El encanto y peligro de los chicos ‘raritos’, ‘pick me’ y ‘pagafantas’: “Cuando buscamos aprobación ajena hay un problema”
Son hombres que parecen sensibles, solitarios, atormentados o diferentes, pero esconden a un gran manipulador. Woody Allen los ha retratado muy bien en el cine y las redes sociales los ha multiplicado


“Yo reivindico ser una pick me", escribía Chenta Tsai, más conocido como Putochinomaricón, en sus redes sociales. A continuación explicaba, en inglés que “es revolucionario” y que Andy Warhol, Cindy Sherman, Bret Easton Ellis, Fran Lebowitz o Bret Easton Ellis o Jacques Tati lo eran. Con su (legítima) reivindicación de lo diferente, puso sobre la mesa un concepto que, desde hace unos años, es fuente de controversia en la ficción y también en las relaciones emocionales.
Fue Ellen Pompeo, protagonista de Anatomía de Grey, la que dio vida al universo pick me. Así se lo hizo saber a su compañera de reparto, Katherine Heigl, en uno de los encuentros llamados Actors on actors organizados por la revista Variety. En el quinto episodio de la segunda temporada de la serie, su personaje ruega al personaje de Derek Shepard, indeciso entre dos amores, que la elija. Aquella escena es considerada un clásico televisivo del siglo XXI, pero también ha sido analizada como propia de un personaje tóxico, victimista y egocentrico (ella) enfrentado a un hombre machista y manipulador (él).

Los pick me o elígeme pueden ser tanto hombres como mujeres. Unos y otros hacen de la frase “yo no soy como los demás” su estandarte. Pero hay diferencias entre el comportaiento de ambos. Las mujeres pick me, según Urban Dictionary, “no se ofenden por cosas abiertamente sexistas porque anhelan la atención y la validación masculina”. Los hombres pick me, según el mismo diccionario, se “autodesprecian de forma manipuladora para que una chica salga con él”. Como señala en un vídeo publicado en TikTok el creador de contenido @Igotstinkyfeet, un clásico de ese tipo de hombres es decir frases como “¿Te has dado cuenta de cómo he elogiado tu belleza interior y no tu trasero en esos jeans?” o “Soy demasiado feo para ti”. Son los que hacen de frases como “¡Es imposible que alguien como tú se fije en alguien como yo!” o “Los chicos buenos nunca nos llevamos a la chica” su emblema.
Alba Cardalda, autora de Cómo dejar de ser tu peor enemigo, (Vergara, 2024) comenta a ICON que este tipo de comentarios que pueden parecer tan humildes o halagadores esconden muchas veces una trampa psicológica. “Lo que buscan (y necesitan) es que la otra persona les responda con validación constante, asegurándoles las veces que hagan falta que son valiosos y dignos, como si tuvieran que convencerlos de que son merecedores de ese amor”, explica. “Esto alimenta una dinámica de relación vertical y tóxica, en la que ella es la que valida, la que otorga aprobación constantemente y procura su bienestar emocional, y él se posiciona en un lugar en el que siempre se siente insuficiente", asegura.

Los pick me son los chicos raritos que al final se llevan a la chica y que la ficción en tantas ocasiones ha retratado y glamourizado. Uno de los últimos ejemplos bien podría ser el personaje de la última temporada de The White Lotus, Albie, que rechaza los comentarios machistas que hace su musculoso hermano y que atrae la atención de las mujeres por su sensibilidad y, en Gossip Girl, el personaje que interpreta Penn Badgley. Cuidado, porque viene un spoiler (aunque la serie terminó en 2012, así que permítanoslo): tras pasar toda la serie lamentando ser un chico humilde que presume de emociones y cultura, resulta ser él quien se esconde tras la reina de los cotilleos. Es decir: el rarito de la trama es mucho más villano que el guaperas bocalicón que emplea los libros para calzar la mesa, aunque es el personaje al que da vida Badgley quien enamora al personaje de Blake Lively.
Su filosofía no es otra que la del softboy o chico suave que apela a las emociones para enamorar a su interés romántico. Curiosamente en la serie You, es también Badgley quien interpreta a otro buen ejemplo que incluso queda retratado por una de sus protagonistas en un capítulo. “Eres una especie de misógino softboy, ¿verdad? Un ser ávido de control que se esconde tras la sonrisa clásica de un buen tipo, el príncipe de la educación que se proyecta a sí mismo como un apoyo incondicional mientras se apropia del poder de su esposa”, le dice.

El protagonista de You es, para resumir, un psicópata que ama la lectura casi tanto como la sangre y precisamente la tiktoker @rachelinarealway cree que los hombres que fingen leer en público son unos pick me de manual. “Si está leyendo en una cafetería es un evidente pick me, pero si está leyendo en el metro, es un pick me de nivel superior”, asegura. “Otra versión avanzada es el que va de vacaciones y sube a su perfil de Instagram una foto del libro que está leyendo enfrente del océano. Si está en Francia o Italia, el libro será de arte clásico, mientras que si está en el sudeste asiático o Sudamérica, el libro será de existencialismo”, dice. Se hace aquí necesario aclarar que, sean manipuladores o no, a muchos hombres le gusta leer en el metro o en la playa.
Otro personaje de la cultura pop que bien ilustra el fenómeno es Jacob Black, de Crepúsculo, interpretado por Taylor Lautner, y hay muchos vídeos en TikTok de usuarias que señalan que se dieron cuenta de que habían madurado al descubrir que el bueno de Jacob era en realidad un manipulador y un pick me boy de manual. En las redes sociales hay ejemplos de chicos con ese tipo de belleza guapos-pero-feos (o sea, normativamente guapos) que, no se sabe muy bien si de modo consciente y casi paródico, adoptan actitudes pick me más que obvias. Por ejemplo, @ohmontaine: además de parecerse a Jeremy Allen White (algo que no hace daño a la hora de atraer el interés femenino), sube vídeos con discursos de los que muchos se jactan y que él mismo titula “Llamadme pick me”. “No me importaría que las mujeres tuvieran armas. Las tendrían sencillamente para protegerse a sí mismas”, dice.
@ohmontaine call me a pick me
♬ Love You So - The King Khan & BBQ Show
Una usuaria advierte al resto sobre él en un vídeo en el que analiza su comportamiento. “Este tipo demuestra que el término pick me va más allá del género. Todos sus vídeos van enfocados a las mujeres y les da consejos para sus citas. Pero lo que me llama la atención es que sus clips apelan a la mirada femenina y en todos aparece cortando comida en una tabla. ¿Puede alguna vez un hombre cocinar en TikTok sin hacer estos shows tan raros? Esta tabla de cortar es un elemento claro del comportamiento pick me, como si yo subiera un vídeo bebiendo una cerveza IPA diciendo que los hombres son menos dramáticos que las mujeres”.

La periodista Raquel Piñeiro asegura que el chico elígeme clásico es el primer Woody Allen: el de Sueños de un seductor (1972), El dormilón (1973) o Bananas (1971), ese que ha construido enteramente su carrera en base a la figura del perdedor que no gusta ni triunfa con las mujeres. “Pero ojo, eso enseguida se diluye porque conforme el propio Allen va adquiriendo más fama y éxito en la vida real, sus personajes no caen tanto en la autohumillación, sino que triunfan con las mujeres sin tener que usar ese tipo de estrategias. En Sueños de un seductor se ve muy claro”, asegura. “Creo que no suele encontrarse tanto en la ficción como la chica pick me, en parte porque, aunque ese tipo de conducta exista, el hombre que se humilla y se hace de menos o el falso aliado aparece más bien como parodia. Diría que su equivalente español sería el pagafantas, una figura que va de simpático y de amigo pero en realidad, culpa al objeto de sus desvelos si no se lía con él, como siempre. Pero en España es una figura paródica, se cuenta desde la comedia, el sainete, el pagafantas es objeto de mofa. Y no le suele salir bien el ir de apocado por la vida”, explica a ICON. Añade que este es en realidad un estereotipo muy longevo que ya estaba presente en películas como 500 días juntos (2009), que ha sido en ocasiones muy mal entendida por los que ven a su protagonista femenina como la villana que ve él cuando ella le deja.
Ya conocemos la historia: la del rarito y sensible que se esconde tras su larga cabellera para hacer ver a las mujeres que es diferente y se auto desprecia para hacer que su interlocutora se sienta culpable por no haber sabido valorar a alguien así mientras le alaba y valida. El tipo que se declara abiertamente feminista y critica la masculinidad toxica de quienes le rodean. La periodista Serena Smith acuñó en 2020 en Vice el término wokefishing, que alude a quienes fingen tener opiniones políticas progresistas para atrapar a posibles parejas, algo que Brit Dawson aseguró en Dazed&Confused era habitual entre los hombres que en las aplicaciones de citas aseguran ser feministas solo para ligar. En español se los ha llamado, más sencillamente, “falsos aliados” y, a menudo, se los representa paródicamente marchando en manifestaciones feministas o con las uñas pintadas (de nuevo, hay que aclarar que ambas cosas se pueden hacer sin responder necesariamente a este perfil).

Una mujer llamada Georgia explicaba a Refinery29 su relación con un chico pick me. “Él intentaba denigrarse, así que yo tenía que animarlo”, aseguraba antes de comentar que ese hombre la demonizaba y se hacía la víctima para hacerla sentir culpable. ¿El remedio? Ella tenía que resolver el problema diciéndole cuánto le gustaba. El final de la relación llegó cuando ella descubrió una cuenta privada de Facebook en la que él hacía chistes misóginos. Porque ser un pick me no es una personalidad, sino un disfraz.
Alba Cardalda explica que los chicos elígeme buscan la validación femenina mostrándose diferentes a los demás hombres, con una masculinidad más sensible, más comprensivos, más profundos… Advierte que aunque este tipo de conductas no son negativas per se cuando se hacen desde lo genuino y de una forma sana, el problema surge cuando surgen por una búsqueda de validación externa sentirnos valiosos. “Cuando necesitamos obtener la aprobación del otro para tener un concepto positivo de nosotros mismos, estamos ante la punta de un iceberg que alberga muchas inseguridades y problemas de autoestima. El chico rarito visto como ese chico sensible y complejo ha sido siempre idealizado en películas y novelas románticas como ese al que nadie comprende excepto la protagonista. Ella es la única capaz de entender y salvar a alguien herido". Señala, además, que el deseo de ser la única salvadora del hombre dañado conecta con el deseo de muchas mujeres porque encaja con el mito romántico del amor redentor proyecta una supuesta profundidad frente al cliché del hombre superficial o emocionalmente plano. “Sin embargo, ser diferente no siempre es sano. A veces, lo que hay detrás de esa imagen es una forma más sofisticada y sutil de egocentrismo o de manipulación emocional y se utiliza este rasgo peculiar como una excusa para la pasividad emocional, el victimismo o la falta de responsabilidad afectiva”, advierte. Tal vez sea una buena idea, para el curso que pronto comienza, intentar enamorarse de gente absolutamente aburrida y normal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
