Restaurantes para cenas de amigas: tres lugares en Madrid virales por este nuevo concepto
Locales estéticos, vino natural y bocados ricos, los locales de moda de la ciudad


Copas servidas con mimo, flores frescas, platos diseñados con intención fotográfica y una iluminación amable con la piel. Se podría decir que son restaurantes, pero también podrían ser sets de rodaje. La categoría más cercana —y más viral— es la de girly pop restaurants, locales diseñados para que las mujeres jóvenes vayan a cenar con sus amigas.
El fenómeno, que acumula visitas en TikTok bajo hashtags como #cuterestaurant o #madridfoodie, se despliega en forma de pequeños templos urbanos donde la atmósfera es tan importante como la carta. Pero no se trata solo de postureo: muchos de estos espacios han entendido mejor que nadie el cruce entre estética, funcionalidad y emoción. Madrid te enreda visita tres que resumen esta tendencia sin decirlo en voz alta.
SARDÖ: donde el vino y el tiempo se sirven sin prisa
SARDÖ (Calle de Carranza, 10) está en una esquina de Chamberí donde se necesita reservar con semanas de antelación. Luz baja, vinilos girando y una gran barra de zinc, ideal para las fotos de redes sociales.
“El proyecto nació de esa nostalgia madrileña por los lugares que no te piden más. Donde el aperitivo se funde con la cena y la primera copa con la última conversación”, cuentan sus responsables. Su propuesta no es disruptiva ni busca sorprender por lo excéntrico: es un bar con alma.
En cocina está Israel Ferrón Rivas (El Bohío, StreetXO), que aplica una lógica simple: buen producto, técnica cuidada y cero artificio. La carta es corta y directa: gildas clásicas y reinterpretadas, torreznos con parmentier de patata, un bikini de pastrami que no necesita presentación y una ensaladilla rusa con tartar de atún. En la bodega, más de 40 referencias seleccionadas, con vinos naturales y etiquetas difíciles de encontrar.
“Desde el primer mes sentimos esa conexión inmediata: gente que viene a probar y se queda horas”, explican. Hoy, las reservas se agotan con 10 días de antelación, aunque aún queda sitio para quien logre un hueco en la barra. Ticket medio: 35 euros.
LUMA: luz de día, vino de noche
LUMA (Calle Luchana 37) se presenta como un espacio cálido, pero funciona también como refugio emocional. Por la mañana ofrece café de especialidad y brunch; por la noche, vino natural, platos para compartir y velas encendidas. La transformación es suave pero efectiva: cambia la música, baja la luz, y el mismo local se convierte en otro.
“Luma nace de la ilusión de crear un lugar acogedor, con alma. Un espacio donde poder disfrutar de un café por la mañana o una copa de vino por la noche y sentirte como en casa”, explican Andrea Alcántar y Federico Bermejo, creadores del proyecto. El concepto mezcla hospitalidad, detalle estético y funcionalidad: puede albergar desde un desayuno informal hasta eventos privados o catas.
La carta incluye huevos pochados con aguacate o salmón, french toast con fruta fresca, bizcochos caseros que van cambiando y platos para compartir con opciones vegetarianas y veganas. “Nos distinguimos por nuestros platos, que suelen sorprender. Disfrutamos cada vez que escuchamos esas reacciones espontáneas de quien los prueba”, cuentan.
El público responde con fidelidad. “Nos emociona ver que quien viene, vuelve. O que alguien llega porque alguien le hablaron de Luma”, dicen. La mayoría reserva con antelación, sobre todo en fines de semana. Los viernes y sábados por la noche el local se llena de conversaciones largas y copas que se estiran. Ticket medio: 15 euros en brunch, 35 euros por la noche.
Terraza Malvar: elegancia funcional frente a la Puerta de Alcalá
Si lo girly pop tuviera una versión boutique, probablemente se parecería a Terraza Malvar. Enclavado en el Hotel Hospes Puerta de Alcalá (Plaza de la Independencia, 3), este espacio combina gastronomía de proximidad, estética cuidada y un spa urbano que convierte la experiencia en algo más que una comida.
La propuesta es sencilla, aunque tampoco se necesita más: carta pensada para compartir, cocina ininterrumpida y una ubicación inmejorable. “La acogida ha sido excepcional. Los madrileños buscan cada vez más experiencias auténticas, con calidad y personalidad”, afirman desde el equipo del hotel.

A eso se suma el Spa Bodyna, con tratamientos personalizados, piscina de relajación y zona de vapor. Para quienes huyen del frenesí sin salir del centro, la combinación de terraza más un ritual de bienestar tiene algo de escapada exprés. “Para nosotros es un oasis inesperado en una de las zonas más vibrantes de la ciudad”, aseguran. No hace falta estar alojado para disfrutar de la terraza, aunque conviene reservar, especialmente en temporada alta. El público combina clientela local y visitantes que encuentran en este rincón una manera de reconciliarse con Madrid. Ticket medio: 45 euros.
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