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Dos bodas de millonarios tan opulentas como opuestas: de Soros y Abedin a Bezos y Sanchez

Las élites de las que forman parte el heredero de George Soros y el fundador de Amazon son muy distintas. El primero, progresista, es rico de cuna, mientras que el segundo es relativamente nuevo en el selecto grupo de los muy adinerados y cada vez se acerca más a Trump

Laura Sánchez y Jeff Bezos (izquierda) y Alex Soros y Huma Abedin (derecha).
María Porcel

Quien califique las bodas como algo superficial o nimio está necesitado de un buen rapapolvo antropológico. Como toda celebración, como una unión de diversos grupos de personas de variadas procedencias y generaciones, un enlace es siempre un acontecimiento digno de observar. De ahí que el ser humano, de naturaleza curioso, se pare a cotillear toda boda, ya sea a las puertas de un pequeño Ayuntamiento o en las páginas de una revista. Y cuando los matrimonios se convierten en ventanas a las vidas de los ricos y poderosos, esas con las que los ciudadanos de a pie difícilmente pueden compararse, la fascinación es aún mayor. De ahí que resulte interesante que vivamos estos días en todo un sándwich de celebraciones: la semana pasada, la boda del inversor Alex Soros con la estratega política, íntima de los Clinton, Huma Abedin; la próxima, la del dueño de Amazon y uno de los hombres más ricos del mundo, Jeff Bezos, con la presentadora y piloto Lauren Sanchez.

Hay similitudes. Para empezar, millones, muchos millones. Los Soros, partiendo de George, el patriarca, de 94 años, han sido dueños de una fortuna de 25.000 millones de dólares, pero en 2017 transfirieron buena parte (unos 18.000) a Open Society, su organización benéfica y vehículo de sus inversiones, y hoy cuentan con apenas 7.000 millones. Más aún tiene Bezos: unos 230.000 millones. De ahí que ninguna de las bodas sea pequeña o discreta. La de los Soros ha durado un par de días y ha quedado retratada en Vogue —para ello su gran jefa, Anna Wintour, es amiga de la novia, “mamá subrogada”, la llama—. La de los Bezos tendrá lugar durante tres o cuatro jornadas, con más de 250 invitados repartidos en cinco lujosos hoteles de Venecia y entre las protestas de un grupo de vecinos que se niegan a que su ciudad sea usada como un plató por millonarios estadounidenses que pueden disponer de ella a su gusto. En cambio, nadie ha abierto la boca para protestar por la de los Soros. Para eso la han hecho en los Hamptons, patio de recreo y playa favorita de la flor y nata de la costa Este. Y esa es parte clave en las diferencias.

Las élites de las que forman parte Soros y Bezos (al final, son ellos los que tienen los millones y los apellidos) son muy distintas. Los descendientes del magnate son eso, segunda generación, lo que se viene a llamar old money, dinero viejo. Ellos ya no hacen dinero: lo invierten. A través de Open Society donarán esa fortuna a causas progresistas. Más aún con la llegada de Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca, han dicho. En cambio, el fundador de Amazon es un relativamente recién llegado a las élites, dinero nuevo, y sobre todo tras su primer divorcio se ha convertido en carne de la prensa amarilla, en un hombre nuevo con una pareja nueva, que presume de fiestas, yates y amigos famosos en redes sociales. Y parece que últimamente uno de ellos es precisamente Trump, a cuya toma de posesión acudió con su prometida. Dos mundos de millonarios cercanos, pero muy distintos.

Sus formas de ver sus vidas y sus bodas, son, por tanto, muy distintas. El de Bezos y Sanchez será un enlace a todo trapo tras un largo compromiso de algo más de dos años, que ha dejado paso a despedidas de soltero -él en Madrid; ella en París, acompañada de las Kardashian, Eva Longoria y Katy Perry-. El de Soros-Abedin, un noviazgo corto pero muy dirigido -se movían hace años en el mismo círculo de poder y riqueza, con los Clinton como padrinos y los Rothschild-Hilton como celestinos-, y discreto, con escasas apariciones públicas en eventos de alto nivel, cumbres, conferencias y cenas en la Casa Blanca.

Mark Zuckerberg, Lauren Sanchez y Jeff Bezos

Los novios son muy distintos entre ellos, precisamente por ese carácter emprendedor de Jeff, que ha ganado una fortuna estratosférica gracias a la creación y gestión de Amazon, frente al más pasivo de Alex, uno de los cinco hijos de Soros y, según sus círculos, el que parecía menos probable para gestionar el destino de la fortuna familiar. “Todos los que conocen a la familia saben que Alex era exactamente la persona equivocada para dirigir la fundación”, afirmaban fuentes cercanas en un artículo en New York Magazine. Entre las casi 100 fotos publicadas por Vogue de su boda, no se ve al patriarca Soros, solo a su actual esposa y madrastra de Alex, Tamiko Bolton.

En cambio, las novias, pese a ser muy diferentes también, tienen ciertas semejanzas. Ambas son hijas de familias migrantes, pero una generación ya estadounidense. Abedin nació en Michigan, de padre indio (ya fallecido) y madre pakistaní. Sanchez, de origen latino, que se considera “tercera generación” y escribe su apellido ya sin tilde, nació en Albuquerque, Nuevo México. Las dos tienen hijos (Bezos también, cuatro, ya universitarios, con Mackenzie Tuttle; Soros, sempiterno soltero, no) y han estado casadas. Sanchez tuvo al mayor de una relación con la exestrella de la liga de fútbol americano (NFL) Tony González, y otros dos de su matrimonio con el representante de famosos Patrick Whitesell, con quien estuvo 13 años casada. Por su parte, Abedin tuvo a Jordan, de 13 años, con el excongresista demócrata Anthony Weiner, del que se separó tras un escándalo por enviar material pornográfico a menores que le costó el cargo y casi dos años de cárcel, y también el divorcio.

Anthony Weiner y Huma Abedin

Ninguna de ellas es millonaria, ni de familias que lo fueran, sino que son mujeres hechas a sí mismas, poderosas en sus círculos, que se han labrado carreras al margen de las relaciones que las colocan hoy en el centro de la conversación. Sanchez fue presentadora de televisión y, como apasionada de los helicópteros y piloto ella misma, hace una década creó una empresa especializada en grabaciones aéreas, Black Ops Aviation, que rueda series y películas. La trayectoria de Abedin tampoco es despreciable: mientras estudiaba en la prestigiosa Universidad George Washington, con apenas 19 años logró una beca para la Casa Blanca y acabó convertida en mano derecha de Hillary Clinton. “Tengo solo una hija; si tuviera otra, sería Huma”, ha llegado a decir de ella la ex secretaria de Estado de EE UU, que fue quien insistió a Abedin para que celebrara una gran segunda boda.

La llegada a las altas esferas de ambas ocurrió mucho antes de conocer a sus parejas, aunque ahora y por matrimonio queden bendecidas por una inmensa lluvia de millones. Aunque los apellidos que manden sean los de ellos, inevitablemente, dado su potencial empresarial y económico, es innegable que ellas despiertan curiosidad por sus trayectorias personales y profesionales y su ascenso a las alturas. Pero también, que para eso son ricos, todos lo hacen por sus excentricidades. En su boda Abedin llevó hasta cuatro vestidos diferentes de grandes diseñadores: dos para el primer día, en la ceremonia y en la cena; dos para el siguiente, en la celebración y la fiesta. El último lo creó sobre su propio cuerpo su amiga la diseñadora Georgina Chapman, exmujer de Harvey Weinstein y actual pareja del oscarizado actor Adrien Brody.

Los novios Soros pidieron, en vez de regalos, donaciones a una fundación para ayudar a escolarizar a niñas; los brindis los dieron Anna Wintour (ayudada por el presentador Jimmy Fallon) y el primer ministro de Albania, entre otros; y el regalo de Huma a Alex fue un set de papelería y tarjetones con el nombre de ambos.

Quedan por ver las locuras que, desde el 26 hasta el 28 de junio, hagan Bezos y Sanchez en Venecia. Se habla de invitados como Oprah Winfrey, Leonardo DiCaprio o el consabido clan Kardashian. Acudirá solo, sin Katy Perry, Orlando Bloom; más allá de los rumores de divorcio, porque ella está de gira en Australia. De los Trump se espera a su hija Ivanka. Todos ellos pasearán por el Lido, por San Giorgio Maggiore y por la Scuola Grande di Santa Maria della Misericordia, así como por el nuevo yate Koru del empresario, de 127 metros de largo. Y para los que pensaban que cuatro vestidos eran muchos, la prensa estadounidense ya habla de que Sanchez llevará nada menos que 27. Sin duda, da para un estudio antropológico.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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