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Netanyahu celebra que Trump se una a la ofensiva sobre Irán: “Primero viene la fuerza, luego viene la paz”

Teherán asegura que Estados Unidos es ahora también su objetivo y lanza una oleada de misiles hacia Israel mientras las autoridades advierten a la población de que limiten sus actividades a lo esencial

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, durante una declaración tras el ataque de Estados Unidos. Foto: EFE
Luis de Vega

“Primero viene la fuerza, luego viene la paz”. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha resumido con esa frase los derroteros que ha tomado la guerra en Oriente Próximo poco después de que Estados Unidos haya bombardeado Irán. Esta es la crónica de un ataque anunciado. En Israel se daba por hecho que Washington se iba a unir a la ofensiva sobre Irán desatada el pasado 13 de junio. La incógnita que quedaba por despejar era solo el cuándo.

El régimen iraní, que ha lanzado varios misiles hacia territorio israelí a primera hora del domingo, causando, al menos, 27 heridos. Acusa, además, a EE UU de violar el derecho internacional, niega daños irreparables en el principal lugar atacado, Fordow (provincia de Qom), y señala entre sus objetivos, desde ahora, a ciudadanos e intereses estadounidenses.

El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, considera que “Estados Unidos, miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha cometido una grave violación de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación (TNP) al atacar las instalaciones nucleares pacíficas de Irán”. Araghchi promete, según ha publicado en redes sociales, “consecuencias duraderas”.

Washington afirma que ha causado serios daños al programa nuclear mientras el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de la ONU, no ha detectado aumento de la radiacciónn.

El ejército israelí ya ha pedido a la población, que vive desde hace diez días en estado de alerta y con el país a medio gas, que limite su actividad únicamente a las esenciales. Las autoridades mantienen cerrado el espacio aéreo. Dan a entender que la República Islámica puede intensificar el lanzamiento de proyectiles en las próximas horas. Las bombas estadounidenses han empezado a caer sobre territorio iraní 24 horas después de la última oleada de misiles del régimen sobre Israel.

Arranca el domingo en el Estado judío, primer día de la semana, con alarmas y una primera oleada de misiles desde Irán pasadas las 7,30 de la mañana. En Tel Aviv, el enviado especial de EL PAÍS ha escuchado varias grandes explosiones y las sirenas de vehículos de emergencias mientras medios locales informan de algunos impactos. Los servicios de emergencia han informado, hasta el momento, de 11 heridos.

El primer ministro Netanyahu ha comenzado un mensaje de vídeo grabado felicitando a su par, Donald Trump, por “su audaz decisión de atacar las instalaciones nucleares de Irán”. Es algo, añade el mandatario, que “cambiará la historia”. Manteniendo su retórica bélica asentada en que Irán es el enemigo número uno, ha agregado que “la historia registrará que el presidente Trump actuó para negar el régimen más peligroso del mundo, el arma más peligrosa del mundo”.

En una nueva señal que indica que todo lo que está –y estaba– ocurriendo en la presente escalada estaba siendo coordinado entre ambos socios, Netanyahu y Trump conversaron instantes antes de que EE UU lanzara sus ataques. “El presidente Trump y yo solemos decir: ‘la paz se logra con la fuerza’. Primero viene la fuerza, luego la paz. Y esta noche, el presidente Trump y Estados Unidos actuaron con mucha fuerza”, ha añadido el mandatario israelí al tiempo que da las gracias a Trump y felicita a Estados Unidos y su alianza con Israel. “Trump ha escrito su nombre con letras de oro en los libros de historia”, ha llegado a decir el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar.

El régimen iraní ya ha anunciado a través de sus medios oficiales que los ciudadanos estadounidenses y sus intereses en la región pasan desde ahora a ser también objetivo de la respuesta del régimen. Era algo que ya habían dado a entender en los últimos días en medio de la ambigüedad de las palabras del presidente Donald Trump sobre si su país atacaría o no. Queda por ver si Teherán pasa de las palabras a los hechos y con qué contundencia, pues no es lo mismo hacer frente únicamente a Israel que hacerlo también a la primera potencia mundial.

“Contrariamente a las afirmaciones del mentiroso presidente estadounidense, las instalaciones nucleares de Fordow no han sufrido daños graves y la mayor parte de lo dañado solo está a nivel de terreno, que puede repararse”, ha señalado un funcionario de Qom, donde se encuentra Fordow a la agencia Tasnim.

“No hay peligro para la población de Qom ni sus alrededores”, han advertido las autoridades de esta provincia donde se encuentra Fordow, uno de los tres objetivos del programa nuclear iraní golpeado por EE UU, según un comunicado de la agencia Irna recogido por Al Jazeera.

Los primeros aliados de Teherán en reaccionar al ataque han sido los hutíes desde Yemen y Hamás desde Gaza. Mientras, el ejército de Israel no descarta algún tipo de ataque por parte del partido-milicia chií Hezbolá desde Líbano en solidaridad con Teherán.

“Washington debe asumir las consecuencias”, señala en un comunicado la guerrilla yemení, informa la cadena catarí Al Jazeera. Los hutíes controlan parte importante del territorio yemení y que sistemáticamente amenaza, asalta y ataca barcos que cruzan el canal de Suez.

El Movimiento de Resistencia Islámico (como se conoce a Hamás), por su parte, califica en un comunicado el nuevo paso dado por Washington de “flagrante agresión estadounidense contra el territorio y la soberanía” iraní de la que también responsabilizan a Israel al tiempo que confían en la capacidad del régimen de los ayatolás para defenderse.

Aunque el orgullo israelí impedía reclamar públicamente ayuda a su principal aliado y el Estado judío había insistido en que se bastaba solo, era fruta madura que estaba a punto de caer, como así ha sido. Se cumplían 24 horas de la última oleada de misiles lanzados por el régimen de los ayatolás sobre diferentes regiones israelíes cuando los aviones estadounidenses han comenzado a dejar caer su armamento sobre instalaciones nucleares de la República Islámica. El Estado judío ha avisado de que se enfrentan a la campaña más compleja de sus historia, según ha reconocido este fin de semana el jefe de las Fuerzas Armadas, Eyal Zamir.

En todo caso, los analistas de la Prensa israelí dan por hecho que la incorporación de Washington a la ofensiva servirá para avanzar más rápido en el cumplimiento de los dos pilares fundamentales de la ofensiva, como ha recordado Netanyahu: acabar con el programa nuclear y con la fabricación de misiles que suponen una amenaza directa para Israel.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear en la sección de Madrid. Antes trabajó en el diario Abc, donde entre otras cosas fue corresponsal en el norte de África. En 2024 ganó el Premio Cirilo Rodríguez para corresponsales y enviados especiales.
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