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DISEÑO GRÁFICO

El diseñador gráfico jubilado que rescata rótulos artesanos: “Ha desaparecido el 70% desde 2004”

‘Letras Recuperadas’, un proyecto impulsado por el valenciano Juan Nava, recupera rotulación en vías de extinción y pone en valor tipografías artesanales

Letras en una fachada, soporte cerámico o relieves, la idea es que el trabajo artesano no se pierda.
Nacho Sánchez

Una huevería de Madrid. La plaza de toros de Caravaca de la Cruz. Un restaurante en Sigüenza. Una fábrica de mosaicos hidráulicos de Burjassot o una corsetería de Alcoy. Todos estos lugares tienen algo en común: sus rótulos fueron hechos a mano. Unos dibujados en la fachada del propio lugar, otros en cerámica instalada con mimo en la pared y algunos elaborados a partir de relieves, pero todos son artesanales. “Y cuentan con mucha personalidad, con algo especial, que los hace más únicos todavía”, afirma con efusividad Juan Nava, de 72 años, diseñador gráfico asentado en Valencia que lleva más de dos décadas trabajando por dar valor a las tipografías que protagonizan los viejos letreros de su ciudad, pero también en otras muchas más. Letras Recuperadas es su proyecto, una web que nació en 2013, que se complementó en 2017 con un exitoso perfil de Instagram y que en 2020 se convirtió en un libro que va ya por su segunda edición.

Nava digitaliza las letras y las ubica en un entorno neutro para que la tipografía destaque y pueda analizarse mejor.

Nacido cerca de Barcelona pero criado en la capital valenciana, para entender el amor de Nava por las tipografías hay que remontarse a sus inicios en la profesión. Cuenta que la primera vez que ganó dinero fue dibujando la palabra “Rebajas” en la fachada de unos grandes almacenes locales. Le pagaron 2.000 pesetas, que luego complementó escribiendo el menú de un restaurante cercano sobre la pared. Curiosamente, son los dos únicos rótulos que ha realizado en su vida. “Pinté sin tener ni idea. Entonces éramos valientes y atrevidos”, recuerda quien a los 18 años empezó sus estudios de Dibujante Publicitario en la Escuela de Artes Oficios de Valencia, cuando el concepto diseñador gráfico ni existía. Pronto fue a hacer prácticas a una agencia de publicidad y entendió que ese empleo nada tenía que ver con lo que aprendía en clase, así que se pasó a Decoración (el término interiorismo llegó, también, después). “Al final la profesión me la enseñó el día a día”, subraya quien empezó trabajando con tipos móviles, logotipos dibujados a mano, complicaciones para medir el interlineado, una escasa variedad de tipografías. Luego llegó el Letraset, los catálogos de fotocomposición y finalmente, el ordenador: “Era un mundo nuevo en el que los de mi generación entramos a la fuerza, pero nos permitía ya tener el control absoluto de todo”, rememora.

El principal objetivo de 'Letras Recuperadas' es reivindicar el oficio de los rotulistas artesanales.

Su interés por las tipografías siempre estuvo ahí. Se había interesado por aquellos hombres –apenas había mujeres en el sector entonces– que se dedicaban a dibujar los rótulos de las tiendas de su barrio y otros puntos de Valencia. Él hacía fotografías y las guardaba, un archivo histórico con un valor del que aún no era consciente. En 2004, durante el primer Congreso de tipografía en España, celebrado precisamente en Valencia, le animaron a publicar un pequeño cuaderno con un itinerario tipográfico por la ciudad del Turia, con imágenes y un plano para conocer sus ubicaciones. La iniciativa gustó y, ya con medios propios, dos años más tarde en el segundo congreso decidió publicar un alfabeto formado por letras que había encontrado en distintos carteles. Ahí empezó a dibujar las letras, que era lo que realmente le interesaba. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que acumulaba gigas y gigas de material fotográfico. “¿Qué sentido tiene que guarde esto yo aquí y solo lo vea yo? Me pregunté entonces”, relata. Probó a hacer una web y gustó.

En Valencia aún quedan algunos soportes publicitarios de Philips en cerámica, como este.

Aquella página se llamó Letras Recuperadas y se basaba en pasar a limpio los rótulos y carteles que le llaman la atención. Básicamente las calca, con herramientas digitales –él sigue utilizando un programa que ya casi nadie del sector usa, Freehand– y luego las deja en tono neutro. Una escala de grises que evita la distracción del contexto y se centra en el trabajo realizado letra a letra. “Mi trabajo es simplemente pasarlas a limpio. Así se les da vida otra vez y, sobre todo, se pueden analizar mejor”, cuenta quien siempre acompaña su trabajo con la foto original para que no se pierda referencia, origen ni localización. “Mi proyecto se aprovecha de otros profesionales, de los rotulistas de la época. Sirve para reivindicar el trabajo que hacía gente anónima, profesionales fantásticos que hoy están olvidados de un oficio que está prácticamente desaparecido”, insiste quien ya está jubilado y se dedica en cuerpo y alma a esta iniciativa, interconectada con otras que se impulsan en la Valencia como TiposQueImportan o proyectos como Sevillatipo en la capital de Andalucía y Compostela Etnográfica en Santiago. Y, más allá, la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico.

'Letras Recuperadas' se convirtió en libro en 2020 gracias al impulso de Gràffica.

De “Muebles Sedaví” a “Patatas Martínez”

“Pañerías Modernas Manuel Pérez”, “Vaquería La Tierruca”, “Muebles Sedaví”, “Jabones La Gloria” o “Patatas Martínez”. Un vistazo por la página permite descubrir la amplia diversidad de artesanías tipográficas: del portal del Colegio Oficial del Farmacéuticos de Granada a la perfumería P. Barber de Alicante, una Sedería en El Cabanyal, un negocio de reposición y reparación de parabrisas de Zamora, una farmacia en Cuenca, el matadero Betanzos de A coruña o una correduría de seguros en Ámsterdam. A la web, donde Nava publica una nueva tipografía cada semana o quincena, le sumó en 2017 un perfil de Instagram que dio validez universal a su idea. Hoy recibe prácticamente a diario una fotografía de algún lugar con un rótulo en vías de extinción y acumula más de 17.000 seguidores.

Su archivo está repleto de imágenes de Valencia y su entorno, porque es donde ha trabajado y donde vive, pero también está compuesto por archivos –realizados por él o enviados por seguidores y amigos– de numerosas ciudades de España y medio planeta. “Es muy interesante ver las diferencias que hay entre países, por ejemplo”, señala quien en 2020 publicó en un libro con 216 rótulos gracias al apoyo de Víctor Palau y Ana Gea, impulsores de Gràffica. La preventa –200 ejemplares– funcionó y la primera edición –con 500 en total– se acabó. Ya va por la segunda, aún disponible.

Uno de los rótulos recuperados, en este caso en la ciudad de Lugo, en el proyecto de Juan Nava.

Cuenta Nava que no tendría tiempo suficiente para dibujar todas las fotografías que acumula y las que le siguen llegando. Entonces, ¿cuáles son los criterios para seleccionar una u otra? El límite, dice, está en que hayan sido realizados a mano. Le da igual el material o incluso la época, lo importante en que sean artesanales. A partir de ahí trabaja sobre aquellos que utilizan letras con más personalidad, fantasía o cuenten con alguna singularidad. Es una labor casi arqueológica que sirve para recuperar algo que quizá, de otra manera, quedaría en el olvido. Él asegura que nunca prestó demasiada atención a esa labor que realiza, casi sin saberlo, de protección del patrimonio. “Yo me interesaba por las letras, pero con el tiempo empecé a tener contacto con otros aficionados y profesionales a todo esto y fui tomando conciencia de que la mayoría de rótulos estaban desapareciendo”, explica. De hecho, hace dos años comprobó uno a uno los carteles que aparecen en el cuaderno que publicó en 2004. “Alrededor del 70% ya no estaban”, señala.

Hoy es autor de un dosier entregado –sin demasiada respuesta– al Ayuntamiento de Valencia para la protección de carteles y rótulos y es un apasionado de su protección allá donde va. Lo ha conseguido, por ejemplo, con un precioso anuncio de Philips hecho en cerámica que hay en la carretera nacional de Benissa –que limpió junto a varios amigos y colaboradores– o con uno de Almacenes Merí en el barrio valenciano de Velluters, en un edificio que ahora alberga apartamentos turísticos. En muchos de estos casos colabora con profesionales como Nico Barrios, rotulista tradicional afincado en Almàssera, municipio donde ha impulsado estos días el encuentro Letterheads per l’Horta, que reunirá del 1 al 4 de mayo a rotulistas tradicionales, calígrafos, tipógrafos y diseñadores de España y otros países, además de proponer actividades y talleres abiertos. Participarán especialistas como Laura Meseguer, Juanjo López o el propio Juan Nava, que contará detalles de Letras Recuperadas, que hoy mantiene con vida con la misma ilusión que al inicio. “Mientras el sistema operativo del ordenador y pueda seguir utilizando Freehand, ahí seguiré”, concluye ilusionado de que algún día su libro cuente con un segundo tomo. “Ojalá, material hay de sobra”, avisa.

Recopilación de rótulos recuperados por el diseñador gráfico Juan Nava.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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