Dos políticas del partido de Starmer aspiran a ser número dos en la formación laborista
El sector más a la izquierda de la organización queda relegado en una pugna de poder que supone una prueba para el primer ministro

El Partido Laborista británico elegirá entre dos mujeres, la titular de Educación y una exministra cesada hace menos de una semana, para resolver la sucesión de Angela Rayner, hasta el pasado viernes número dos de la formación y vice primera ministra. Su dimisión, precipitada por irregularidades fiscales en la compra de una vivienda, ha desencadenado un delicado proceso interno para unas siglas que, tras 14 meses en el poder, han sufrido un descenso récord de popularidad. La votación, que decidirá la militancia tras la criba inicial en el grupo parlamentario, supone una prueba de fuego para el primer ministro, Keir Starmer, quien atraviesa un período particularmente complicado por el descontento dominante ante la acción del Gobierno. El resultado se conocerá el 25 de octubre.
En principio, la favorita es la ministra de Educación, Bridget Phillipson, por haber recabado notablemente más apoyos entre sus compañeros de escaño y liderar la encuesta de LabourList, una plataforma independiente clave para comprender el sentir dominante en el partido que gobierna el Reino Unido. Phillipson está considerada, además, como la preferida por el aparato del Número 10 de Downing Street, dada la asunción de que, al formar parte del Gabinete de Starmer, está en sintonía con el primer ministro y difícilmente cuestionará potenciales decisiones controvertidas.
Su rival es Lucy Powell, hasta el viernes de la semana pasada miembro del Ejecutivo, donde desempeñaba un cargo similar a responsable de Relaciones Parlamentarias (Leader of the House of Commons, en el argot oficial en inglés). Su salida fue una de las pocas bajas de la remodelación que catalizó la dimisión de Rayner, pero se la considera próxima al Gobierno, dado el historial de escrupulosa disciplina interna mantenido hasta hace días. De vencer, podría regresar, si se mantiene la tendencia reciente de que la número dos del partido esté también en el Ejecutivo.
Se trata, por tanto, de perfiles similares: dos mujeres, ambas del norte de Inglaterra y, aunque Powell está más a la izquierda que Phillipson, tienen un ideario político parejo. Desde la caída de Rayner, el consenso mayoritario apuntaba a que el reemplazo debía tener nombre femenino y procedencia de los bastiones clave del norte de Inglaterra, granero natural de voto del laborismo. La idea era compensar así en la cúpula las características de Starmer, varón y del sur del país, para apelar a un mayor espectro del electorado.
El problema, por el contrario, es más de corte ideológico en la gran coalición que cohabita en el Partido Laborista, que ha visto este año un conato de formación de un nuevo partido, integrado por antiguos miembros. Recientemente, el sector más a la izquierda había mostrado su descontento sobre cómo la remodelación había escorado el Gobierno hacia la derecha y el proceso de sucesión para escoger al número dos del partido ha agudizado el malestar.
Las críticas denuncian que el plazo para resolverlo, por ser demasiado corto, dificulta la presentación de aspirantes del sector más a la izquierda. El diputado Richard Burgon, próximo al exlíder Jeremy Corbyn, actualmente independiente, llegó a hablar de la “madre de todos los amaños”, mientras una de las candidatas, Bell Ribeiro-Addy, que se retiró antes del cierre de plazo por no haber recabado los apoyos suficientes, condenó las dificultades del proceso para candidaturas no apoyadas por la maquinaria oficial. Otras, como las diputadas Emily Thornberry y Paula Barker, también abandonaron la carrera antes de la clausura del proceso.
El umbral de respaldos para la fase parlamentaria era 80, una cantidad que suponía un desafío para aquellos menos conocidos, que tendrían, a priori, menor margen para recabar apoyos entre sus compañeros. El número responde a la reforma interna promovida por el propio Starmer, que en 2021 duplicó al 20 por ciento el total de nominaciones necesarias en el grupo parlamentario para aspirar al cargo de vice líder.
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