Ir al contenido
_
_
_
_

Pocos muebles, una pérgola y muchas plantas: así es la casa construida sobre un tejado en un pueblo de Girona

En Sant Gregori, el estudio catalán Auquer Prats ha levantado una vivienda que es una remonta sobre la cubierta de un edificio ya existente. Por tres lados es un cubo blanco y por el otro, una oda a la vegetación

El proyecto da protagonismo al entorno y a prácticas sostenibles, como la horticultura.

Fundado en 1987 por dos primos, Lluís Auquer y Ferran Prats, el estudio de arquitectura Auquer Prats bebe de la tradición ancestral mediterránea y de los edificios vernaculares ampurdaneses. Está especialmente arraigado en la zona del Baix Ter. Desde allí, practican una mezcla que se mueve entre el pasado y la sostenibilidad, y que nunca pierde de vista las formas y vidas de hoy. Han sabido entender la sabiduría popular y ajustar sus soluciones arquitectónicas a las necesidades contemporáneas, haciendo uso de materiales naturales como el barro y la madera. Han estudiado la historia y el territorio en cada proyecto y esta aproximación intelectual y su obsesión por la investigación, la comprensión y la cultura total es su característica más importante, la que les lleva a enfocar cada casa de manera holística y orgánica, pero de verdad, no como meros adjetivos: el emplazamiento, el clima y el paisaje son por ejemplo elementos tan importantes como el programa o la distribución de la vivienda.

Un ejemplo de esta filosofía a la que han llamado bio-arquitectura es la casa de Ignasi y Susanna, un adosado en el pueblo gerundense de Sant Gregori que, según por dónde se mire, parece blanco impoluto o lleno de plantas. A lo largo de tres fachadas el edificio se muestra sólido y níveo, casi cerrado y tapiado, con ventanas muy pequeñas. En cambio, el lado orientado hacia el sur, de madera con ventanales, da a un parque y al río y está completamente abierto, con un patio interior, un jardín y una pérgola, listos para recibir la luz y segregar vegetación.

Vista de la fachada principal de la casa, que muestra la edificación original y la vivienda construida sobre su cubierta.
La fachada posterior está llena de vegetación.

“Lluís vio posible edificar encima de una construcción habitada perteneciente a la familia. Hubo que hacer un estudio geológico del terreno y de los cimientos de la casa, que tuvieron que reforzarse”, explican los dueños. “El arquitecto diseñó una vivienda de dos plantas con una excelente distribución según nuestras necesidades y creó espacios de bienestar, muy bonitos, muy estéticos, pero también muy funcionales. La gran sensibilidad de Lluís se expresa en el diseño de los espacios de dimensiones perfectas donde la presencia de la luz, la circulación del aire, los materiales naturales como la madera, la caña, la pintura a la cal o las baldosas artesanales, las estructuras arquitectónicas como las bóvedas y la vegetación que rodea la casa son un regalo en el que vivimos cada día. Es una maravilla, un oasis en medio del pueblo”, añaden.

El propio arquitecto explica así su proyecto. “Decidimos que por fuera sería como un cubo de Le Corbusier, con unas aberturas pequeñas para ventilar y punto, en un lenguaje expresamente contrario a lo que solemos trabajar. También decidimos dejar la cornisa de la casa, o sea, hay un grafismo y una intención de mostrar realmente que se trata de una remonta. La pérgola llena de vegetación la ideé para crear una burbuja para el verano, porque esto baja mucho la temperatura, pero la estructura en sí, metálica sobre la fachada de madera, ya es escultórica. Mi idea era que subieran las plantas y que fueran tapándola, y también tiestos con jazmines que dan olor, por ejemplo. Me gusta integrar en mi trabajo factores aparentemente externos como el olor o incluso el ruido del agua”, afirma.

Maria Auquer, su hija y también arquitecta, segunda generación al frente del despacho, añade: “El sistema de pergolado hace que, gracias al crecimiento de la vegetación, se produzca un microclima personal, para que temple la casa y le dé su propia temperatura. Intentamos que nuestras casas funcionen como un ente orgánico en sí mismo, que tengan su propia vida y sus propias estrategias pasivas de autorregularse y de integrarse con el entorno, ya sea en una zona urbana o en medio del bosque. Lo más importante en esta vivienda es que tiene la capacidad de generar su propio biotopo, su clima, su piel. Otro elemento recurrente en nuestros proyectos y que podemos ver aquí son las paredes de madera en el interior, en donde los tablones se colocan a diferentes niveles para que no quede una pared de madera anivelada ni al mismo plano, sino que vaya creando volúmenes y sombras. Este es un recurso que mi padre ha usado mucho para darles vida a los interiores y que no se necesite tanta decoración. Ignasi y Susanna por no tener, casi ni tienen lámparas, pero la casa ya luce por sí sola, con nuestros acabados y muebles de obra”.

En el muro de la escalera se puede apreciar uno de los rasgos más reconocibles del estudio: el empleo de tablones a distintos niveles, no igualados, para crear efectos de textura y sombra.
La cerámica artesanal y los tonos orgánicos dominan entre los acabados empleados.

La casa también refleja el trabajo con los materiales y las formas que caracteriza al estudio: cerámicas de artesanos en cocinas y baños, volta catalana en los dormitorios, paredes de cal, maderas naturales sin tratar, techos tradicionales de caña, una escalera con aires cubistas, curvas y bóvedas que suavizan los espacios, y también el diálogo y el aire (literal y metafórico) que se genera entre las diferentes estancias. El resultado es de una sencillez atemporal, serena, donde prima la armonía y el bienestar, y donde los escasos elementos de muebles y decoración (mesas, sillas, camas y poco más) se definen de forma natural a partir de la arquitectura: “El acabado interior surge de la lógica constructiva, sin añadidos innecesarios, potenciando la simplicidad, la funcionalidad y la relación con el exterior, a partir de una cuidadosa selección de materiales, texturas, colores y elementos que aportan carácter y personalidad al espacio”, dicen. Un interiorismo casi inexistente porque no se necesita.

El modo en que las distintas estancias dialogan entre sí es un sello de identidad del estudio Auquer Prats, responsable del proyecto.
Las maderas naturales dan calidez al espacio.

“La integración del hombre en el medio, y no al revés, es nuestra prioridad”, afirman desde el estudio. “Partimos siempre de lo que ya existe, como muros, caminos, senderos y tierra, y lo aprovechamos para crear lugares que favorecen la vida al aire libre y que difuminan los límites entre interior y exterior. También promovemos los espacios verdes productivos, fomentando la autosuficiencia y la biodiversidad con huertos, frutales y jardines autóctonos de bajo mantenimiento. Aplicamos estrategias de gestión sostenible del agua, con sistemas de recogida de aguas pluviales, estanques naturales y depuradoras biológicas, contribuyendo a una relación más equilibrada entre el ser humano, su vivienda y la naturaleza”, añaden. De igual modo, experimentan con materiales autóctonos de gran durabilidad como la caña, el barro (utilizado en el mundo ibérico y parte de la Edad Media), la piedra y las maderas locales (olivo, acacia, etc.), que duran mucho y envejecen de forma bella. También suelen colaborar con artesanos cercanos para preservar y revitalizar los oficios tradicionales y conseguir edificios únicos y arraigados en el territorio.

Desarrollar una arquitectura fusionada con el entorno y respetuosa con el medio ambiente es lo suyo, en definitiva, priorizando el equilibrio entre la casa y su paisaje pero sin olvidar las necesidades humanas de las personas que viven en ella, ni mucho menos descuidar la parte estética: sus diseños son funcionales y sencillamente bellos, fruto del estudio, la recuperación y la reinterpretación de sistemas constructivos tradicionales que aprovechan al máximo los recursos naturales. En el fondo, una forma sensata y reflexiva de practicar la arquitectura.

El aspecto exterior de la casa es un cubo blanco que recuerda a los formulados por Le Corbusier.
Vistas panorámicas desde una de las estancias de la vivienda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_