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La India y la UE intensifican su relación a pesar de las presiones de Estados Unidos

Bruselas y Nueva Delhi pactan una declaración en la que identifican varias áreas en las que estrechar la colaboración

Ursula von der Leyen y Narendra Modi
Manuel V. Gómez

La India y la Unión Europea estrechan su relación a pesar de las diferencias sobre Rusia y las presiones de Estados Unidos. Bruselas y Nueva Delhi han suscrito este miércoles una declaración en la que se señalan cinco áreas en las que las dos partes quieren avanzar para llegar a acuerdos que desarrollen lo que por ahora son buenas intenciones. El repóquer de temas son el comercio, la tecnología, la defensa, las conexiones entre las dos áreas y el intercambio de conocimiento y formación. No obstante, tanto como el contenido en sí del documento firmado, destaca que la UE avanza en su estrategia de diversificación de alianzas, principalmente comerciales, como forma de reducir la dependencia de Washington.

“En un entorno geopolítico y geoeconómico cada vez más complejo, una cooperación más estrecha entre la UE y la India es más importante que nunca”, explica el documento, titulado Comunicación conjunta para una nueva agenda estratégica Unión Europea-India. Si bien, a continuación advierte de que “la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, junto con las recientes violaciones del espacio aéreo de la Unión, supone una amenaza existencial para la seguridad europea”. “Es de suma importancia para la UE que se ponga fin a cualquier factor que permita la guerra”, añade.

El problema de la relación entre Rusia y la India, como con China, tras la agresión del gigante euroasiático a Ucrania, es un asunto clave en la política exterior europea que condiciona las relaciones que tiene la UE con el resto del mundo. Con China, por ejemplo, este asunto ocupa un lugar central a la hora de abordar otros temas pendientes con la gran economía asiática: sobrecapacidad industrial, desequilibrios comerciales, dependencia en el suministro de materias primas críticas (tierras raras, litio...). Con la India, en cambio, Bruselas asume, pese a que el asunto preocupa, una posición realista en la que se reconoce que Nueva Delhi tiene todo el derecho a profundizar en sus relaciones internacionales con quien desee, admiten fuentes de la Comisión.

La alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha admitido en la presentación del documento ante la prensa que la UE y la India tienen “áreas claras de desacuerdo” que obstaculizan la cooperación. En cambio, la política estonia, una de las voces más duras de la UE contra el régimen autocrático de Vladímir Putin, ha explicado que la intención europea con este paso es no empujar al país asiático al “bando de Rusia”.

La India, como China, se ha aprovechado de las medidas adoptadas por Occidente contra Rusia por la invasión de Ucrania. Los dos gigantes han comprado las materias primas (petróleo, gas natural, carbón) que la UE ha dejado de adquirir en el mercado y, además, lo han hecho a un menor precio por la menor demanda y por sanciones como el tope impuesto al crudo ruso. Como respuesta a esto, el presidente de Estados Unidos aumentó hasta un 50% los aranceles para las importaciones procedentes de la India y está presionando a la Unión para que hagan lo mismo (también con China).

Pese a esto, Bruselas ha decidido seguir adelante en las negociaciones con Nueva Delhi para alcanzar un acuerdo comercial. A comienzos de año, ambas partes celebraron una cumbre en la India y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro indio, Narendra Modi, acordaron llegar a un pacto comercial antes de acabar el año. Ese calendario se antoja muy ambicioso, dado lo complicadas que suelen ser este tipo de negociaciones, pero, al menos, ambas partes están dejando muy claro en esta declaración conjunta que su intención es profundizar más en la relación.

Que la voluntad prioritaria es ahondar en la relación comercial y en la seguridad económica queda claro en el primer punto de la agenda pactada: “Impulsar el comercio y la inversión; fortalecer las cadenas de suministro; y avanzar en la transición limpia”. Desde luego, hay margen: las exportaciones e importaciones entre las dos partes ascendían a 120.000 millones en 2024, con un déficit del lado europeo de unos 20.000 millones, según la Comisión. Estos datos contrastan mucho con la dimensión de un país como la India, con más de 1.000 millones de habitantes, que probablemente se convertirá en la tercera economía mundial en un futuro próximo (2030, según prevé la propia declaración).

“Un acuerdo de libre comercio reduciría sustancialmente las barreras arancelarias y las no arancelarias e impulsaría más el comercio y el flujo de inversiones”, justifican las dos partes, antes de reincidir en que el objetivo es tener listas las negociaciones al final de 2025.

Otro elemento que se ha marcado como prioritario por el Gobierno de Modi y la Comisión Europea es la colaboración tecnológica, también en el campo de la seguridad y la defensa. La Unión Europea lleva años perdiendo terreno en la revolución tecnológica frente a Estados Unidos y China. La India tampoco puede permitirse quedar atrás para no ser dependiente de las dos grandes potencias mundiales, con las que tiene relaciones complejas en los dos casos.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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