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Carne
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Albóndigas de Ikea: ¿delicia barata o catástrofe gastronómica?

Las ‘köttbullar’ de la tienda sueca de muebles cumplen 40 años, y solo en 2024 se consumieron casi 13 millones en sus restaurantes en España. ¿Están realmente buenas?

Albóndigas de Ikea

Dicen que los platos típicos son los que definen las culturas, y si por algún motivo no identificas la gastronomía sueca, Ikea lleva 40 años llevándola por bandera. Literalmente. ¿Quién no ha ido a comprar muebles al gigante sueco y ha acabado en su restaurante degustando esas adorables albóndigas? Con su palito con la enseña sueca, su salsa, su puré de patatas. Icónicas. Este plato llamado köttbullar es la receta estrella del país nórdico, y si tenemos en cuenta las 12.757.731 albóndigas que se consumieron en 2024 en España, igual pronto también son estrella aquí, si es que no lo son ya.

Desde que el chef sueco Severin Sjöstedt diera con la receta en 1985, tras 10 meses de pruebas, su catálogo de albóndigas no ha hecho más que crecer. A las clásicas de carne se le han sumado las de pollo, las de pescado, las de vegetales y las de proteína vegetal. Estas últimas saben exactamente iguales a las de carne, pero con solo un 4% de su huella climática. Como están de aniversario, a estas cinco variedades se le suma el faláfel, que sinceramente no sé cómo no se les había ocurrido antes, ya que este alimento se suele servir con forma esférica. Esta variedad es algo que la española Karela Callado, residente en Suecia, agradece a la cadena; ya que da oportunidad a más gente de poder comer en Ikea. Puntualiza, eso sí, que “hay algunas tiendas en las que no las hacen”.

Son unas albóndigas, en esencia, sencillas de hacer. Mitad ternera, mitad cerdo. Con huevo, pan, leche; vamos, unas albóndigas normales. Pero como casi siempre, el secreto está en su salsa. Se llama gräddsås y se parece sospechosamente a una bechamel pero más ligerita. También se acompaña con puré de patatas —que en sueco tiene el perfecto nombre de potatismos, mermelada de arándano rojo o lyngonsås, y aunque la receta original incluya una ensalada de pepino, en Ikea las sirven con guisantes hervidos. Vamos, que no es un plato de estrella Michelín, pero algo tienen que enamoran a todo el que las prueba.

Son muchas las teorías sobre estas albóndigas, desde la conspiranoia de que se hacen con la carne de los clientes que se pierden en los pasillos de las tiendas, hasta que se hacen con carne de caballo. Esto último es mentira, menos cuando no lo fue: en 2013 se retiraron temporalmente en España tras encontrarse en un lote en República Checa restos de carne de caballo. El departamento ibérico de Ikea señaló que se trataba de un lote muy concreto, y tras adoptar ciertas medidas cautelares, el escándalo no tuvo mucho más recorrido para los suecos. No hace falta aclarar que el consumo de estas albóndigas es seguro; no estaría el que escribe estas palabras completamente obsesionado con ellas si no fuera así.

Vídeo: Mikel López Iturriaga | UNTO

No me avergüenza decir que yo visito el Ikea en su mayoría de ocasiones para ir a comer albóndigas. Hay que romper ese estigma: para mí, Ikea es un restaurante totalmente válido. Sea el Ikea de Goya, el de Vallecas o el de Alcorcón. Incluso el de Kungens Kurva en Estocolmo. Que sepáis que no estoy solo en esto: hay más gente de lo que parece que también va a Ikea a comer. Si estas líneas te resultan extrañas es porque no te has atrevido a soñar. Ve al IKEA a comer. Ve. Luego revisita este artículo, y verás que tu mundo será otro.

Como gran seguidor de la cultura sueca y recurrente turista al país, diría que las albóndigas están al nivel de ABBA o incluso Eurovisión para ellos. Son una institución, son su orgullo y su razón de ser. Vamos a comprobar si piensan que el gigante sueco de muebles y decoración ha hecho un buen trabajo replicando la receta, o no.

@helioroque_

ig helioroque_ // es que es el mejor sitio del mundo #sweden #ikea #sverige #stockholm #svt

♬ original sound - Helio Roque

Fredrik Paul, residente de Estocolmo, sostiene que las albóndigas del Ikea “están bien” pero que echa en falta la ensalada de pepino y una versión más fiel de la mermelada de bayas. Si bien opina que la receta tradicional está mejor que las que ofrecen en este restaurante, les da “un sólido siete” y recuerda cuando trabajaba cerca de un Ikea y le venía genial un almuerzo barato y quizá regresar a la oficina con “una toalla, 50 velas y servilletas”. Lo cierto es que no sólo hay peligro de volver con útiles del hogar de esta visita, sino que también venden albóndigas para llevar (y demás platos). ¿Qué restaurante te ofrece su propia comida para que te la lleves y la hagas tú? Precioso gesto.

En cambio, para Isa Svemark, de Malmö —la ciudad de Ibrahimovič; para compensar referencias—, estas albóndigas son su némesis. Lamenta no poder comerlas porque es celiaca y ninguna de las albóndigas está libre de gluten, por lo que considera que es “una lata” y “una pena” no poder recibir la experiencia Ikea al completo por esto. Sostiene que “le parece extremadamente raro que una empresa como esta no tenga en cuenta a los celiacos, ya que es una afección bastante común en Suecia,” y que “la mayoría de albóndigas en otras tiendas no llevan pan, ya que no hay una necesidad imperiosa de incluirlo en la receta”.

Las puntúa con un uno. He de decir que aquí hay patinazo importante de Ikea. No puede ser que las personas con intolerancia al gluten se queden sin este trocito de cielo, y como bien dice Isa, es bastante inusual que un referente en inclusión y modernidad como es Ikea no haya tenido este detalle.

Para terminar, hay un pequeño giro de guion: Victoria Gembe, alemana residente en Suecia desde hace años, carga enérgicamente contra las albóndigas de Ikea. Opina que “no se parecen ni por asomo a las originales”, que “elegiría siempre las caseras” y que no las come nunca. Por supuesto nunca ha ido al Ikea sólo para comer, ya que “comprar muebles es su principal motivación para ir”. Lógica alemana irrefutable, es así. Finaliza dándoles un sorprendente cinco después de este vapuleo, y diciendo que “prefiere los perritos calientes”. Personalmente estoy muy en contra de esta opinión: las albóndigas caseras y las del Ikea no son las mismas, como es evidente, pero cada una te da lo suyo. Y además, Victoria no es sueca. Diremos que esta opinión no es vinculante. Heja Sverige (Viva Suecia).

Una de cal, otra de arena y otra de hormigón armado. Democracia lo llaman. Yo sólo tengo una petición para Ikea, y coincide con la de Fredrik. Debéis cambiar la guarnición de guisantes por el pepino. ES la receta original y ES la que debe ser. Además que los pepinos están muy por encima en el ranking de verduras que los guisantes. Los guisantes son aburridos, planos y sin personalidad. En cambio el pepino es lo más. Y viene en la receta original. ¡Cámbienlo!

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