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Anthony Hopkins celebra 50 años de sobriedad: “La vida es mucho mejor”

El actor, que cumplirá 88 años el 31 de diciembre, ha compartido otro aniversario que le hace especial ilusión: el de su medio siglo sin beber alcohol, después de vivir una mala experiencia por un apagón etílico. “Pude morir o matar a alguien”, reconoce

El actor británico Anthony Hopkins cumple 88 años este miércoles 31 de diciembre, cuando medio mundo se prepara para dar la bienvenida al nuevo año. Sin embargo, la celebración que le ha hecho especial ilusión ha sido dos días antes, este lunes, cuando ha compartido con sus 6,3 millones de seguidores de Instagram sus 50 años de sobriedad. “Aquí estamos, otro feliz Año Nuevo a la vuelta de la esquina. Mucha alegría, mucha diversión y todo eso”, empezó a contar en un vídeo en el que habla directamente a cámara. “Así que, de verdad, pasadlo muy bien. Felicidades por llegar a otro año más, a todos vosotros. Mi único problema es que yo me lo pasé demasiado bien, porque hoy hace 50 años estuve a punto de morir al conducir mi coche en un apagón etílico [una pérdida de memoria temporal causada por el consumo excesivo de alcohol]. Así fue. Pero en ese momento me di cuenta de que me estaba divirtiendo demasiado. Se llamaba alcoholismo”, continúa su discurso.

“Así que, cualquiera que esté ahí fuera y tenga un pequeño problema con pasarse de la raya, que lo revise, porque la vida es mucho mejor”, advierte el actor de El silencio de los corderos. “Yo lo dejé. Sin presumir, pedí ayuda y hoy hace 50 años todo se terminó”, celebra. “Elegid la vida en lugar de lo contrario. Vida, vida, vida y más vida. Además, dentro de dos días voy a cumplir 88 años. Así que quizá hice algo bien, no lo sé”, concluye riendo: “¡Feliz Año Nuevo y feliz vida!”

Fue un 29 de diciembre de 1975, a las 11 de la mañana, en Beverly Hills, cuando el intérprete británico, dos veces ganador del Oscar, dejó de beber. Lo cuenta en sus memorias tituladas Lo hicimos bien, chico, publicadas el pasado 4 de noviembre. Según explica en uno de los pasajes, Hopkins no recordaba dónde había dejado el coche ni como había llegado a su casa, debido a una laguna mental que le produjo el alcohol. Ese episodio le despertó el miedo a morir o, peor aún, a matar a alguien por conducir ebrio y, entonces, decidió que ese sería el último día que abusaría de la bebida.

“Cuando recuperé la sobriedad, levanté la vista hacia los eucaliptos y di gracias a Dios de que nadie hubiera muerto aquella noche. Imaginé a mis padres, en Gales, enterándose de que había matado a alguien o de que me había matado a mí mismo. Vi cómo se hacían añicos sus esperanzas”, detalla en el libro. “Oí una voz que me preguntó: ‘¿Quieres vivir o quieres morir?’. ‘Quiero vivir’, respondió una voz desde algún lugar muy profundo dentro de mí. Entonces oí que la voz decía: ‘Todo ha terminado ya. Puedes empezar a vivir’. Se me quitaron las ganas de beber, o mejor dicho, se fueron. Ahora no tengo ninguna teoría, salvo la divinidad o ese poder que todos poseemos en nuestro interior y que nos crea desde el nacimiento la fuerza vital. Eso es todo lo que sé”.

Según relata, llegados a ese punto sus relaciones personales ya estaban deterioradas como consecuencia de su enfermedad. Dos años después del incidente, se puso en contacto con su primera esposa, la actriz Petronella Barker, y su hija Abigail, para pedir perdón. “[Abigail] nunca ha parecido capaz de perdonarme por haber abandonado a la familia cuando ella era un bebé. Tenía sus razones. No puedo culparla por ello”, revela en su libro. Una situación que “sigue siendo una tremenda fuente de dolor” para el actor.

Celebrar un año más de sobriedad ya es una tradición anual para Hopkins. Y, según dice, el intérprete sigue viviendo bajo la misma filosofía que lo ayudó hace 50 años: “Día a día”. Además, continúa asistiendo a sus reuniones de apoyo de 12 pasos de alcohólicos anónimos. Ahora reconoce que ha vivido “los años más divertidos” gracias a que pidió ayuda, y lo comparte en sus redes sociales con todos sus seguidores, donde se le puede ver en vídeos bailando, riendo y disfrutando la vida.

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