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Cómo cuidar la piel de perros y gatos: la importancia del cepillado y la frecuencia del baño

Lejos de ser una mera cuestión estética, el cuidado de la piel de una mascota es fundamental para su bienestar, además de ser un espejo de cómo se encuentra

Cómo cuidar la piel de perros y gatos
Carolina Pinedo

La alimentación, las vacunas o el tratamiento de enfermedades son cuestiones habituales que tienen en cuenta quienes conviven con perros y gatos para mantener su salud. Sin embargo, el cuidado de la piel, lejos de ser una mera cuestión estética, también es fundamental para el bienestar del animal, además de ser un espejo de cómo se encuentra, tanto física como psicológicamente. Eso sí, las necesidades de la piel varían en función del tipo de pelo o de la especie.

“La piel del gato, en general, es más delicada que la del perro, que es más gruesa, salvo excepciones, como la raza felina sphynx, que la tiene más tupida”, explica Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid. “Con respecto a los humanos también hay mucha diferencia por la cantidad de pelo y la escasez de glándulas sudoríparas tanto en perros como en gatos, así como por la mayor cantidad de glándulas sebáceas (segregan una sustancia aceitosa), que ayudan a mantener el pelo del animal suave y flexible”, añade el veterinario.

La piel puede ser la puerta de entrada de enfermedades si no se cuida bien: “Habitan microorganismos específicos de la especie. De ahí la importancia de usar productos adaptados para el animal (champús) para evitar patologías como dermatitis o alergias”, aconseja el especialista.

Los cuidados son diferentes en función del tipo de pelo: “Corto, largo, duro, rizado o con un subpelo denso, pero, en todos los casos, la mejor herramienta para mantenerlo sano y limpio es con el cepillado frecuente, para lo que conviene usar peines o cardas adaptadas a cada tipo de pelaje”, especifica Lázaro, a la vez que hace hincapié en la frecuencia recomendada para los baños de los perros: “Cada tres o cuatro semanas, con productos específicos, y cuando hace frío, menos frecuente todavía”, aclara.

Los cepillados frecuentes para los felinos son especialmente importantes en época de muda para evitar que ingieran demasiado pelo y se formen bolas que les obstruyan el intestino.

En el caso de los gatos, en general, se puede prescindir de los baños. “Ellos mismos se encargan de mantenerse limpios gracias a su lengua llena de papilas, lo que le da el característico tacto áspero que les permite eliminar la suciedad y que el pelo se renueve. No obstante, el cepillado es aconsejable para que lo tengan en mejor estado”, aconseja Celia Alesanco, etóloga felina de Sanicat, empresa dedicada al cuidado de los gatos. “Los cepillados frecuentes para los felinos son especialmente importantes en época de muda para evitar que ingieran demasiado pelo y se formen bolas que les obstruyan el intestino”, aclara. Además, los felinos de pelo largo, como el persa o el maine coon, precisan más peinado. “Conviene acostumbrarles a ello desde muy pequeños para evitar la formación de nudos”, añade, a la vez que destaca la importancia del pelo, tanto para perros como para gatos, como un órgano que protege al animal no solo del frío sino también del calor. “Debajo del manto se crea una cámara de aire que reduce el riesgo de sufrir un golpe de calor”, asegura la experta.

La caída del pelaje está determinada por varios factores: “Las horas de luz solar y la temperatura, pero en el caso de los animales que no tienen acceso al exterior puede mantenerse en el tiempo por el uso de la calefacción”, aclara. “Hay que tener en cuenta que la muda estacional, que produce abundante caída de pelo, no es una enfermedad. En este caso el manto se mantiene tupido, brillante y con buen aspecto”, apunta por su parte Lázaro.

En el caso de los gatos se puede prescindir de los baños, ya que ellos mismos se encargan de mantenerse limpios gracias a su lengua llena de papilas.

Las señales que indican que la piel no está sana hablan por sí solas: “Prurito (pequeños granitos), picor, eritema o enrojecimiento, caspa abundante, alopecias”, según describe el especialista. En el caso de los gatos, el primer indicativo de que algo no anda bien suele ser la formación de calvas. “Pueden estar producidas tanto por problemas de salud, como por ejemplo sarna o tiña, que es lo primero que se debe descartar, como por estrés, que provoca que se laman en exceso”, explica Alesanco. “También pueden formarse pequeñas costras, que puede ser indicativo de una de las enfermedades de la piel más frecuentes en gatos, el granuloma eosinofílico (lesión inflamatoria)”, añade la veterinaria. Otro problema frecuente es el acné felino. “Se trata de una obstrucción de los poros (normalmente de la barbilla), que produce pequeños puntos negros. En principio, con una correcta higiene suele arreglarse, pero a veces se infecta y hace falta tratarlo”, continúa la experta.

El color del pelo también determina los cuidados de la piel del animal. “Sobre todo en gatos, pero también en perros. Si son de color blanco o muy claro, conviene protegerles del sol evitando que estén expuestos durante las horas centrales del día”, recomienda Alesanco. “En verano, se puede aplicar crema solar en zonas como la punta de las orejas y en la trufa. Estos animales pueden sufrir quemaduras y, con el tiempo, desarrollar un carcinoma (cáncer de piel)”, continúa. También recomienda las revisiones anuales veterinarias: “La finalidad es que el especialista indique, según la zona donde se vive, qué desparasitaciones son las más adecuadas para prevenir el contagio de pulgas o garrapatas”.

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Sobre la firma

Carolina Pinedo
Periodista desde hace 30 años, gran parte de los cuales los ha ejercido en varias secciones de EL PAÍS, en la actualidad colaboradora en Mamás&Papás y Estilo de Vida. Licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en radio y televisión, además de publicar varios cuentos infantiles y dos poemarios.
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