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Por qué y cómo hay que cuidar las raíces de las plantas en las macetas

Estos órganos de los vegetales han de recibir unos cuidados constantes y esmerados porque son los que le dan vitalidad. Entre los errores más frecuentes está afianzar tanto el sustrato que acaba compactado, darles poco espacio o que se le aplique agua con mucha presión

Cuidar las raíces de las plantas
Eduardo Barba

El cultivo de vegetales en macetas es una técnica maravillosa y ancestral que ha permitido al ser humano tener los beneficios de las plantas allá donde este quisiera. Si se desea poner unas flores en un alféizar, allí que se colocan unos tiestos que alberguen la suficiente cantidad de sustrato para que crezcan unas margaritas. ¿Que no se tiene huerto? Pues un buen macetón lo soluciona, y una mata de pimientos dará sus frutos al lado de la cocina.

Este sencillo acto de cultivo en una maceta implica que la planta ha de recibir unos cuidados más constantes y esmerados que si la misma planta creciera en la tierra de un jardín. Las raíces del vegetal en una maceta se convierten en unas prisioneras de nuestro mantenimiento: si no les llevamos agua, morirán; si no las nutrimos adecuadamente, no podrán desarrollarse con vigor; si las encharcamos con el agua retenida, se perderán sin remisión.

La limitación física que ofrecen las paredes de una maceta a las raíces de las plantas es una máxima casi insalvable, ya que la raíz se verá obligada a dar vueltas en ese volumen finito de sustrato. Para romper en cierta forma esta limitación es básico la elección de un sustrato de calidad, con un espacio poroso muy alto. Como ideal, este espacio poroso debería ser mayor del 80%. De esta forma, aunque la raíz no pueda emigrar a la búsqueda de nuevas oportunidades, sí que podrá explorar con facilidad el interior de la maceta, llena de poros que favorecen esa exploración. Estos agujeros o poros, de mayor o de menor tamaño, son buenos consejeros de las raíces, a las que permiten encontrar aire y agua en suficiente cantidad.

Cuanto más grande sea la maceta, la planta contará con más recursos para crecer con vitalidad.

Un error frecuente cuando se rellena un tiesto es el de afianzar tanto el sustrato que acaba compactado. Cuando la mano aplica una presión excesiva al sustrato, con ello solo se consigue eliminar en parte su porosidad, anulando la ventaja que aporta la presencia de poros a las raíces de las plantas. Por esta razón es importantísimo que, al llenar la maceta con el sustrato, este se acomode dulcemente con los dedos, asentando la mezcla, pero sin que se aplique tanta presión como para convertir el medio de cultivo en una piedra. Así se asegurará un espacio mullido para que las raíces se desenvuelvan.

Uno de los mitos jardineros más extendidos es la necesidad de cambiar la planta de maceta cuando se vean las raíces asomar por el agujero o agujeros de drenaje. Sin embargo, esta no suele ser una señal fiable, sino que ha de verse en conjunción con otros síntomas más. Las raíces suelen explorar rápidamente todos los caminos posibles para encontrar nuevos recursos, y los agujeros de las macetas les ofrecen una salida por la que encuentran más agua —ya que esa parte baja es el lugar donde más agua se acumula. En esto también influye que la raíz crece hacia abajo guiada por su gravitropismo positivo, que es el crecimiento a favor de la gravedad. Este asomarse al mundo exterior de las raíces enmacetadas puede ocurrir incluso a muy tierna edad, cuando la planta lleva poco tiempo colonizando el sustrato.

Para que las raíces de una planta enmacetada crezcan bien nunca se debe compactar el sustrato.

A medida que la planta cumple años en el mismo contenedor o maceta, sus raíces coparán más y más el volumen del sustrato. Con plantas leñosas, como árboles y arbustivas, es posible aplicar una poda o repicado de sus raíces, para que la planta renueve sus tejidos subterráneos, un vigor que encontrará reflejo en la parte aérea que conforman sus tallos y hojas. La época para hacerlo es en el momento de parada vegetativa, en los meses más fríos del año. Para conseguir este rejuvenecimiento se corta el cepellón —la masa conjunta del sustrato y de las raíces—, reduciendo su volumen tanto alrededor como en la parte baja. A continuación, se puede enmacetar en el mismo tiesto, rellenando con un sustrato nuevo y de calidad.

Asimismo, en cualquiera de los trasplantes que se hagan hay que asegurarse que la raíz se mantiene al mismo nivel que el que tenía con anterioridad. Esto significa que el tallo o tallos de la planta no deben enterrarse ni un solo centímetro más, ni tampoco a la inversa y que dejen raíces visibles. Este punto es crucial para que el cuello de la planta —el lugar en el que tallo se convierte en raíz y viceversa— no sufra. Si enterramos el tallo, tanto las raíces como el tallo tendrán dificultades para mantenerse completamente sanos.

El sustrato para cultivar plantas en maceta ha de tener una porosidad elevada para favorecer el crecimiento de las raíces.

Otra situación que afecta a las raíces es la que se puede originar a consecuencia de los riegos, si el agua se aplica con mucha presión sobre el sustrato. Entonces se descarna el sustrato y las raíces superficiales recibirán la luz directa del sol, el aire… al quedarse expuestas, al permanecer a la intemperie. Como consecuencia, las raíces superficiales se dañarán e incluso se perderán, deshidratadas. Por eso mismo es conveniente añadir una fina capa de sustrato cuando se aprecie este daño.

Por último, habría que recordar la importancia de tener un volumen apropiado de sustrato para que las raíces puedan mantener a la planta fuerte y que se les permita crecer. Muchos problemas que tienen las raíces se deben al hecho de verse constreñidas en macetas y jardineras muy pequeñas y con poca profundidad. A mayor tamaño de maceta, como regla general, las raíces estarán más contentas y la planta desarrollará más masa aérea. Unido a esto, un abonado orgánico rico en fósforo estimulará el crecimiento de la raíz. Muchos viveristas y productores de abonos añaden hongos micorrícicos, que establecen una simbiosis a través de las raíces de la planta y mejoran su sanidad y captación de agua, entre otras ventajas.

Todo lo que se hable sobre la raíz es poco, porque de ella depende la vitalidad del vegetal que se cuida en una maceta.

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Sobre la firma

Eduardo Barba
Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha escrito varios libros, así como artículos en catálogos para instituciones como el Museo del Prado. También habla de jardinería en su sección 'Meterse en un jardín' de la Cadena SER.
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