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Dinamarca convoca al encargado de negocios de EE UU ante una supuesta operación de injerencia en la opinión pública de Groenlandia

Los servicios de inteligencia apuntan a que la isla danesa ansiada por Trump es objeto de campañas para provocar disensiones con Copenhague

La ciudad groenlandesa de Ilulissat, el pasado mes de marzo.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca ha convocado al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos para pedirle explicaciones por los supuestos intentos de personas vinculadas a la Administración estadounidense de influir en la opinión pública de la isla de Groenlandia, según ha confirmado el ministerio este miércoles. El presidente de EE UU, Donald Trump, ha reiterado en varias ocasiones en los últimos meses su interés por “hacerse” con la gigantesca isla —que se ubica geográficamente en América del Norte pero es territorio autónomo danés— por motivos de seguridad nacional.

El encargado de negocios es actualmente la máxima representación diplomática de EE UU en Dinamarca, a la espera de que el nombramiento de un nuevo embajador sea aprobado por Washington.

Según fuentes anónimas citadas por la televisión pública danesa DR, al menos tres ciudadanos estadounidenses con contactos con el Gobierno de Trump han realizado recientemente actividades encubiertas para influir en la opinión pública groenlandesa y reclutar a personas favorables a independizarse de Copenhague.

“Cualquier intento de inmiscuirse en los asuntos internos del Reino de Dinamarca es inaceptable. Por ese motivo he pedido que se convoque al encargado de negocios estadounidense a una reunión”, ha aseverado el ministro de Exteriores danés, Lars Lkke Rasmussen, a la agencia Ritzau.

Rasmussen ya había tomado una medida similar en mayo pasado tras las informaciones aparecidas en medios estadounidenses sobre la intención de Washington de aumentar el espionaje sobre Groenlandia. El Gobierno estadounidense ha pedido a sus servicios de inteligencia que identifiquen a personalidades en la isla y en Dinamarca que puedan apoyar las aspiraciones de Washington sobre la isla, según informó entonces el diario The Wall Street Journal.

En una nota enviada a la DR, los servicios de inteligencia daneses (PET) señalan que Groenlandia es objeto de campañas para provocar disensiones con Copenhague. Las autoridades danesas y groenlandesas han criticado en varias ocasiones la actitud hostil de EE UU, a la vez que han reiterado su disposición a aumentar la cooperación conjunta en defensa y económica, con el sector minero como una de las posibles áreas de colaboración.

Interés geoestratégico

El interés de Trump por la isla de Groenlandia viene de lejos. En 2019, durante su primer mandato, declaró a un grupo de periodistas: “Me encantan los mapas. Y siempre he pensado: ‘Mira el tamaño de esto. Es inmenso, debería formar parte de Estados Unidos”. Pero ha sido ahora, en el arranque de su segundo mandato, cuando el líder republicano ha manifestado más abiertamente su intención de hacerse con la isla “de un modo u otro”.

“Necesitamos a Groenlandia para la seguridad internacional. La necesitamos. Tenemos que tenerla”, afirmó Trump el pasado marzo. E insistió: “Es una isla vital para una postura de defensa, e incluso para una postura ofensiva, tal y como está el mundo. Odio tener que decirlo así, pero vamos a tener que hacerlo”.

Groenlandia es la isla más grande del mundo, con una superficie equivalente a cuatro veces España —aunque cubierta casi totalmente por hielo—. Desde el punto de vista geográfico forma parte de América del Norte; pero políticamente está vinculada al Reino de Dinamarca desde hace dos siglos, primero como colonia y desde 1979 con un estatus de territorio autónomo. Con apenas 57.000 habitantes dispersos por su vastísima superficie, es una isla de enorme valor geoestratégico en la competición entre Estados Unidos, Rusia y China, y cuenta además con abundantes recursos naturales aún por explotar (hidrocarburos y tierras raras, entre otros).

El pasado marzo, en plena ofensiva de Trump a favor de una anexión de la isla a Estados Unidos, Groenlandia celebró elecciones. Cinco de los seis partidos que concurrían a los comicios se declaran independentistas, pero los hay más moderados o más radicales. El vencedor fue Demokraatit, una formación liberal que defiende la independencia de Dinamarca pero no a corto plazo.

El Estatuto de Autonomía de la isla contempla el derecho a la autodeterminación, aunque una hipotética independencia requeriría no solo lograr una mayoría de votos en el Parlamento groenlandés y en un referéndum popular, sino también el visto bueno final del Parlamento de Dinamarca.

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