El ‘caso Biondo’ y esa “mano que permanece desconocida”
Santina D’Alessandro y Giuseppe Biondo son una madre y un padre que no descansarán tras haber sobrevivido a su hijo. Qué vamos a esperar de ellos, sino abatimiento, furia, la desesperanza, la tristeza


Santina D’Alessandro y Giuseppe Biondo llegaron a la rueda de prensa acompañados de dos mujeres que trabajan en el bufete de abogados que lleva su caso. Posaron ante las cámaras con una mirada y un rostro que transmitían cansancio. Son una madre y un padre que han sobrevivido a un hijo, qué vamos a esperar de ellos sino abatimiento y el resto. La furia, la desesperanza, la tristeza. La resignación a ratos, el subidón de ánimo un día como hoy, después de que la familia de Mario Biondo, cámara de profesión y marido de la presentadora Raquel Sánchez-Silva, haya solicitado al Tribunal Constitucional la reapertura del caso sobre su fallecimiento en Madrid en mayo de 2013, archivado como suicidio.
Habló Santina y arrancó diciendo que está emocionada, que le costará hablar en español, pero que lo hará. Habla de lucha, de súplica, de que está dispuesta a todo para conocer la verdad. “No nos vamos a rendir con medias verdades”, dijo casi para rematar su intervención. Ha estado a punto de romperse una vez, quizá dos, pero acabó en alto.
Y siguió hablando después, con el turno de preguntas, cuando le preguntaron si comparte la idea de que en todo esto hay “una mano negra”, que en italiano suena mucho más correcto porque se dice “mano oculta” y así no herimos sensibilidades. No pronunciará palabra, pero hablará con los ojos y hasta con la montura de las gafas. “Pues claro, hijo mío, si es lo que llevo yo diciendo todo este tiempo”, parece querer decir, aunque no dice. “Hoy también en España se habla de homicidio”, dirá después, tras mirar a los ojos a su abogada pidiendo permiso y tras quedarse muchas cosas dentro por prudencia y para no entorpecer el trabajo hecho hasta ahora.
Su marido, Giuseppe, intervendrá en su lengua materna. Recordará que ha sido su mujer la portavoz de la familia durante estos 12 años, que él no está acostumbrado, pero que tiene sentimientos encontrados, que está claro que ha habido negligencia en este caso y que agradece el apoyo recibido durante todo este tiempo, y recuerda, como hizo antes su mujer, que no descansará. Que no habrá paz hasta que no se sepa qué pasó con Mario, ese al que mes y medio después de su muerte alguien le borró los archivos de sus dispositivos móviles, ese cuyo caso se concibió como una “investigación sucinta”, otra vez, en mes y medio.
Antes de esa madre y de ese padre habló Leire López, directora jurídica de Vosseler Abogados. Criticó a la prensa rosa y argumentó que todo esto tenía que haberse debatido solo en ámbitos jurídicos porque la ilusión es muy importante en la vida. Explicó los pasos dados durante todo este tiempo en España y en Italia, habló del documental de Netflix sobre el caso, “parcial” y para el que siente que la familia de Mario fue engañada. Dejó claro que la investigación no inculpa a nadie. Y, sin querer, la abogada lo resumió todo (o casi) en un término que a los que no estudiamos Derecho sonó a poesía, cuando se refirió a Mario Biondo como ese hombre “asesinado por mano que permanece desconocida”. Mientras, Santina y Giuseppe miraban sus papeles y a la abrumadora presencia de periodistas en Barcelona. Una madre y un padre que no van a descansar, dicen, hasta que esa mano desconocida deje de serlo.
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