Las elecciones locales de Inglaterra desafían al bipartidismo y dan alas al populista Farage
El Partido Conservador será el principal derrotado, según las encuestas


La primera cita con las urnas que tienen una parte de los ingleses este jueves, desde las elecciones generales de julio pasado que llevaron al poder al Partido Laborista, puede ser la mayor demostración hasta la fecha de que la situación política del Reino Unido sigue siendo muy inestable. Y de que solo la tradición mantiene en pie un bipartidismo que está realmente bastante debilitado. El primer ministro, el laborista Keir Starmer, con un índice de popularidad muy bajo, ve con temor cómo la derecha populista de Nigel Farage es hoy una amenaza más consistente que el propio Partido Conservador. Los tories, bajo el liderazgo de Kemi Badenoch, todavía deben decidir qué tipo de derecha aspiran a ser. Y los verdes, junto a los liberales-demócratas, confían en incrementar sus apoyo costa de una izquierda tibia y de unos conservadores que todavía no saben si arrojarse al extremo o perseverar en su liberalismo.
Esta vez solo vota una fracción de Inglaterra. Ni Gales, ni Escocia ni Irlanda del Norte celebran comicios. Están en juego más de 1.600 representantes locales, seis alcaldías y el escaño de diputado del condado de Runcorn & Helsby. De todas esas cifras, casi 1.000 corresponden al Partido Conservador. Los cargos actuales fueron elegidos en 2021, cuando los tories, bajo el liderazgo de Boris Johnson, disfrutaban de una ola de popularidad gracias a una campaña de vacunación exitosa contra el coronavirus. La izquierda laborista apenas tiene que defender la permanencia de 300 concejales.
Y, sin embargo, el primer ministro Starmer tiene mucho más que perder que la actual líder de la oposición, Kemi Badenoch. Las encuestas pronostican una debacle conservadora, con la pérdida de más de la mitad de los puestos, pero son pocos los que se sorprenden de esta casi segura derrota, porque los conservadores todavía están en un proceso de recomposición y en una larga travesía del desierto.
Downing Street quiere presentar el relato anticipado del resultado de estos comicios como la demostración de que los tories aún no han salido del hoyo ni aprendido las lecciones de su derrota del pasado julio. “La primera oportunidad que va a tener el país de expresar su veredicto sobre la líder de la oposición”, ha dicho Starmer.
Nervios en el Gobierno
El análisis general, sin embargo, es muy diferente. El Partido Laborista apenas lleva un año en el poder y el clima de decepción y falta de entusiasmo es evidente. Los sindicatos están en guerra con un Gobierno que ha recortado las ayudas para gas y electricidad a los jubilados y que ha recortado las ayudas sociales a discapacitados y personas con bajas indefinidas por enfermedad; los votantes laboristas que un día se dejaron seducir por el Brexit y por Johnson, con el discurso de antiinmigración en la cabeza, y que el año pasado votaron sin convicción por Starmer, miran hoy de reojo a Reform UK, el partido del populista Farage.
En la “encuesta de encuestas” que elabora a diario la web de información Politico la derecha de Farage ocupa la primera posición, con una intención de voto del 26%, seguida del Partido Laborista, con un 24%. Los conservadores tienen un apoyo del 21%. Los liberales-demócratas se sitúan en el 13%, y los verdes en el 10%.
Es muy posible que la euforia de Farage vuelva a desinflarse. Que saque buenos resultados, pero que no levante una ola que arrase con el orden establecido. Pero determinadas victorias, como la posibilidad de arrebatar a los laboristas el diputado en disputa en Runcorn, lograr varios centenares de concejales u obtener incluso alguna alcaldía, daría alas a un político con una extraordinaria capacidad de resucitar como el Ave Fénix.
Un resurgir de Reform UK empujaría todavía más a la derecha al Gobierno de Starmer en asuntos como la inmigración o su respuesta a cuestiones como el movimiento trans. Y abriría de nuevo el debate envenenado, en el seno del Partido Conservador, en torno a la idea de fusionarse con las fuerzas de Farage antes de ser fagocitados por ellas.
“El Reino Unido parece encaminarse hacia un sistema con cinco partidos políticos muy sólidos, y estas elecciones locales van a ser la prueba definitiva que nos ayude a comprobar si nos encaminamos a esa nueva realidad”, ha asegurado en la BBC John Curtice, unos de los sociólogos y analistas electorales británicos más prestigiosos. También él ve el principio de un cambio de era en la política del país, que hasta ahora se había resistido al aluvión multipartidista y populista experimentado en otros países de Europa.
El factor Trump
Frente a los intentos del propio Starmer, pero también de los conservadores, de mostrarse conciliador con el presidente estadounidense, Donald Trump, en busca de un trato diferenciado que no ha terminado de producirse, el liberal-demócrata Ed Davey ha tenido el discurso más severo contra el dirigente estadounidense. Y confía en sacar rédito de esa actitud en estos comicios locales. Por lo general, tanto su partido como los verdes son capaces de arañar muchos votos tanto a la izquierda como a la derecha en este tipo de elecciones, que los votantes utilizan en general para expresar su irritación y castigar a unos o a otros. Pero las encuestas señalan ahora que el respaldo a estas formaciones podría ser más sólido y permanente.
Los primeros resultados de los comicios se conocerán en la madrugada del viernes, pero no será hasta las primeras horas de la tarde cuando se pueda vislumbrar un resultado claro de este desafío electoral.
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