Valérie Pécresse, la rival que más inquieta a Macron
La candidata de Los Republicanos sube en los sondeos tras su nominación. Ella se define como “dos tercios de Angela Merkel y un tercio de Margaret Thatcher”


Ni Marine Le Pen, la líder de la extrema derecha y candidata por tercera vez a la presidencia de Francia, ni su competidor, el polemista ultra Éric Zemmour. Para el actual presidente, Emmanuel Macron, el rival más temido en las elecciones de la primavera próxima es otro.
Se llama Valérie Pécresse, es una política experimentada que ha sido ministra varias veces y, dese hace seis años, preside la región de París, Île-de-France. Habla ruso y japonés. Como Macron, se formó en la Escuela Nacional de Administración (ENA), el vivero de los dirigentes franceses.
Desde que hace dos semanas los militantes de Los Republicanos (LR), el equivalente en Francia al PP español, la eligieron como candidata, Pécresse se ha afianzado en los sondeos como la única rival en condiciones de batir a Macron. Es la primera mujer de su familia política, la que se reclama del general De Gaulle, candidata y con opciones de victoria.
Pécresse (Neuilly-sur-Seine, 54 años) pertenece a la derecha moderada y social que se identifica con el presidente Jacques Chirac (1932-2019). Ella se define como “dos tercios de Angela Merkel y un tercio de Margaret Thatcher”: el pragmatismo y fiabilidad de la excanciller alemana combinado con unas gotas de la audacia reformista de la primera ministra británica que en los años ochenta impulsó la revolución liberalizadora junto al estadounidense Ronald Reagan.
“No se parece a Merkel, aunque evidentemente tiene en común con ella el hecho de ser mujer”, dice la periodista Marion Van Renterghem, autora de una biografía y un documental sobre Merkel, y de un libro de entrevistas con Pécresse publicado en 2019. “También tienen en común la calma y el espíritu de equipo. Y como Merkel, ha sabido batirse contra el machismo, y esto es algo que la ha endurecido”.
En el sistema electoral francés las elecciones se disputan en dos vueltas. En la primera, convocada esta vez para el 10 de abril, concurren todos los candidatos. Los dos con más votos se clasifican para la segunda, que será el 24 de abril. Varios sondeos indican que Pécresse superaría a Le Pen y a Zemmour en la primera vuelta. En la segunda, quedaría cerca de Macron o incluso lo derrotaría.
Un sondeo del instituto Elabe, a principios de diciembre, señalaba que Pécresse sacaría un 52% de votos y Macron un 48%. Frente a Le Pen o Zemmour, en cambio, Macron se impondría con comodidad.
“Para Valérie Pecresse es sencillo: lo más duro eran las elecciones en su partido”, dice en su despacho Alain Minc, prolífico ensayista, directivo empresarial y consejero de presidentes. Minc se refiere a las primarias de LR, que también se celebraron por dos vueltas. Pécresse se impuso en la segunda a Éric Ciotti, representante del ala del partido que flirtea sin complejos con la extrema derecha.
Minc sigue con su razonamiento: “Su segunda dificultad es la primera vuelta de las presidenciales”. Pese al debilitamiento de LR y pese las divisiones internas entre el ala moderada de Pécresse y la favorable a un acercamiento con la extrema derecha, tiene que congregar suficientes votos para quedar segunda (todos los sondeos indican que hoy Macron sería el más votado en la primera vuelta).
“En mi opinión, si [Pécresse] supera la primera vuelta, la segunda será una formalidad”, concluye Minc. “Estoy seguro de que, en este caso, saldrá elegida, porque se beneficiará del profundo sentimiento anti-Macron que hay en el país”.
El análisis de Minc es significativo por ser Minc quien es: alguien muy cercano a Macron desde hace años, pero que constata que, en contra de lo que parecía seguro hasta hace unas semanas, su reelección no será fácil.
Macron dispone de una base sólida, pero limitada: cerca de una cuarta parte de los votantes. En buena parte del país, como constata Minc, despierta antipatías y arrastra la imagen de arrogancia y elitismo.
Pécresse plantea otro problema al centrista Macron. Ideológicamente, son cercanos: algo más conservadora ella; más liberal él. Pécresse habría podido ser sin problemas ministra o primera ministra de Macron, como lo han sido otros exmiembros de LR.
“Pécresse es Macron: tiene la misma formación que Macron, el mismo tipo de inteligencia”, opina Minc.
Una segunda vuelta ante Pécresse desarticularía un argumento fundamental para Macron estos años: votar por él es la garantía de impedir que accedan al poder en Francia la extrema derecha y al populismo nacionalista. El argumento le sirvió para derrotar a Le Pen en 2017 con un 64% de votos y un amplio apoyo de la izquierda.
Pero si la rival de Macron no son Le Pen ni Zemmour sino una candidata moderada que no pone en peligro el sistema y que pertenece al mismo mundo de Macron, el argumento de yo o el caos se desmorona. Queda el mensaje ilusionante, pero tras cinco años en el poder es complicado.
“En una segunda campaña, ¿qué puede usted decir? Ya ha gobernado, ¿qué dice?”, se pregunta Minc. “Solo le queda una argumento. Consiste en decir: ‘Yo soy vuestra seguridad’. ‘Sabéis quién soy’. Es un argumento que, ante alguien como Pécresse, no servirá tanto. ¡Esta mujer preside la mayor región francesa desde hace seis años!”
Pero nada está ganado para Pécresse. Es posible que se beneficie en los sondeos del efecto de la novedad tras su nominación y que, cuando empiece la campaña, pierda fuerza. Y deberá hacer equilibrios para mantener la cohesión de su partido, donde el ala dura, tentada por Zemmour, la empuja a alejarse del centro.
La excesiva derechización de su partido fue precisamente el motivo que la presidenta de Île-de-France alegó para abandonarlo en 2019, aunque regresó hace unos meses para participar en las primarias. El partido, en realidad, no ha cambiado tanto.
Pécresse busca el punto medio. “No hay que permitir dejar el futuro de Francia en manos ni del inmovilismo ni del extremismo”, dijo en un discurso el pasado fin de semana. El inmovilismo, según ella, es el actual presidente; el extremismo, Le Pen y Zemmour. Y añadió: “Los franceses lo han entendido: será Macron o nosotros”.
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