Ir al contenido
_
_
_
_

Muere Ion Iliescu, primer presidente de la Rumania poscomunista, a los 95 años 

El país entró en la OTAN y encaminó su adhesión a la Unión Europea durante sus tres mandatos como jefe de Estado. Pesaban sobre él acusaciones de crímenes contra la humanidad por su papel tras la caída del régimen de Ceausescu

Ion Iliescu
Raúl Sánchez Costa

Ion Iliescu, el primer presidente de Rumania tras la caída del comunismo, ha fallecido este martes a los 95 años a causa de un cáncer de pulmón en un hospital de Bucarest, donde ingresó hace casi dos meses. Figura clave durante la transición rumana, fue un personaje controvertido sobre el que pesaban acusaciones de crímenes contra la humanidad por la violenta represión de las protestas de junio de 1990 contra el Gobierno que sucedió a la dictadura comunista que había sido derrocada seis meses antes.

Nacido el 3 de marzo de 1030 en Oltenita, una pequeña localidad del borde del Danubio, la infancia de Iliescu estuvo marcada por el abandono de su madre cuando tenía un año y el activismo político de su padre, un trabajador ferroviario que pasó cuatro años en la Unión Soviética y, posteriormente, encarcelado por su afiliación comunista, lo que hizo que sus abuelos lo criaran.

Durante su periodo de instituto se mudó a varios centros de prestigio de Bucarest como Spiru Haret. En 1950, fue admitido en el Instituto Politécnico de Bucarest, donde se especializó en Hidroenergía y Gestión del agua. Al acabar la carrera, continuó sus estudios en el Instituto Energético de Moscú. En la capital por aquel entonces soviética, Iliescu ocupó el cargo de secretario de la Asociación de Estudiantes Rumanos, donde desarrolló sus habilidades de liderazgo y creó una red de contactos políticos.

En paralelo con sus estudios, inició su carrera política. En 1944, a los 14 años, se unió a la Unión de Jóvenes Comunistas (UTC) y, en 1953, se convirtió en miembro del Partido Comunista Rumano (PCR), consolidando su posición en las estructuras de poder del régimen. Su ascenso político fue rápido. En 1956, a los 26 años, fue nombrado secretario del Comité Central del UTC, una posición que le ofreció una importante plataforma para ejercer su influencia sobre la juventud comunista de Rumania.

Después, fue incluido en el Comité Central del PCR, llegando al núcleo del proceso de toma de decisiones del partido. Sin duda, su formación política estuvo influenciada por la ideología comunista y sus experiencias en Rumania y la Unión Soviética. Durante sus primeros años, supo construir una reputación como líder comprometido y eficiente.

En las décadas de los sesenta y setenta, Ion Iliescu ocupó diversos cargos de liderazgo dentro del PCR y la administración estatal. Fue ministro para los asuntos sobre la juventud, dirigió el Consejo Nacional de Aguas y fue primer secretario del PCR en la provincia de Iasi, al noreste del país. Sin embargo, su carrera dentro del partido comunista tuvo altibajos.

En los ochenta, Iliescu entró en conflicto con Nicolae Ceausescu, criticando algunas de sus políticas y expresando su desacuerdo con el culto a la personalidad, que ejerció el Conducator. Esta actitud llevó a su marginalización temporal, siendo apartado de altos puestos y fue designado director de la Editorial Técnica. A pesar de estos obstáculos, la experiencia acumulada y su reputación como reformador moderado lo posicionaron como una figura importante durante el desmoronamiento del régimen comunista en diciembre de 1989.

En la noche del 22 de diciembre, tras la huida de Ceausescu por helicóptero de la sede del Gobierno —tres días después, concretamente en Nochebuena, un tribunal militar llevó a cabo un juicio sumario que duró pocos minutos y ordenó el fusilamiento del dictador—, Iliescu apareció en la Televisión Rumana anunciando la formación del Consejo del Frente de Salvación Nacional (CFSN). Este momento marcó su aparición como líder del nuevo orden político en Rumania.

Como presidente del CFSN y por tanto del país, Iliescu prometió instaurar la democracia, restablecer las libertades civiles y organizar elecciones libres. Su discurso estuvo en sintonía con el deseo de cambio de la población. Sin embargo, su papel fue analizado durante esos días. Según investigadores en el caso de la revolución, Iliescu, como jefe de Estado y de Gobierno, presidente del CFSN y del Consejo Militar Superior, fue acusado de inducir a la opinión pública al error. El documento sostiene que Iliescu buscó obtener legitimidad popular y consolidar el poder político mediante sus apariciones televisivas y la emisión de comunicados, asumiendo la operación de desinformación coordinada por los líderes militares.

El 6 de febrero de 1990, cuando el CFSN se convirtió en un partido, Iliescu fue reelegido como presidente del recién formado Consejo Provisional de Unión Nacional. Aunque fue apreciado por algunos por gestionar la transición, los críticos lo acusaron de mantener prácticas y estructuras de poder asociadas al régimen comunista. Su papel en la revolución sigue siendo un tema de debate en la actualidad. Incluso, hay una investigación penal en su contra abierta, pero distintas instancias han ido rebotando los expedientes.

Claroscuros

Iliescu fue presidente de Rumanía en tres mandatos, marcando el panorama político del país en el periodo poscomunista. Su primer mandato, entre 1990 y 1992, estuvo caracterizado por los desafíos de la transición del comunismo a la democracia y la economía de mercado. En el segundo, de 1992 a 1996, Iliescu se dedicó a integrar a Rumania en las estructuras euroatlánticas. En este periodo, Rumanía avanzó hacia la adhesión a la OTAN y la Unión Europea, aunque el progreso fue lento.

Tras una pausa de cuatro años, Iliescu regresó a la presidencia para un tercer mandato, entre 2000 y 2004. Bajo su liderazgo, Rumanía se convirtió en miembro de la OTAN en 2004 y avanzó en las negociaciones de adhesión a la UE. Sus detractores argumentan que la transición hacia la democracia y la economía de mercado fue lenta. Además, hubo acusaciones de corrupción y de mantener prácticas asociadas al régimen comunista.

La convocatoria de los mineros a Bucarest en junio de 1990, conocida como Mineriada para sofocar las protestas de estudiantes que generó cuatro muertos y más de 1.200 heridos, le ocasionó que la fiscalía lo acusara, pero el proceso llevó varios retrocesos, sin que pudiera llevarlo al banquillo. Los manifestantes reivindicaron una ruptura con el régimen comunista. En cuanto al caso sobre los acontecimientos en la Revolución, está siendo investigado por la fiscalía militar después de que la Alta Corte reabriera el expediente el pasado año.

Iliescu sigue siendo una figura polarizadora en la política rumana. Para sus partidarios, representa un líder que guio a Rumania durante el difícil periodo de transición poscomunista. Para los críticos, simboliza la continuidad con el régimen comunista y los obstáculos hacia una democratización completa de Rumanía.

“Su desaparición representa el fin de una etapa significativa de la historia reciente del país, marcada por la transición poscomunista y de la transformación esencial en la vida pública”, señaló el primer ministro rumano, el liberal Ilie Bolojan. El Ejecutivo anunció que el día de luto será el próximo jueves y que se organizará un funeral de Estado. “Tenéis el objetivo de preservar la democracia. Deseo que no os odiéis por vuestro voto”. Este fue su último mensaje a los rumanos antes de su muerte.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Raúl Sánchez Costa
Periodista en la Europa del Este desde 2004. Escribe en El PAÍS sobre Rumania y Moldavia desde 2008. Ha trabajado en Xinhua, EFE y Euronews y, en la actualidad, sigue colaborando con France Presse. Tiene un máster de Estudios Europeos por la Universidad de Iași (Rumania) y otro de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Complutense.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_