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Extra Eventos

Observatorio Retina 2026

Las expectativas auguran un buen año económico gracias al uso útil de innovaciones como la inteligencia artificial aplicada, y a pesar de la inestabilidad geopolítica, el nacionalismo tecnológico, los riesgos por el aumento de los ataques digitales y la inquietud que todos estos factores generan en la sociedad

Miguel Ángel García Vega

El azar depara estas coincidencias. Entre Luis Abad, consejero delegado de la consultora tecnológica Capgemini, y Sergio Vázquez Torrón, presidente de la ingeniería pública INECO, y próximo a Alberto Knapp, presidente de WPP, descansa un libro —a sus espaldas— que pasa desapercibido en la histórica biblioteca del Ateneo de Madrid: cerrada bajo llave y medio escondida, se encuentra una edición en italiano, quizá la primera, de Enrico Fermi (1901-1954): Introduzione alla fisica atomica.

Fermi recibió el premio Nobel en 1938 gracias, en parte, a sus contribuciones a la física cuántica. Un mundo, el de la cuántica, que no escapa al escrutinio de la octava edición del Observatorio Retina. Un evento organizado por Retina, con Santander como impulsor y Google como socio anual. Este arranque deja espacio a las conclusiones que, con ese número de convocatorias, tiene la perspectiva de un pintor renacentista.

Los observadores que están presentes —cerca de una veintena— refrendan que este año “ha sido bastante bueno” en los predios de la economía. Solo resulta necesario comprobar el comportamiento del índice bursátil Ibex 35 y los resultados presentados por Inditex o Banco Santander. Pero también aparece la letra pequeña. Al igual que el año pasado, los desafíos digitales van algo por detrás de la locomotora económica española. Tampoco parecen los mejores tiempos para las fusiones y adquisiciones, y las firmas emprendedoras tienen un acceso complicado al capital. “Hay infinitas posibilidades para el futuro, y solo una certeza: será completamente diferente a lo que imaginamos”. Pese a la reflexión de Enrico Fermi, va en la naturaleza del ser humano, y de Retina al menos, proponerlo. Es periodismo. Son “tendencias”. Las expectativas muestran que el próximo ejercicio será mejor que 2025, y estas se dejarán sentir tanto en los retos digitales como en el ecosistema de emprendimiento.

Intercambio de términos

Los riesgos —a los que también se enfrentó el físico de origen italiano— llegan desde fuera. Las tensiones geopolíticas marcan la agenda en un mundo dividido en tres bloques: Estados Unidos, China y Europa. Y cambian las palabras. El año pasado “sostenibilidad” estaba empatada con “innovación abierta”. La primera desciende cuatro peldaños. Y por sorpresa, la palabra que define ahora la estrategia es “seguridad”. Quién sabe, quizá la famosa “S” que completaba las siglas ESG nunca fue un valor, sino un simple interés. Aunque algunos expertos achacan esta flaqueza a que ya está incorporada en el día a día de las empresas. Lo que no cambia es la inteligencia artificial (IA) aplicada. Durante las ocho ediciones del observatorio ha copado el primer puesto como la principal “tecnología habilitadora”. Pese a dar opción a la IA generativa, solo le hace frente y casi la supera la seguridad y la defensa. “Creo que la clave es introducir una H, de humanidad, a las siglas ESG”, propone Enrique Arribas, vicepresidente de la Asociación de Marketing de España (AMKT).

El ciudadano, desprotegido, corre el riesgo de acabar viviendo en una especie de feudalismo al servicio de grandes corporaciones tecnológicas. Es un modelo cercano al que defiende la actual Administración estadounidense. Europa quiere ser otra cosa. “Sin embargo, también tiene que saber competir en tecnología porque es ahora mismo donde está la disputa internacional”, advierte Fernando Suárez, presidente del Consejo de Ingenieros Informáticos. Y añade: “Urge subirnos a la computación cuántica. Pese a que las infraestructuras necesarias sean caras”.

Enrico Fermi le daría la razón. De momento, como hemos visto, la IA aplicada lo copa todo. Hay augurios en el aire, y no siempre positivos. Existe una falta de rigor enorme. Seguimos hablando —incluso a nivel académico— de la IA como si fuera un “bicho”, se queja Miguel Alexandre Barreiro, consejero delegado de Eira. “No lo es. Es una infraestructura. La IA multimodal es un elemento crítico en la gobernanza de ciudades, empresas, Estados”. Además avanza hacia un territorio muy interesante: “La experiencia política directa ahora mismo, a pie de calle, no está en la infraestructura de defensa, ni en los productos, sino en la movilidad, en el acceso a la vivienda; y esto realmente cambia el panorama político”, establece Barreiro.

Toca ser optimistas

De momento, la IA continúa el diálogo y su camino. A su lado, un concepto tan inasible como es “optimismo racional”. Miguel Escassi, director de Políticas Públicas y Relaciones Internacionales en Google España y Portugal, se suma a esa virtud junto a la tecnología. “La sociedad ha asumido los tiempos que nos han tocado vivir y ha introducido ese mundo en su día a día”. Su pronóstico, o tendencia, es que si no somos optimistas “encontraremos un viento de cara importante”. El 95% del contenido nocivo (incitación a la violencia, discursos de odio) de los vídeos que se suben a YouTube ya se eliminan o se bajan automáticamente. Además, sostiene, se ha mejorado un 300% la facilidad de identificar código malware. “Europa tiene una oportunidad en la IA porque no son solo modelos, sino también las plataformas, nubes y aplicaciones”, condensa. “El problema es cuando se utiliza para otros fines”, precisa.

Ahí las opiniones rozan. Es inconfundible. Quien interviene a continuación lleva toda la vida, casi literalmente, en estas tierras del emprendimiento, lo tecnológico y la inversión. “El problema reside en el empleo real que se está haciendo de esa tecnología. Existen pocas razones para ser optimista. Soy consciente de que a corto plazo Europa no tiene la mejor estrategia en este partido, porque está polarizada entre dos países. China es una nación más amigable, pues sabe que no puede ser líder mundial sin talento de fuera. Y desde luego, no me voy a Estados Unidos. El mejor sitio para vivir del planeta es Europa. ¡Ni con agua caliente me marcho!”, exclama Luis Cabiedes, socio de Cabiedes & Partners. Las páginas del libro se abren y la inteligencia artificial irá apareciendo, como se escribe ahora, de manera transversal.

Habíamos dejado a la seguridad y la defensa encabezando la clasificación de sectores. Esta tendencia nunca ha vivido un mejor momento. ENISA (Empresa Nacional de Innovación) respalda el uso dual. “Tenemos una cartera interesante de compañías que hemos financiado que tendrían tecnologías aplicadas a ese ámbito. Y las grandes operaciones que efectuamos este ejercicio tienen que ver con la industria aeroespacial. Nos sumamos a la tendencia”, subraya su consejera delegada, Carolina Rodríguez. Las empresas están aprovechando las posibilidades de conseguir capital. Es una oportunidad. Si a la seguridad se le añade tecnología, el resultado es igual a ciberseguridad. Los ataques cada vez son más frecuentes y sofisticados. Una “prioridad estratégica”, la primera de esa categoría acorde con el Observatorio.

A la vuelta de la esquina están los agentes de IA. Encabezan, con mucho, las tendencias de “aplicaciones tecnológicas de mayor impacto”. Sobre todo por su capacidad para efectuar tareas repetitivas. “El 50% del código de Google ya se escribe usando IA. Y los ingenieros se dedican, por ejemplo, a la validación. No se ha despedido a nadie. Esta tecnología es un complemento nunca una salida de personas”, puntualiza Miguel Escassi.

Pese a todos los paréntesis, en el fondo queda esa preocupación sobre el futuro del trabajo. ¿Qué sucederá con mi puesto? Las tecnologías de vanguardia destruyen empleo. Es el primer desafío del espacio social e interés público, una de las categorías relevantes de la arquitectura del Observatorio. Apenas sorprende. En la narrativa siempre se incorpora la carencia de talento digital. Es una palabra convertida en rutina. “Sin embargo, China no es capaz de atraerlo como Europa por su política y su singularidad; y, afortunadamente, Estados Unidos carece de la misma capacidad de captación que tenía antes, entre otras cosas porque los ha prohibido”, valora Miguel Vicente, presidente del ecosistema emprendedor Tech Barcelona. Detrás, o quizá atravesando todo el relato, pide la palabra la repercusión social. “Soy optimista, pues analizo una sociedad que se ha acostumbrado a vivir en la incertidumbre y los resultados y el modelo crece.

Pero estamos en un momento en el que los distintos bloques nos enfrentamos a un problema estructural o de sociedad. Se formula con dos cuestiones: ¿De dónde queremos ser? ¿Cómo queremos ser? Hasta ahora los cambios nunca habían sido tan profundos y globales”, observa David Liras, chief digital information officer (CDIO) de Moeve. Sin duda, el mundo se va “desacoplando” más. Quizá ese término económico sea sinónimo de desigualdad o inequidad. Algo se ha desgajado. La consultora Gartner afirma que el 70% de las empresas europeas tienen planes en los próximos cinco años para controlar y acercar más sus cadenas de suministro. Autonomía estratégica. O geopatriación. Un nuevo extranjerismo en el diccionario. “Pero el país está en una situación privilegiada. Vive un momento único”, sostiene Suzana Curic, country leader para Amazon Web Services España y Portugal. “Nuestro objetivo es impulsar a las firmas españolas y democratizar el conocimiento: desde los jóvenes a los mayores. Transmitir lo que hemos aprendido”. Contaba hace poco el escritor Antonio Muñoz Molina que el “talento, en la vida, consiste en saber aprovechar las oportunidades”.

Un nuevo horizonte laboral

Muchos temas, quizá pocas palabras. Toca efectuar una pausa y en lenguaje de Retina, recordar, por orden, cinco tendencias: la vuelta a la inestabilidad geopolítica; el nacionalismo tecnológico; el retorno de la inversión en tecnológicas; el futuro de las personas que se quedarán sin trabajo —ya están llegando a Europa los despidos masivos—, así como ciberseguridad, defensa y optimismo racional. La vida transcurre en presente continuo.

Frases que llevan al refugio del optimismo. “Es una oportunidad para crear nuevos puestos de trabajo que a lo mejor ni se nos han ocurrido. Creo que el ser humano necesita trabajar y, sea cual sea, inventará una fórmula”, confía Andrea Barber, consejera delegada y cofundadora de la firma tecnológica RatedPower. Quizá la gran tendencia procede de acabar con los lugares comunes. La constatación, tras tanta tecnología, de que no estamos hechos de polvo de estrellas, sino de las pequeñas enseñanzas o partículas —como las que estudiaba Fermi—, que parejas, amigos o compañeros de trabajo dejan en nuestras vidas, cuando nos cruzamos con ellos.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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