El negocio de Quirón con la sanidad de Madrid ronda los 1.000 millones anuales pero sus trabajadores se consideran “esclavos”
Las plantillas de cuatro hospitales madrileños han iniciado una serie de concentraciones porque llevan años pidiendo mejoras a la compañía y al Gobierno de Ayuso

Es bien sabido que la corporación Quirónsalud recibe unos ingresos muy golosos de la sanidad pública madrileña. Son cerca de 1.000 millones anuales, según reveló este año EL PAÍS, gracias a una facturación engordada por los pacientes hartos con la lista de espera. Lo que ha pasado más desapercibido es que los sanitarios que hacen posible ese negocio aparentemente muy lucrativo se consideran explotados, unos “esclavos”, según critica el sindicato Comisiones Obreras, el mayoritario en el área madrileña de la empresa, que este miércoles dio inicio a una campaña de movilizaciones que se extenderá hasta después de las Navidades. Los empleados buscan que los crecientes ingresos de la empresa se traduzcan en mejoras salariales.
Cerca de cien personas se concentraron ayer al mediodía en la puerta principal del Hospital de Villalba en la primera de cuatro protestas anunciadas para las próximas semanas. La presidenta madrileña y su novio, un consultor que factura al año cientos de miles de euros a Quirón, fueron objeto de su rabia con cánticos como: “El grupo Quirón es Ayuso y su gestión” o “Alberto Quirón nos deja sin riñón”.
CC OO se queja de que con el paso de los años han crecido dos cosas, el número de pacientes que atienden los hospitales públicos gestionados por Quirón y el dinero que factura la empresa, pero no ha aumentado al mismo nivel una tercera, su salario. La situación de agravio es mayor en tres hospitales que se rigen por el convenio colectivo de la sanidad privada -Villalba, Valdemoro y Rey Juan Carlos de Móstoles- con menores beneficios laborales que el vigente para la otra treintena de hospitales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas). En el caso de un cuarto hospital público gestionado por Quirón, la Fundación Jiménez Díaz, el convenio es el mismo que el del Sermas, pero CC OO asegura que a los nuevos empleados se les ofrecen las condiciones del sector privado.
Así, un enfermero y un médico de la pública pura ganan de media al mes 2.200 y 3.500 euros netos y en la pública gestionada por Quirón 1.400 y 2.000 euros, según CC OO.
El doble rasero se da en otros aspectos laborales como el pago de los festivos, el ratio de trabajadores por cama o la falta de mejoras por antigüedad. “Voy a trabajar el 31 de diciembre por 38 euros brutos adicionales, pero en la pública me pagarían más del doble por hacer ese turno”, se quejaba a los periodistas que cubrieron la manifestación un enfermero, Federico Gatto.
El conflicto ha estallado en unos hospitales donde año tras año crece el número de pacientes externos atendidos, por los que Quirón recibe un extra pagado por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. En Villalba, que fue abierto en 2014, los pacientes de ese tipo atendidos al año han subido de 7.582 a 33.486. La elevada lista de espera para consultas o pruebas en toda la región ha convertido a estos hospitales en el recurso estrella para rebajar esas demoras, aunque ese descenso apenas se aprecia en los números publicados mensualmente en la web autonómica. Como parte de esa lucrativa política, los hospitales públicos de Quirón están haciendo resonancias en un nuevo turno de madrugada.
Sanidad “vendida”
La concentración duró una hora en Villalba. Decenas de ellos se dejaban la garganta mientras los pacientes entraban y salían por el acceso principal, muchos sin prestar atención a los reclamos. Al micrófono, un portavoz de CC OO explicaba que esta protesta era en defensa de la sanidad de todos. “La sanidad pública se está vendiendo a cachos a empresas privadas, incluido Alberto Quirón”, decía aludiendo a Alberto González Amador, el empresario pareja de Ayuso que está en el centro de la guerra política en Madrid. Un juzgado investiga a Amador por un presunto soborno de medio millón de euros a un ejecutivo del grupo Quirónsalud, que lleva casi una década contratándolo para hacer consultoría.
El portavoz con el micrófono, Samuel Mosquera, explicaba a quienes pasaban por allí la razón de esta lucha: “La empresa no para de ganar dinero y esta gente está cada vez más explotada. Parte de esa responsabilidad la tiene la presidenta de la Comunidad”, y añadía: “Estamos salvando vidas y la empresa no para de facturar. Muchos profesionales quisieran estar aquí y ni siquiera pueden porque la empresa les presiona para que no bajen”, decía. El hospital tiene una plantilla de algo más de mil empleados. Tras esto los concentrados respondían con cánticos: “¡No somos esclavos, somos sanitarios!" y “¡Sa-ni-dad, pú-bli-ca!”
Varios trabajadores se quejaron a EL PAÍS de que una mujer que dijeron era una empleada de Quirónsalud, vestida de traje oscuro, había estado grabándoles y haciendo fotos. Esta misma mujer también preguntó a este reportero si era periodista y de qué medio.
La protesta de ayer será seguida por otra el martes que viene a las 11.00 a las puertas del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles. CC OO planea continuar tras las Navidades con otras dos concentraciones todavía sin fecha, en Valdemoro y la Fundación Jiménez Díaz, que se encuentra en la capital.
Mosquera dice que los trabajadores llevan muchos años intentando mejorar sus condiciones. En 2021 escribieron una carta al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, que según dice, nunca fue contestada. En 2023 y 2024 mandaron escritos a la empresa y finalmente arrancaron una negociación que empezó en marzo de este año y que la empresa paró en seco en julio, según Mosquera. “Hemos ido al conflicto porque no nos queda otro camino”, dice.
La Consejería de Sanidad ha remitido a este periódico a la compañía aduciendo que se trata de un tema puramente empresarial. Quirónsalud ha asegurado que son falsas las ideas de que este hospital sea tan rentable y de que la empresa sea egoísta. Un portavoz ha sostenido lo siguiente: “En 14 años gestionando este hospital los salarios de los trabajadores han subido un 50% a pesar de que los ingresos per cápita no se han incrementado y a pesar de que sí se han encarecido los medicamentos y tratamientos”.
El convenio por el que se rigen los trabajadores de Villalba, Valdemoro y Rey Juan Carlos es un acuerdo para todo el sector privado que puede ser mejorado con convenios específicos para cada empresa. CC OO dice que empresas sanitarias privadas como Sanitas han dado a sus empleados unas condiciones mejores por esa vía y piden que Quirón haga lo mismo. El enfermero Federico Gatto expresa una queja compartida por muchos en Villalba: “No puede ser que nosotros, empleados de un hospital público, nos rijamos por el mismo convenio que una clínica dental con cuatro empleados, con todo el respeto para esa clínica”.
El descontento también es creciente entre la población atendida por estos hospitales. Las demoras han crecido en los últimos años conforme ha crecido el número de pacientes externos. Cunde la sospecha de que la empresa tiene dos listas de espera, una exprés para los pacientes de fuera, por los que gana un plus, y otra más lenta para la población local, a la que está obligada a atender sin ingresos adicionales. “A los de fuera les dan cita de inmediato, pero si eres de aquí te ponen en otra lista”, se quejaba una vecina manifestante, María Luisa Gómez.
Los vecinos de Villalba y alrededores aseguran que la empresa también envía a población local a los quirófanos de la Fundación Jiménez Díaz, en la capital, donde sospechan que Quirón factura más. Eso le pasó en junio a un vecino de Becerril de la Sierra, Pedro Manuel Antón, de 67 años. Este jubilado se unió a los sanitarios para clamar a viva voz: “¡Solo quiero que me cuide gente con un salario digno!"
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