Mark Gatiss: “Los que dicen que ya no se puede bromear con nada no son gente muy divertida”
Comediante, actor, guionista, director, productor y novelista, su última aventura es ‘Bookish’,la historia de un exespía reconvertido en librero que se podrá ver en Filmin

Hay un hombre en Inglaterra que lo hace todo y atiende por Mark Gatiss (1966, Sedgefield, Durham). Comediante, actor, guionista, director, productor y novelista, Gatiss es el cocreador de Sherlock, la exitosa serie de la BBC (nueve premios Emmy y doce BAFTA la contemplan), protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, en la que él interpreta a Mycroft Holmes, el hermano mayor del detective. Además, ha sido guionista de varios episodios de Doctor Who, ha aparecido en Juego de Tronos (en el papel de Tycho Nestoris) y en pantalla grande le ha dado tanto al cine comercial palomitero (las dos últimas películas de la saga Misión: Imposible) como a cintas independientes de Yorgos Lanthimos (La favorita, 2018).
Su penúltimo proyecto es la serie Bookish, un drama policial ambientado en el Londres de 1946, producido, creado, escrito y protagonizado por él mismo (no lo dirige, de eso se encarga Carolina Giammetta). Aquí encarna a Gabriel Book, un exespía militar reconvertido en librero, que disfruta de su tiempo libre ayudando a la policía a resolver los casos de asesinato más complejos. Book es gay, pero vive feliz con su esposa, Trottie (a la que da vida Polly Walker). Amigos de la infancia, ambos comparten un profundo vínculo de amor y respeto en un matrimonio de conveniencia en una época en la que la homosexualidad era ilegal.
Nos encontramos en el edificio del National Liberal Club, club privado de Londres y el segundo más grande de la ciudad, construido en 1911 al lado de la estación de Embankment, a la orilla del Támesis. Aquí se graban algunas de las escenas de la primera temporada de Bookish (seis episodios que se podrán ver próximamente en Filmin). Gatiss acaba de salir del set y aún le queda toda una tarde de rodaje. No tendría sentido quitarse ahora el bisoñé pelirrojo con flequillo ladeado que caracteriza a su personaje. Tampoco el traje con chaleco y tirantes que luce en estas escenas.

“Esta es mi época favorita, el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial”, se arranca Gatiss. “Era un mundo muy interesante, pero también aterrador. He leído un montón de libros sobre esos años y existen muchas historias extrañísimas. Por ejemplo, en Londres hubo una especie de epidemia de asesinatos por arma de fuego, porque muchos soldados británicos volvieron a casa con las armas que habían saqueado a los militares alemanes muertos. Tan simple como eso. Nadie les controlaba. Era como: ‘¿Quieres ver mi Luger?’. Después de eso hubo una amnistía para terminar con el problema porque había demasiadas armas. De cualquier forma, el crimen se disparó después de la guerra, porque muchos combatientes volvían a casa y ya no tenían un lugar donde quedarse. Las mujeres habían empezado a liberarse y a escaparse del fregadero. Y aquellos antiguos matrimonios se habían roto”.
El actor, que se declara fan de las ficciones detectivescas, advierte que cada detective tiene sus especialidades. “Agatha Christie se inspiró claramente en Sherlock Holmes para crear a Hércules Poirot”, apunta. “La mejor de todas, la más inteligente, es Miss Marple. Es una idea brillante, porque ella tiene una visión microcósmica del universo. Para Miss Marple, su pueblo condensa el mundo entero: no hay nada nuevo bajo el sol. En el caso de Book, su librería es como su cabeza, como una computadora analógica. Es un sistema muy barroco, aunque es capaz encontrar todas las soluciones en sus libros”.
Y él, ¿cómo se lleva con la lectura? “Siempre he llevado un libro en el bolsillo”, asegura. “Solía leer constantemente. Ahora lo hago menos, ya sabes, la vida moderna. Pero estoy haciendo un esfuerzo para intentar dejar el scrolling y volver a la lectura. Lo más práctico para eso es un Kindle, aunque un libro físico es lo mejor. Con Kindle he terminado tres en las últimas dos semanas. Según acabas uno empiezas otro al instante. No es cosa de ser un ludita con la tecnología, es cuestión de accesibilidad”. Y revela que la novela que le cambió la vida cuando era un crío fue Grandes esperanzas, de Charles Dickens. “Fue un regalo de Navidad cuando era un niño. Hay un giro en la trama que me voló la cabeza. Y aún es una de mis obras favoritas. Aún recuerdo ese sentimiento, ese el poder de las historias”.

En la Inglaterra de los años cuarenta, época en la que está ambientada la serie, la vida de los homosexuales no era fácil. Gatiss, casado por lo civil desde 2008 con el intérprete Ian Hallard, lo sabe bien. Por eso comisarió y dirigió Queers (2017), un ciclo de ocho monólogos para la BBC que conmemoraban el 50 aniversario de la Ley de Delitos Sexuales de 1967, que supuso la despenalización parcial de la homosexualidad masculina. Pero, ¿eran tan comunes los matrimonios de conveniencia en aquellos días? “Soy homosexual y he leído bastante sobre esto”, explica. “Lo habitual eran los enlaces entre un gay y una lesbiana, porque vivir juntos les convenía a ambos. También había muchos gays que, digamos, se establecían con una mujer [heterosexual], aunque no tenían hijos y ambos se respetaban. Por ejemplo, el actor Charles Laughton y su esposa, Elsa Lanchester, tenían esta clase de relación”.

La adolescencia de Gatiss, durante los setenta y ochenta, tampoco andaba sobrada de referentes abiertamente homosexuales. “En realidad sí que existían esos referentes y eran muy obvios y todo el mundo sabía lo que pasaba”, recuerda. “Como el cómico Larry Grayson, al que encarné hace un par de años para otra serie de televisión. Aunque es cierto que muchos de ellos estaban como castrados, convertidos en un entretenimiento ligero y seguro. Pero, cuidado, porque nuestra situación sigue siendo frágil. Es como si estuviéramos viviendo el fin de la democracia: todos los derechos que hemos logrado y todas las causas por las que hemos luchado y que asumimos que hemos ganado se pueden borrar de un plumazo. Así, listo, eliminado. Y tendríamos que volver a empezar de nuevo”.
La producción británica (que ya tiene confirmada una segunda temporada) es uno de los múltiples ejemplos de su capacidad multitarea. “Es algo a lo que estoy bastante acostumbrado”, asume. “Lo importante para organizarme es el timing. Además, lo bueno es que durante el rodaje, si no me gusta alguna de mis frases, simplemente la quito. Si alguna de ellas me resulta demasiado complicada, digo: ‘Creo que vamos a pasar de esta”, bromea. No parece una mala táctica para alguien con una carrera con tantas derivaciones. “Por lo general, he sido bendecido con trabajos que, aunque no hubiera participado, me habría gustado verlos”, sostiene.
“Esta es una historia de crímenes, pero también es una serie divertida y algo melancólica, porque siempre me han gustado las cosas agridulces”, confiesa. “Yo solo espero que la gente la vea. Estamos en un entorno de distribución de contenidos totalmente diferente al que yo he vivido y con el que he crecido. Incluso si lo comparamos con épocas recientes. El otro día hablaba con Steven Moffat [el cocreador de Sherlock] y recordábamos una entrevista a cuenta de la última temporada de Sherlock. Nos preguntaron: ‘¿Cómo se sienten con la caída de la audiencia, que ha pasado del 10,8% al 9,7%?’. Hoy, con esos números, podrías literalmente retirarte. Ahora una cifra de audiencia fantástica puede ser un 1,2%”.
Una minucia para alguien como él, que formó parte de The League of Gentlemen, una especie de Monty Python cafres que triunfaron en la televisión pública británica entre 1999 y 2002. Hoy, más de dos décadas después, hay quien se lamenta de que ya no se puedan hacer bromas sobre nada. “En efecto, existe esa clase de gente. Pero no es gente muy divertida. ¿Quién les impide hacer esos chistes? ¿Quién? Nadie. No existe la policía de los chistes. Lo que hay son ciclos y cambios de guardia de diferentes generaciones de cómicos”.
Gatiss también ha hecho teatro, faltaría más, como en la adaptación de Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar, que se presentó en 2007 en el Old Vic londinense. En esa producción, aprobada por el director español, interpretaba a Agrado, una trabajadora sexual transgénero. “Fue increíble. Lo pasé realmente bien”, rememora. “Pedro vino tres veces a ver la obra. Tengo una foto fantástica con Cecilia Roth, Penélope Cruz y con él”. Pues ahora el realizador manchego ha empezado a hacer películas en inglés… “Ya, ¿y por qué no me llama?”.
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