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Israel pone un puerto y un aeropuerto al servicio del plan de Trump de vaciar Gaza

El ministro de Defensa da cuenta de un “proceso acelerado” para crear “una administración de migración voluntaria”, con vistas a la puesta en práctica de la propuesta del presidente de EE UU, abrazada por Netanyahu

Guerra en Gaza
Antonio Pita

El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, es uno de los dirigentes del Likud —el partido del primer ministro Benjamín Netanyahu— que más entusiasmo ha mostrado por la propuesta de Donald Trump de vaciar Gaza de su población. Ya había anunciado la creación de “una administración de migración voluntaria”, el eufemismo acuñado por la ultraderecha para nombrar su sueño histórico de una limpieza étnica palestina, y este jueves ha desvelado un nuevo detalle. Se trata de poner el puerto de Ashdod y el aeropuerto de Ramon, ambos en territorio israelí, a disposición de los 2,3 millones de personas “que quieran abandonar voluntariamente” una franja de Gaza devastada por 16 meses de bombardeos. El plan, ha agregado, está en un “proceso acelerado”, pese a que las amenazas de Trump siguen aparentemente sin convencer a otros países, sobre todo Egipto y Jordania, de prestarse a absorber para siempre a los gazatíes.

“Hamás no conservará el control de Gaza, ni civil ni militar. No pasará porque no puede pasar [...]. Deseo y espero que las Fuerzas Armadas se decidan a que el programa de Trump se haga realidad”, ha señalado en un discurso ante representantes locales.

Katz ha subrayado, además, que Estados Unidos permitirá al ejército de Israel permanecer “indefinidamente” en los cinco altos estratégicos del sur de Líbano en los que mantiene tropas, en vulneración del acuerdo de alto el fuego que puso fin el pasado noviembre a la última guerra con Hezbolá, que establecía una retirada completa. Washington y París presiden, precisamente, un organismo encargado de velar por su cumplimiento. “En la zona de amortiguación de Líbano nos quedamos indefinidamente: depende de la situación, no del tiempo. Hemos recibido luz verde de Estados Unidos”, ha señalado.

Lo mismo sucede con Siria, otro país vecino que han ocupado las tropas en los últimos meses. El pasado diciembre, aprovechando la confusión por la ofensiva rebelde relámpago que derrocó al régimen de Bachar el Asad tras 13 años de guerra civil, Israel lanzó bombardeos masivos para debilitar enormemente las capacidades estratégicas del ejército e invadió parte de la denominada zona desmilitarizada, en suelo sirio. También en vulneración del armisticio que ambos países firmaron medio siglo antes, tras la guerra del Yom Kipur.

El domingo, Netanyahu anunció que se quedarán allí por tiempo indefinido e impedirán al ejército sirio desplegarse al sur de la capital, Damasco. Dos días más tarde, la aviación bombardeó la zona para dejar clara su intención de imponerlo. Katz ha añadido dos detalles en su discurso. Uno es que lanzaron los ataques porque, por primera vez, las tropas sirias intentaron desplegase en el sur de su territorio nacional. El otro es la confirmación de un plan hasta ahora solo filtrado a los medios locales: la intención de emplear drusos de Siria como jornaleros en los Altos del Golán, el territorio sirio que Israel ocupa desde la Guerra de los Seis Días de 1967, se anexionó en los años ochenta y en el que la población es una mezcla de drusos y colonos judíos.

“Tenemos una responsabilidad hacia nuestros amigos drusos en Siria”, ha dicho, en un guiño explícito en busca de una minoría aliada en la nueva Siria que acaba de celebrar su Conferencia de Diálogo Nacional, con la que marcar el camino hasta la redacción de una nueva Constitución. También ha dicho que Israel ayudará a los drusos de Siria a través de organizaciones “y por otras vías”, sin especificar.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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