Isabel II será homenajeada en el centenario de su nacimiento con un monumento diseñado por Norman Foster

El 8 de septiembre se cumplirán tres años del fallecimiento de la reina Isabel II. Un tiempo en el que la familia real británica ha vivido significativos cambios, polémicas familiares —sobre todo las protagonizadas por el príncipe Enrique de Inglaterra— y los sendos diagnósticos de cáncer al rey Carlos III y la princesa Kate, que han obligado a hacer cambios en la agenda real. Pese a todo, la figura de la longeva monarca sigue presente en la institución. Coincidiendo con el que habría sido el 100 cumpleaños de Isabel II —el próximo 21 de abril de 2026—, el gobierno británico ha puesto en marcha una nueva propuesta con la que rendirán homenaje a la reina que más años ocupó el trono británico.

Después de un proceso de votación, el arquitecto británico Norman Foster ha sido el elegido para construir un monumento nacional en pleno corazón de la ciudad londinense. La propuesta del estudio de arquitectura será multifacético y ocupará un lugar privilegiado en el parque de St. James’s, próximo al palacio de Buckingham. La iniciativa cuenta con un presupuesto estimado entre 23 y 46 millones de libras esterlinas (entre 26,9 y 53,8 millones de euros al cambio actual), pero no tiene una fecha fijada para su finalización. Además, desde el comité conmemorativo afirman que el concepto de diseño está “sujeto a cambios” a medida que este se perfeccione.

Este homenaje contará con propuestas diferentes ubicadas en puntos separados del parque. Junto a The Mall —la avenida ceremonial que une Trafalgar Square y el palacio de Buckingham— se situará la estatua principal de la reina Isabel II, en la que aparecerá montada a caballo, una de sus grandes pasiones y a la que estuvo muy unida hasta su muerte. Esta escultura pasará a ser un punto de referencia destacado tanto para el turista como para las futuras celebraciones reales que suelen tener lugar en este enclave. Además, también se diseñará otra estatua adicional que se ubicará en la recién bautizada puerta del príncipe Felipe, en la que aparecerá junto a su marido, Felipe de Edimburgo. En el boceto inicial, se puede ver a la reina y al duque juntos y agarrados del brazo.

Otro de los puntos claves será un puente cuyo diseño estará inspirado en la forma de la tiara nupcial que lució en 1947. Para el día de su boda escogió la tiara de diamantes The Queen Mary Diamond Fringe, que con los años se ha convertido en símbolo generacional para los Windsor y que tenía un gran valor sentimental para Isabel II. El arquitecto encargado del proyecto ha afirmado que es “un honor recibir el proyecto” y que pretende que este puente simbolice a la reina como una “fuerza unificadora”. Además, ha especificado que buscará capturar las cualidades formales e informales de la difunta monarca con un “toque muy ligero”. En este histórico proyecto, la reina Isabel II estará “siempre presente” gracias a las instalaciones de audio localizadas en puntos estratégicos y que utilizarán su voz para hacer una experiencia inmersiva.

Además, también habrá una gran escultura de viento dorada, diseñada por el artista Yinka Shonibare, que estará adornada con símbolos representativos de sus 70 años de reinado y se ubicará en un espacio destinado a la reflexión y a la experiencia compartida. Será a finales de año cuando se escoja al escultor encargado de la creación de todos estos proyectos y se espera que sea a finales de abril del próximo año, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, cuando se conozcan los diseños definitivos.

El vínculo de Foster con palacio

El arquitecto británico es el responsable de otras edificaciones de Londres como el edificio Gherkin y el puente del Milenio. Su vínculo siempre fue muy estrecho con la reina Isabel II: en 1990 le hizo Sir al nombrarle caballero de la Orden del Imperio Británico; en 1999, le otorgó el título de barón Foster de Thames Bank. “Conocí a una mujer cuyo liderazgo, lealtad y humildad real fueron impecables durante toda su vida y su reinado, y perduraron hasta el final”, afirmó en un homenaje tras el fallecimiento de la monarca en septiembre de 2022.

Sin embargo, esta afinidad con la monarca no ha sido igual con el rey Carlos III. En 2009, ambos protagonizaron una polémica cuando Foster cargó en público contra el entonces príncipe de Gales después de que trascendiera que había usado su “posición privilegiada” para influir en la decisión de un proyecto arquitectónico en Chelsea. En una carta pública en la que participaron otros arquitectos, estos afirmaron que la presión política entre bastidores no debía utilizarse para distorsionar “el curso de un proceso de planificación abierto y democrático”.

16 años después de aquel desencuentro, parece que las posturas de ambos están en un punto de cordialidad profesional. “Cualquier pequeña diferencia en el pasado sobre debates o lo que sea, es el pasado. En el panorama actual, es absolutamente insignificante”, ha explicado el arquitecto de 90 años tras conocerse su elección, tal y como recoge The Times. Además, ha asegurado que están “totalmente alineados” en la preocupación por el medio ambiente.