El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos da positivo por coronavirus

El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Robert O’Brien, ha dado positivo por coronavirus, según ha confirmado este lunes la Casa Blanca. Se trata del más alto cargo de la Administración Trump del que se confirma públicamente un positivo, pero el Ejecutivo ha afirmado en un comunicado que no existe riesgo de que haya podido contagiar al presidente, Donald Trump, o al vicepresidente, Mike Pence.

“Tiene síntomas leves y ha estado aislándose y trabajando desde una localización segura en el exterior”, explica el comunicado. “No hay riesgo de exposición al presidente o al vicepresidente. El trabajo del Consejo de Seguridad Nacional continúa sin interrupción”.

La Casa Blanca no ha detallado cuál fue el último contacto con Trump de O’Brien, que trabaja normalmente en un despacho del ala Oeste muy próximo al Despacho Oval pero que, según fuentes citadas por Bloomberg, lleva fuera de la oficina desde finales de la semana pasada. El 10 de julio, el consejero de Seguridad Nacional acompañó al presidente a Florida. Días después viajó a París, donde se reunió con diversas autoridades europeas.

Robert O’Brien, de 54 años, se convirtió en el cuarto consejero de Seguridad Nacional de Trump en septiembre del año pasado, en sustitución de John Bolton, que dimitió por sus diferencias con el presidente. O’Brien, según han informado a los periodistas fuentes de la Casa Blanca, se contagió en el transcurso de unas breves vacaciones con la familia. Su hija, universitaria, fue la primera del grupo en enfermar.

El personal de la Casa Blanca se somete regularmente a pruebas de diagnóstico de la covid-19. Igual que el presidente, O’Brien y sus principales cargos en el Consejo de Seguridad Nacional, según la Administración, lo hacen de manera diaria. Pero el positivo de O’Brien, que ocupa uno de los cargos más cercanos al presidente, indica lo difícil que resulta aislar del peligro del coronavirus al centro mismo del Poder Ejecutivo de la primera potencia mundial.

En mayo, un militar que ejerce de auxiliar del presidente y la secretaria de prensa de Pence dieron positivo. La semana pasada, un empleado de una cafetería del recinto también dio positivo, igual que múltiples agentes del servicio secreto y trabajadores de la campaña presidencial del republicano, contagiados durante los preparativos del mitin de Trump en Tulsa (Oklahoma) en junio. Aun así, el presidente ha venido resistiéndose a usar mascarilla protectora, comportamiento que replican numerosos miembros de su equipo.

El positivo de O’Brien se produce cuando el coronavirus continúa propagándose sin mayores signos de remisión por la geografía de Estados Unidos. El país, foco mundial de la pandemia, confirmó el domingo 59.737 nuevos casos de covid-19, elevando el total a más de 4,2 millones. Al menos 143.000 personas han fallecido por la enfermedad provocada por el coronavirus. La gravedad de la situación, y los sondeos que reiteradamente muestran el rechazo de los estadounidenses a su gestión de la crisis, han llevado al presidente Trump, a poco más de tres meses de las elecciones, a corregir ostensiblemente un victorioso discurso de vuelta a la normalidad y un tanto negador de la evidencia. Ha reanudado las sesiones informativas regulares a la prensa sobre la pandemia, ha admitido que en muchas partes del país no podrán reabrir los colegios y hasta ha cancelado abruptamente actividades de la Convención Republicana en Jacksonville (Florida) por la grave situación de la pandemia en el Estado.