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Francia se blinda ante la jornada de bloqueo que pretende paralizar el país

Interior moviliza a 80.000 agentes para minimizar los sabotajes y protestas, a pesar del nombramiento de un nuevo primer ministro

Agentes de policía en formación, frente a una barricada del movimiento 'Bloqueemos todo' en una circunvalación de Nantes.

Francia vuelve este martes a las calles en una jornada de protestas convocada inicialmente en contra del Gobierno del ex primer ministro, François Bayrou, que dimitió ayer tras perder un voto de confianza en la Asamblea. Su sustituto será el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu. El descontento social va más allá de cualquier nominación. Se trata de un llamamiento para bloquear el país. Bautizado como bloquons tous (bloqueemos todo), no tiene una organización clara y finalmente se han sumado algunos sindicatos y también partidos de izquierda como La Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon, o el Partido Socialista.

El Ministerio del Interior ha ordenado movilizar a cerca de 80.000 policías y gendarmes en todo el país, muchos ya operativos desde ayer por la tarde. Se trata de un “dispositivo masivo”, en palabras del titular de la cartera en funciones, Bruno Retailleau. Para dar una idea de lo que supone el despliegue: el pasado mes de mayo, durante la final de la Champions League que finalmente ganó el Paris Saint Germain, el equipo parisino, se desplegaron 11.500 efectivos. Para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París de hace poco más de un año, en plena alerta antiterrorista, fueron 45.000 agentes en la capital, la mitad.

Con este despliegue, Interior pretende contener, en la medida de lo posible, lo que ya se prevé: Sabotajes en las líneas ferroviarias y en los transportes públicos, bloqueos en gasolineras, estaciones de tren o incluso refinerías. Se esperan “acciones duras” lideradas por individuos “acostumbrados a este tipo de actos violentos”, advirtió el martes el prefecto de la policía, Laurent Nuñez, en una rueda de prensa para exponer los detalles del dispositivo.

Como suele ocurrir en este tipo de protestas que aglutinan el descontento ciudadano, se prevén ataques contra los edificios que son símbolo de la República: centros escolares o ayuntamientos. “Las fuerzas del orden intervendrán sistemáticamente, no toleraremos ninguna degradación”, señaló Laurent Nuñez, responsable del dispositivo. Interior no descarta acciones potenciales contra empresas de armamento, consideradas ahora también como uno de los focos estratégicos nacionales.

El movimiento de Bloqueemos todo se originó en grupos en redes sociales después de que Bayrou presentase sus polémicos recortes presupuestarios. Como su origen no estaba muy claro, al principio algunos sindicatos mostraron sus reticencias, pero luego se fueron sumando. “No hay realmente un organizador detrás. No es como una manifestación, en la que hay un responsable y un itinerario”, explicó Laurent Nuñez.

El prefecto de la Policía criticó que “este llamamiento ha sido retomado por la extrema izquierda, incluida la extrema izquierda radical”. Tanto Nuñez como Bruno Retailleau han tratado estos días de restarle importancia a la magnitud de las protestas, insistiendo en que la mayor parte de los ciudadanos, “la sociedad civil”, no se sumará a los actos.

Retailleau advirtió que habrá “cero tolerancia” ante “los desbordamientos y los bloqueos a las infraestructuras esenciales”. El movimiento aglutina reivindicaciones varias: se pide la dimisión del presidente, Emmanuel Macron, considerado por muchos como el problema de la crisis actual, o lamentan la caída del poder adquisitivo de los franceses.

Desde la madrugada de este miércoles hay previstos bloqueos en el periférico de París, la carretera de circunvalación que conecta los municipios de la periferia con la capital. Hay acciones y concentraciones previstas, además de en París, en Nantes, Renes o Lyon, bastiones de la izquierda, o Burdeos, Brest o Caen. La próxima semana, el día 18, hay convocada otra jornada de movilización, esta vez encabezada por los sindicatos.

Las autoridades temen que esto sea el germen de una crisis similar a la de los chalecos amarillos, el movimiento social que sacudió Francia en 2018, poco después de la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo. Se originó en redes sociales, en protesta por la subida de los precios del combustible, pero que llegó a aglutinar un descontento que iba mucho más allá.

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