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Nuevo proyecto inmobiliario de la Casa de Alba en Madrid: no renueva el contrato de 75 familias, que creen que harán pisos turísticos

Los residentes de varios edificios históricos cerca del Palacio de Liria reciben cartas instándoles a marcharse. La familia promueve otro proyecto de viviendas vacacionales en la misma zona

Casa de Alba

En la calle de Manuel y la calle de Duque de Liria, a escasos 100 metros del Palacio de Liria —propiedad de la Casa de Alba—, no hay ningún vecino de origen belga u holandés. Sin embargo, una vieja advertencia del siglo XVI, acuñada en los Países Bajos para acongojar a los niños que se portaban mal, sobrevuela desde hace unas semanas las cabezas de las cerca de 75 familias que pueblan la manzana, compuesta por cinco portales. “Que viene el duque, que viene el duque”, se le decía a los más pequeños, amenazándoles con la severidad de Fernando Álvarez de Toledo, el III duque de Alba, durante la Guerra de Flandes. Cinco siglos después, ya no es la mano dura de Fernando Álvarez de Toledo la que asusta, sino los planes inmobiliarios de sus sucesores, el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo y, sobre todo, su hijo Fernando Fitz-James Stuart, el duque de Huéscar, último heredero de la casa ducal:

—¿A ti también te ha llegado ya la carta?—, se preguntan los vecinos unos a otros.

La carta a la que se refieren es una notificación en forma de correo ordinario que empezó a aparecer hace menos de un mes en los buzones de los portales, remitida por la nueva gestora, una empresa llamada Bala Investment que fue creada en mayo de 2025 y que está presidida por Enrique Dancausa Treviño, hermano de Concepción Dancausa Treviño, la que fuera consejera de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso. El escrito, firmado por el CEO, Javier Zarrabeitia, anuncia que, “por razones técnicas y de rehabilitación del edificio”, no se renovarán los contratos de alquiler cuando estos expiren y se invita a los inquilinos a salir de forma “ordenada” en los próximos meses. Según estimaciones de los residentes, ya se han entregado entre 40 y 50.

Después de conocerse en 2024 que la Casa de Alba iniciaba un proceso de reforma de otro edificio histórico, también de su propiedad, junto al Palacio de Liria, para reconvertir su uso —hasta entonces dedicado a oficinas— en pisos turísticos que serán gestionados por José María Aznar Botella —hijo de José María Aznar— , los vecinos empezaron a temer que ellos “serían los siguientes en ser desalojados”. Para esta operación fue necesario aprobar un planeamiento urbanístico especial y específico a dicho edificio por parte del Ayuntamiento de Madrid, que pasó por el pleno de Cibeles, y gracias al cual se terminó concediendo a la Casa de Alba la licencia de uso turístico para los futuros inmuebles.

En este reportaje, ninguno de los vecinos ha querido figurar con su propio nombre ni que se publiquen detalles personales “por temor represalias” de la casa ducal. Se les llamará por nombres ficticios: David, Gonzalo, Mateo y Esther.

Los números 3, 5 y 7 de la calle de Manuel, así como el 4 y 6 de la calle de Duque de Liria, edificios históricos de 1929, siempre han sido propiedad de la Casa de Alba. Durante décadas, las viviendas estuvieron destinadas a familias “de confianza”, tal y como explica un antiguo gestor que trabajó mano a mano con Cayetana Fitz-James Stuart, la difunta duquesa de Alba. Los inquilinos eran en muchas ocasiones sus propios mayordomos, sus cocineros y demás personal del Palacio de Liria. También se sumaron familiares de estos, conocidos o empleados de las empresas que operaban en el antiguo edificio de oficinas. “Un círculo muy cerrado. Las casas no se anunciaban. La duquesa quería que fueran personas de confianza. Había que hacer una entrevista personal porque sobre todo se buscaban familias para alquileres de larga estancia. La [relación] calidad-precio era muy buena. No buscaban especular”, afirma David, inquilino que llegó tras trabajar en una de aquellas oficinas y entablar confianza con uno de los gestores del edificio. “Había lista de espera”, continúa.

La muerte de la Duquesa de Alba en 2014 marcó un antes y un después. Carlos Juan Fitz-James Stuart Martínez de Irujo se convirtió en el nuevo gran jefe de los Alba y se inició un cambio en la política de gestión de los edificios. Según los documentos facilitados por el Registro de la Propiedad, Carlos ya había adquirido estos edificios mediante “donación en virtud de escritura pública” el 4 de julio de 2011. “La relación empezó a cambiar. Los pisos libres se sustituían por estudiantes extranjeros que los ocupaban durante el curso escolar”, señala David. El punto de inflexión definitivo fue el momento en el que Carlos delegó la administración de las propiedades en sus hijos, sobre todo en Fernando Fitz-James Stuart. Entre otras cosas, se despidió a los antiguos gestores de confianza de la duquesa de Alba. “Desde entonces nos ignoran, ha habido problemas en el edificio y han retrasado los arreglos todo lo posible. La consigna es no gastarse más dinero”, añade David.

Los inmuebles de la calle de Manuel y la calle de Duque de Liria van desde los 45 hasta los 90 metros cuadrados, con una, dos y tres habitaciones. El alquiler actual está, en función de la vivienda, entre los 1.000 y los 1.500 euros, bastante por debajo del precio de mercado en la zona. Por ejemplo, en una residencia de estudiantes en la contigua Plaza de Cristino Martos, la habitación más barata cuesta 1.200 euros al mes. El perfil más común es de familias con hijos y personas mayores de renta antigua. Transformar estos inmuebles en alquiler turístico podría “triplicar o cuadruplicar los beneficios”, según relata un experto inmobiliario de la zona y que tampoco quiere ofrecer su nombre.

La primera pista de que algo se cocía en las entrañas de los Alba fueron las visitas desde hace tres años de dos estudios de arquitectos. El último, Morph Arquitectos, será el encargado de acometer el proyecto de rehabilitar unos edificios que, “sí, es cierto, necesitan una actualización profunda”, cuenta el mismo experto. Morph Arquitectos no ha querido contestar a las preguntas sobre los planes de la Casa de Alba. Los vecinos, sin embargo, sí han obtenido información sobre el proyecto a través de los distintos estudios de arquitectos que les han visitado para medir sus casas. “Lo que nos ha llegado es que se busca convertirlo en residencias de estudiantes o pisos turísticos, la propuesta de rehabilitación del edificio va en esa dirección. Otra cosa no tiene sentido”, afirma Gonzalo. Además de las cartas a las familias, la casa ducal también se ha puesto en contacto con los negocios alquilados en los bajos, como un restaurante árabe llamado Aladino y un gimnasio de crossfit. “Nos han dicho que tienen que hablar con nosotros. Ya sabemos por dónde van los tiros”, afirman.

“Es una vergüenza. Los grandes tenedores están cambiando la tipología de la ciudad a su antojo, con leyes hechas a la medida de su negocio especulativo y sin que nadie haga nada. Te cargas familias, vidas enteras, para seguir aumentando tu imperio. Es un tema social. Les da igual. Ni siquiera se plantean subirnos el alquiler. Ya no les servimos”, se queja Mateo, otro vecino.

Los duques, a través de su agencia de comunicación, confirman “el inicio de un proceso de no renovación de contratos de alquiler en un conjunto de propiedades pertenecientes a D. Carlos Fitz James cercanas al Palacio de Liria” bajo el “compromiso con la actualización y preservación de estos edificios históricos”. “El diálogo con nuestros inquilinos se está gestionando de forma individualizada, transparente y con plena voluntad de ayuda”, añaden. Sin embargo, tampoco concretan nada sobre el próximo plan de negocio. “No se ha tomado ninguna decisión sobre el futuro uso o destino final de las propiedades”, aseguran.

La relación entre el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la Casa de Alba es estrecha, incluso familiar. Fernando Fitz James, fue a la boda del regidor, porque, entre otras cosas, su mujer, Sofía Palazuelo, es prima de Teresa Urquijo, la mujer de Almeida. Los negocios de Fernando dependen en gran medida de las licencias que le otorgue el alcalde.

De acuerdo con el Plan Reside, la medida estrella del Ayuntamiento para regular los pisos turísticos, las licencias solo se entregarán a los propietarios de edificios completos o a un conjunto de propietarios que se pongan de acuerdo en explotar un mismo bloque con esta fórmula. “El Plan Reside ha abierto la posibilidad a miles de edificios en Madrid que hasta ahora no podían transformarse en hoteles o pisos turísticos”, denuncia Antonio Giraldo, portavoz de urbanismo del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid. “Los edificios de Duque de Liria 2 y 4, así como Calle de Manuel 3, antes del Plan Reside no hubieran podido transformarse a pisos turísticos. Ahora sí se puede hacer, durante 15 años, vía licencia y a condición de que se rehabilite el edificio, algo que concuerda con la carta que parecen haber llegado a los vecinos”, añade. Sin embargo, el número 5 y el número 7 de la calle de Manuel, correspondiente a una de las corralas más antiguas de Madrid, “tienen una catalogación superior” y necesitarían un “plan especial previo paso por el pleno del ayuntamiento” y podrían transformarse en vivienda de uso turístico u hotel “para siempre”.

“Es una recalificación descontrolada de la ciudad. Está pasando lo que ya advertimos cuando se aprobó el Plan Reside. Con este plan, el 78% de los edificios del centro histórico de Madrid tiene la posibilidad de transformarse en uso turístico. Esto favorece la expulsión masiva de vecinos, sobre todo de los que están alquilados”, añade Giraldo. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, no se ha querido pronunciar sobre este asunto.

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Sobre la firma

David Expósito
En EL PAÍS desde 2018. Su trabajo está centrado en la crónica y el reportaje local para la sección de Madrid, donde ejerce como fotógrafo y redactor. Anteriormente, también ha sido editor gráfico en la sección de Fotografía y en Suplementos. Es coautor del libro 'Utopías urbanísticas. 44 paseos por las colonias de Madrid'.
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