Un libro analiza las 150 hierbas que han dado lugar a los mejores cócteles de la historia
El ensayo ‘Botánica para cócteles. Las plantas que han dado origen a las mejores bebidas del mundo’ muestra el lado más científico y curioso del mundo de la coctelería

“Toda gran bebida empieza con una planta”, escribe la autora Amy Stewart en su libro Botánica para cócteles. Las plantas que han dado origen a las mejores bebidas del mundo (Salamandra). “Me gustaría que todo aquel que camine por un jardín botánico o suba a una montaña vea no sólo hierbas, sino el verdadero elixir de la vida —el aqua vitae— que nos regala el mundo de las plantas".
Botánica para cócteles nació por un encuentro inesperado en una convención de autores de libros de jardinería en Portland, Oregón. “Yo estaba en el vestíbulo del hotel con un experto en agaves y cactus. Le acababan de regalar una botella de Aviation, una ginebra local excelente, y no sabía qué hacer con ella ya que no tenía mucho interés por ese tipo de alcoholes”, escribe la autora. “Entonces le propuse que probara un cóctel que a buen seguro acabaría enamorándole”.
Dicho cóctel, el Gin-Tonic Mamani —un gin-tonic elaborado con jalapeños y tomates, cilantro fresco y pepino que rinde homenaje a Manuel Inca Mamani, “el hombre que lo perdió todo para llevar la quinina al resto del mundo”— no solo cambió la opinión del experto en relación con el mundo de las ginebras, sino que fue el aliciente para escribir este ensayo.

“Con este libro, espero ofrecer una perspectiva alcohólica de las plantas y además aportar un poco de historia, un poco de horticultura e incluso algún consejo agrícola para aquellos que queráis cultivarlas”. Así es, la autora comienza con aquellas plantas que, tras un proceso de fermentación natural, se transforman en alcohol como la uva o la manzana, la cebada o el arroz; continúa con las que necesitan ayuda de una levadura para su transformación y el proceso de destilación; y termina con aquella parte del jardín que cumple su papel de éxito al final del proceso: en un vaso de cóctel a punto de ser disfrutado, tales como la menta, el limón o ciertos chiles.
En el siglo XVII, el científico británico Robert Boyle, uno de los fundadores de la química moderna, publicó Obras Filosóficas, un tratado de física, química, medicina e historia natural. Esta obra resultó ser la fuente de inspiración para trazar las directrices de Botánica para cócteles: “Boyle comprendía perfectamente la conexión entre alcohol y botánica, que a mí también me fascina [...] Parece ser que alrededor del mundo no queda árbol o arbusto o delicada flor silvestre que no haya sido recolectado, destilado y embotellado”.
La mirada y la aportación científica de Amy Stewart descubre al lector una infinidad de curiosidades y leyendas relacionadas no solo con las platas sino con los cócteles que nos pueden ofrecer en cualquier coctelería del mundo. Por ejemplo, podemos leer los secretos del Daiquiri cuando dice que “aunque el ron es una bebida de las Américas, su historia está inextricablemente ligada a la de la Armada británica, hasta el punto que, de la larga relación de la marina con su espirituoso favorito, salieron un número sorprendente de recetas, coloquialismo y algunos inventos tecnológicos”; o analiza con detalle la importancia de la patata y su papel a lo largo de la historia para aliviar la hambruna, pero también para “acabar con la sequía de los bebedores”; o descubre al lector que “varios amaros italianos se elaboran con alcachofas y cardos [...]. Las alcachofas también tienden una trampa a las papilas gustativas: inhiben de forma temporal su capacidad de percibir los sabores dulces. Lo siguiente que llega al paladar (un sobro de agua, un trocito de comida) tiene un sabor inusualmente dulce cuando esos receptores empiezan a funcionar de nuevo en la lengua”, y así, 150 plantas con una larga e interesante historia que contar y con la sugerencia de un buen cóctel que beber.
Es un libro maravilloso para estudiosos de la botánica, para profesionales que gustan de meterse en el laboratorio e indagar sobre los ingredientes que dan forma a los licores más usuales; o, simplemente, para personas inquietas por la gastronomía que desean narrar una buena historia. “Siempre me ha parecido que la horticultura es un tema maravillosamente embriagador. Espero que a ti también te lo parezca. Salud”, concluye la autora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.