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Neurodidáctica, instruir desde la motivación

La ciencia que estudia el cerebro reconduce la educación tradicional, forjando una alianza entre el esfuerzo y el placer

EXTRA FORMACIÓN 11/05/2025
Mamen Lucio Maderuelo

No se trata de una moda, insisten sus incondicionales. El avance de las tecnologías permite hoy comprender mejor la actividad cerebral y, por eso, la neuroeducación o neurodidáctica —aplicación de las neurociencias al terreno de la pedagogía, combinando además la psicología cognitiva e incluso la antropología y sociología— parece interesar y estar en boca de todos. Sin embargo, aún queda mucho más por descubrir de lo que se conoce, pero sin duda, algo se está moviendo alrededor de este enfoque holístico, también denominado nueva presencia educativa y tercer profesor, que tiene como fin la optimización de la enseñanza a partir de una mejor comprensión de los procesos neuronales.

Es decir, erradicar la brecha cerebral generada por un modelo de aprendizaje estándar con propuestas personalizadas y novedosas. A modo de ejemplo: ¿no se debería abrir el aula y trasladar lo que en ella sucede a otros ámbitos, y viceversa? ¿Y si se pone la educación al servicio del alumno, no al revés? ¿Qué tal si se difuminan limitaciones como horarios poco sincronizados o la compartimentación del saber en asignaturas sin conexión? ¿Y el profesor no debería dejar de ser quien enseña para invitar a hacer e investigar, formando parte en la transferencia de conocimientos?

Hablamos del oficio más antiguo del mundo, en el que hacer buenas preguntas es clave para despertar una curiosidad real, así como el interés mutuo y empatía. “Es una profesión muy compleja y es lógico que el docente se pierda. Ahora se exige un nuevo currículo basado en el conocimiento, lo competencial como una vuelta de tuerca de este, y los centros escolares no saben cómo hacer y acaban mezclando cosas”, considera Gema Guillén, directora de la start-up Niuco, que promueve la innovación escolar mediante servicios de consultoría y formación basados en la neurodidáctica. No obstante, Guillén prefiere hablar de “educación informada por la ciencia. Pues como lo neuro vende desde hace una década, hay mucho humo y es importante distinguir el grano de la paja”, recomienda la experta.

Desde luego, si se buscan galones, en España la Universidad de Barcelona (UB) es la cuna de esta metodología educativa, que prefiere centrarse en el cómo se enseña antes que en el qué. “El cerebro es un órgano vago que, si no ve utilidad, no aprende, por eso se deben llevar los contenidos a situaciones cotidianas que permitan aplicarlos”, reseña Guillén. La cátedra de Neuroeducación UB-EDU1ST es pionera en el mundo por focalizarse en este tema de forma exclusiva desde hace 15 años.

Para David Bueno, uno de los catedráticos, doctor en Biología e investigador de Genética y reciente ganador del premio Josep Plá con su ensayo El arte de ser humanos, “hoy impera tanto el ruido y la dispersión, que lo motivacional y lo emocional se hacen más imprescindibles que nunca en el aprendizaje. Este no puede someterse a rigideces, puesto que el cerebro es maleable, cada día, cada momento”, comenta. Para él, aunque proliferan los posgrados con estos planteamientos, queda pendiente “una reforma educativa seria” para formar a los futuros profesores. Convencido de que “la neurociencia no puede sustituir nunca lo pedagógico”, cree que la propuesta de UB es exitosa por cuidar bien el tándem, “algo que en otras iniciativas similares no hacen”, indica.

Precisamente, esa otra parte complementaria la encabeza en dicha cátedra Anna Forés, doctora en Filosofía y licenciada en Pedagogía. También es contundente: “Hablar de neuroeducación es hacerlo de una necesidad. La neurociencia ya nos permite ver de qué modo aprende nuestro cerebro en tiempo real y así comprobar científicamente lo que funciona y lo que no; hemos podido desterrar falsas creencias, muy interiorizadas porque así nos lo enseñaron”. Y aunque asume que “cuesta romper tantos esquemas”, piensa que “no aprovechar estos avances sería como si, en sanidad, curas o medicamentos ya testados se obviasen. Por suerte, la Lomloe da algún pasito para este avance”, señala Forés.

La llave de la etapa infantil

“Los promedios escolares se crearon para homogeneizar. Entonces, ¿los alumnos que se quedan en los extremos…? Habrá que integrarlos, y más en una sociedad cada vez más diversa”, opina la experta. Y hace una propuesta: poner a los mejores profesores en Infantil, “puesto que son esenciales esos primeros años de vida educativa. Es fundamental ese baile docente-estudiante, porque enseñar y aprender no son lo mismo”, reclama Forés. Esta trascendencia de la educación de cero a tres años la tiene clara David Castrillo, director de la escuela pública Mendigoiti, en Pamplona, que forma parte del proyecto Dualízate para transformar la educación. Abrió sus puertas hace una década y ya cuenta con dos líneas por curso: “Ofrecemos un compendio de pedagogías, entre otras, Montessori, Reggio, Waldorf, el aprendizaje cooperativo y la cultura de pensamiento que viene de Harvard”, apunta.

Consciente de que, “aunque se trabaje sobre certezas, seguimos siendo pocos los metidos en esta metodología tan exigente y nos siguen tachando de algo locos”, Castrillo celebra cómo “en nuestras jornadas de puertas abiertas cada vez vienen más profesionales a interesarse y ver nuestros espacios sin tabicar, donde todos nos vemos mientras trabajamos”. Está por ver su evolución, pero de momento esto se oye: la neurociencia será a la educación lo que la biología supuso para la medicina.

Dejar atrás algunos mitos

Un buen puñado de bulos no ha favorecido nada el desarrollo de esta disciplina, ahora emergente, desde que surgiera a manos del profesor Gerhard Preiss, a finales del siglo XX, durante la llamada década del cerebro (neurocentrismo). Por suerte, se han ido desmontando algunos trascendentes: cumplir años no limita la capacidad de aprendizaje; tampoco es cierto que solo esté activo un pequeño porcentaje de nuestras neuronas, ni que haya una separación infranqueable entre los dos hemisferios cerebrales.
“Esto cambia la forma de entender la educación y obliga a trasladar tales hallazgos al aula, mediante educadores y neuroeducadores, claro”, insiste Anna Forés, doctora en Filosofía y licenciada en Pedagogía, quien aprovecha para anunciar la VI edición del Congreso Internacional de Neuroeducación que organiza la Universidad de Barcelona, en noviembre, bajo el lema ImaginARTE.

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Sobre la firma

Mamen Lucio Maderuelo
Desde la licenciatura (Ciencias de la Información, rama Periodismo, UCM) colaborando en los suplementos y extras del Grupo Prisa. Primero, solo en Cinco Días y más recientemente también en EL PAÍS. Muchos años escribiendo sobre capital riesgo, sanidad, construcción, distribución, educación, energía, medio ambiente y lo que se tercie; soy inquieta.
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