lo hemos reducido enormemente, pero aún hay un poco que está entrando... Queremos imponer aranceles a los suministros de petróleo que aún llegan a la Unión Europea”, ha indicado, en comentarios a la prensa al comienzo del encuentro.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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