El fenómeno de Jordi Roca: el pastelero del millón de seguidores en Instagram (incluida la reina Letizia)
Copropietario de El Celler de Can Roca triunfa en las redes sociales con sus recetas y vídeos de cocina. No le importaría llevar este contenido a un programa de televisión


Es una estrella mundial de la repostería y ahora brilla en el firmamento de las redes sociales: en Instagram cuenta con más de un millón de seguidores. Los vídeos de Jordi Roca (Girona, 47 años), desenfadados y con altas dosis de humor, se han convertido en todo un fenómeno en la citada plataforma digital. Lo compagina con su trabajo al frente de la cocina dulce de El Celler de Can Roca y del resto de locales que comparte con sus hermanos, Joan y Josep Roca, en su ciudad natal. “Empecé hace años, siempre he tenido un perfil muy personal, en el sentido de que soy yo quien llevo mi Instagram. Me gusta compartir mis cosas con humor. Las recetas eran las que servíamos en El Celler, es decir, complejas de reproducir en casa. Mi intención no era que los seguidores replicaran los platos, sino más bien compartir el porqué esa idea se convertía en un postre”, reconoce a EL PAÍS.
El número de seguidores se disparó cuando reaccionó a los comentarios que le dejaba la gente: “Me pedían que hiciera recetas que se pudieran reproducir en casa”. Así fue cómo nació una serie que llamó Cosas de Casa. Y de la que incluso es admiradora la reina Letizia. “Coincidimos en un acto de la Fundación Microfinanzas BBVA, de la que es patrona la Reina y de cuyo banco mis hermanos y yo somos embajadores. En un momento dado me confesó que me seguía en Instagram y que le gustaba Cosas de Casa, algo que me llenó de orgullo y honda satisfacción”, confiesa Roca, que en 2014 fue elegido mejor pastelero del mundo, según la lista de The World’s Fifty Best Restaurants.
Cree que sus simpatizantes valoran “el hecho de descubrir que la cocina y cocinar pueden llegar a ser algo divertido, pero también que alguien, a quien quizá conozcan por otros medios, como por ser el responsable del dulce de un restaurante con tanto reconocimiento, en realidad sea como soy yo, un personajillo así de peculiar”. Sabe que es una manera informal y directa de conectar con gente que no necesariamente va a ser cliente de alguno de los restaurantes que los hermanos Roca tienen abiertos en Girona — cuentan con el restaurante Normal, el bar de vinos y casa de comidas Vii, la heladería Rocambolesc, el hotel con chocolatería y bombonería Casa Cacao, La Bikineria, Esperit Roca, Mas Marroch y Fontané—. “La mayoría de clientes de El Celler confiesan que me siguen, pero también hay muchos que no nos han visitado y a los que no les interesa la restauración. Todos, desde niños a mayores, me dicen que disfrutan de mis vídeos y me piden que no deje de hacerlos”, relata Roca, que durante años ha padecido disfonía espasmódica, enfermedad que le hizo perder la voz, y de la que se ha ido recuperando. Esta dolencia, aunque él mismo ha reconocido momentos de bajón, no le ha impedido seguir adelante con su trabajo y con su actividad pública. Para ello siempre tiene cerca un “caramelito y agua”, comentaba recientemente en una conferencia sobre el cacao, que ofreció en la sede de la Fundación Microfinanzas BBVA.
A los contratiempos les hace frente con humor. “Es fundamental para mí, es una muleta que me ayuda a caminar. Es importante aprender a tomar distancia y ver las cosas con las gafas del humor, aunque también tenemos que permitirnos estar tristes, pero es maravilloso cuando uno ríe después de llorar y acaba llorando de risa, y ya no sabe qué fue primero, si el huevo o la gallina”, asegura.
Sobre lo que opinan sus hermanos, afirma que están encantados. “Ven que me lo paso bien, aunque a veces mi hermano menos joven [se refiere a Joan, de 61 años] se tapa la cara de vergüenza ajena, mientras el mediano [Josep, de 59 años] se descojona”. Se refiere a la escena en la que apareció vestido con una minifalda escocesa, durante una comida celebrada el otoño pasado en El Celler de Can Roca para conmemorar el bicentenario de The Macallan y los 12 años de relación de la familia Roca con la citada destilería, donde el pasado otoño abrieron el restaurante TimeSpirit.
Joan Roca está orgulloso del trabajo de su hermano: “Estamos impresionados por su talento comunicativo. Sabíamos de su sentido del humor y de su capacidad creativa, pero esa naturalidad y autenticidad con la que se expresa nos tiene a todos sorprendidos. Es muy inspirador, es una estrella”. Destaca además que “ha creado una marca propia muy potente, y está generando una dinámica muy positiva en nuestro universo, generando sinergias muy bonitas entre nuestras marcas”.
Por su parte, Josep Roca, afirma que en la familia viven “su perfil de influyente con curiosidad juvenil, felicidad contemplativa y fascinación jubilosa”. Y añade que “es muy bonito ver el magnetismo que genera en las redes, ya que conecta entre los mayores, con todos los niños que protegemos en nuestro interior lleno de prejuicios”. Porque si algo simboliza, añade el mediano de los hermanos, son las cosas bellas de la vida: “Especialista de un oficio bello, con un sentido del humor resplandeciente y un factor diferencial de genialidad amorosa. Encandila, improvisa y comparte desde la sencillez y la naturalidad. Cada exposición en redes responde al instinto, a la sensibilidad y al profundo y verdadero amor a los demás”.
Tras los halagos fraternales, Jordi Roca matiza que no se considera influyente, “ya me gustaría, es un oficio que respeto muchísimo y no pretendo ofender a nadie”. Reconoce que hace este tipo de vídeos “porque disfruto haciéndolos y la gente que los ve también”. Solo tiene un objetivo: “aportar alegría, belleza, cosas bonitas y buenas al mundo que ya hay demasiados haciendo lo contrario”. Puntualiza que no lo hace por generar ingresos económicos, aunque en una ocasión una productora le propuso llevar sus contenidos a un formato televisivo. “Se quedó en una propuesta informal, ya que en ese momento yo tampoco me veía en un programa, pero ahora, no sé, quizás...”, añade. También se le han acercado varias marcas, y con alguna ha colaborado, “aunque para mí la premisa es hacer algo bonito, con sentido, que me guste hacerlo, lo disfrute y lo más importante, que pueda dormir tranquilo”.
Y se queda con una vivencia: la de una niña, de sexto curso de Primaria, que entró en la tienda de Casa Cacao “a dejar una carta muy bonita y salió corriendo”. Cuando la recibió la compartió en su red social. La pequeña, que especificaba que era gironina como él, le decía que era un ejemplo para las niñas y los niños, le agradecía que refrescara los veranos con recetas de helados y los inviernos con una taza de chocolate caliente, a la vez que le comunicaba lo emocionante que sería conocerle.
Tras leer la nota, contactó con ella y la invitó a conocer la Masía, el centro de ¡+D, de donde parten todos los proyectos e iniciativas de los Roca. “Es la anécdota más bonita que he vivido”.
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