‘Software’ por suscripción, un nuevo modelo más ágil y barato
Las compañías buscan sistemas digitales ‘as a service’ para contar con los programas más modernos con mayor rapidez y menor coste


Cada vez más empresas están adoptando modelos tecnológicos basados en servicios, con el llamado software as a service (SaaS, por sus siglas en inglés) como una de las principales apuestas. Se trata de un cambio impulsado por la transición en los últimos años hacia la computación en la nube, y también por un mercado más competitivo en el que el software como servicio ha pasado de ser una opción innovadora a convertirse en una decisión estratégica para muchas compañías.
“El salto al modelo SaaS representa una de las fases más avanzadas en la evolución de la infraestructura tecnológica en la nube”, explica Carlos Garriga Gamarra, chief information officer de IE University. “No sé si llamarlo la penúltima fase porque esto sigue evolucionando muy rápido, pero claramente ya estamos en un punto de madurez importante”, añade. El viaje empezó hace ya casi dos décadas, con lo que, en el argot tecnológico, se conoce como lift and shift: dejar atrás los servidores físicos y trasladar las cargas de trabajo a la nube.
“En 2011, IE fue el primer cliente del sector educativo en España en firmar con Amazon Web Services”, recuerda Garriga. “Ni siquiera tenían oficina en el país. Tuvieron que venir desde Londres para cerrar el acuerdo”. Lo que atrajo a las empresas en ese entonces, explica, fue la posibilidad de dejar de invertir en grandes infraestructuras —los llamados costes de capital (CAPEX)— y empezar a pagar solo por lo que usaban —gastos operativos (OPEX)—.
Pero hoy el foco ha cambiado, y el impulso ya no está solo en alquilar espacio en la nube, sino en que todo el software que sustenta a la empresa —desde el correo hasta el CRM (software de Gestión de las Relaciones con los Clientes) o el ERP (software de Planificación de Recursos Empresariales)— se entregue como un servicio, sin instalaciones ni mantenimiento. “Las organizaciones tienden a simplificar la operación de sus infraestructuras y arquitecturas IT. Necesitan que sean más rápidas, más eficientes, más elásticas y escalables”, explica Ignacio Charfolé, experto en arquitectura de sistemas y Big Data en la Escuela de Organización Industrial (EOI). “Y, todo ello, simplificando los recursos humanos necesarios para hacer toda la gestión de administración, explotación, ingeniería y monitorización. Las soluciones SaaS son una estupenda herramienta para lograr dichos objetivos”, señala Charfolé.
Los modelos as a service —incluyendo el IaaS (Infrastructure as a Service) y el PaaS (Platform as a Service)— han ganado terreno gracias a su enfoque pragmático. Pero también porque la transformación digital ha dejado de ser competencia exclusiva del departamento de IT, y porque las empresas necesitan ajustar sus costes tecnológicos a los vaivenes del mercado. “Durante la pandemia, la industria del automóvil en Brasil tuvo que detener temporalmente su producción, pero su infraestructura tecnológica tradicional seguía generando costes. Con la nube, eso se puede escalar o reducir según el uso real”, explica Pietro Delai, director de Investigación para Infraestructura Global en la consultora de tecnología IDC.
Todo esto hace que la transición sea ya imparable. Según el Índice de Interconexión Global (GXI) 2024, de Equinix, se prevé que para 2026 el 80% de las nuevas inversiones de empresas en infraestructura digital se realicen mediante modelos de suscripción. “Es arriesgado hacer previsiones sobre cuántas empresas y procesos migrarán a infraestructuras as a service, pero no cabe duda de que serán muchísimas”, apunta Esteve Almirall, profesor de Operaciones, Innovación y Data Science de Esade. Y añade: “La presión competitiva ha sido y será el principal factor que determine la velocidad de adopción. Un aspecto importante va a ser la transición de arquitecturas basadas en microservicios hacia arquitecturas basadas en agentes. Estas últimas, en la mayoría de los casos, no pueden gestionarse on-premise, lo que convierte al modelo as a service en una necesidad más que en una elección”, puntualiza.
Inversión flexible y predecible
El modelo as a service ofrece ventajas significativas tanto en el plano financiero como tecnológico, indica Almirall. En lugar de realizar grandes inversiones iniciales en infraestructura (CAPEX), las empresas adoptan un gasto operativo (OPEX) más flexible y predecible, eliminando además los costes de instalación, mantenimiento y actualización. Esta transformación permite una escalabilidad casi inmediata. Sin embargo, el profesor de Esade afirma que la innovación es el aspecto determinante. “La posibilidad de probar nuevas tecnologías mediante pilotos de bajo coste, sin comprometerse de antemano con grandes inversiones, otorga a las organizaciones una capacidad inédita de aprendizaje y exploración”.
Por su parte, Arturo Guerrero, Cloud Sales manager para IBM España y Malta, señala que el paso de un modelo de inversión en capital (CAPEX) a uno de gasto operativo (OPEX) transforma no solo la financiación de la tecnología, sino también cómo se planifica, mide y gestiona el valor que aporta al negocio. “Las empresas ya no solo adquieren una infraestructura física a largo plazo, sino que también consumen servicios bajo demanda, lo que permite ajustar sus costes a la utilización real y ganar flexibilidad para innovar y escalar cuando el mercado lo requiere”, asevera. Otra de las ventajas del modelo es que ha democratizado el acceso a tecnologías avanzadas. Antes, solo las grandes empresas con equipos técnicos especializados y presupuestos elevados podían permitirse desplegar soluciones digitales complejas. “Hoy, con la estrategia as a service, cualquier organización puede hacerlo”, asegura el experto de EOI.
Riesgos y desventajas
Aunque los modelos as a service ofrecen numerosas ventajas, también conllevan ciertos riesgos que se deben tener en cuenta. Uno de los más evidentes es la dependencia total de la conectividad. “La organización pasa a ser completamente dependiente de la conexión para acceder a estos servicios, lo que, en algunos casos, puede convertirse en un problema”, advierte Ignacio Charfolé Sancho, de la Escuela de Organización Industrial (EOI).
Otro aspecto crítico, según Esteve Almirall, profesor de Esade, es la creciente dependencia de los proveedores, especialmente cuando estos ofrecen funcionalidades propietarias que dificultan una futura migración a otras plataformas (el llamado lock-in). A esto se suma el riesgo de elegir soluciones que no evolucionen al ritmo del mercado y que, en lugar de acelerar la innovación, acaben limitando la capacidad de adaptación de la empresa.
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