Los latinoamericanos de Madrid que contraprograman la fiesta de la hispanidad de Ayuso porque no hay “nada que celebrar”
Esta semana en Madrid diferentes organizaciones protestan contra lo que representa el 12 de octubre


La cita oficial volverá a ocupar los focos: desfile, aviones, recepción de los reyes y, finalmente, muchos discursos en nombre de la hispanidad, un concepto abstracto que la RAE define como un intento de tratar de agrupar a todos los pueblos de habla hispana, pero del que, en la práctica, muchos de quienes forman parte de esos mismos pueblos se sienten excluidos. El origen de la polémica es fácil de entender: la efeméride conmemora la llegada de Cristóbal Colón al continente americano, símbolo del poder de la España imperial para algunos y, para otros, inicio de un proceso de colonización que trajo consigo violencia, esclavitud y el expolio de los recursos de territorios enteros.
Como resultado, mientras un Madrid liderado por el PP de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, vestirá sus mejores galas, este mismo 12 de octubre, a unas pocas paradas de metro, otro Madrid se concentrará para decir que el día no es una fiesta, sino una herida que todavía supura. Lo hacen a través de una programación alternativa en la que distintos colectivos y espacios culturales tratan de disputar un relato institucional que Ayuso ha convertido en uno de sus principales caballos de batalla. No en vano, el Gobierno regional lleva semanas promocionando la fiesta sin reparar en gastos, concierto de Gloria Estefan incluido. Pero la hispanidad está en discusión, dicen los colectivos críticos. Quieren debatir cuestiones muy concretas: qué se recuerda, quién habla y con qué palabras lo hace.
En Embajadores, la Asociación Cultural La Parcería abrió en octubre El sudaca nos ataca, una exposición de largo aliento del Real Archivo Sudaca que reúne fotografías, recortes, memes y materiales del espacio público para rastrear cómo se ha nombrado y representado a los latinoamericanos en España desde los tiempos de la colonización hasta hoy. “Colón llamó indios a quienes encontró pensando que venían de la India. Ese gesto inaugura siglos de servicio forzado y subalternidad”, explica Francisco Godoy, historiador, poeta y artista. “Desde 1492, se nos coloca en los lugares del servicio: obreros, empleadas de hogar, trabajadores sexuales. Luego llegan etiquetas como panchitos o sudacas. Ese lenguaje no es inocente”.
Carolina Bustamante, curadora e investigadora de la muestra, encuadra así el propósito: “Queremos poner la colonialidad sobre la pared, hacer visible cómo aparece en la ciudad, en la comida, en los medios, y disputar la naturalización festiva del 12 de octubre. No se trata de una efeméride neutra. Es una memoria conflictiva que condiciona vidas presentes”. La exposición forma parte del programa Desplazamientos en el tiempo (2024-2025), centrado en migración, memoria y ciudad. “Apostamos por otros relatos históricos y por voces que se han silenciado. El archivo se agrupa en categorías que recogen tanto los insultos como formas de resistencia en el imaginario colectivo”, añaden.
El desacuerdo con la agenda oficial es político. “Cada 12 de octubre se ritualiza la blanquitud”, dice Godoy. “Se unen estamentos políticos y militares para reivindicar una gesta que implicó violencia y borrado cultural. Pan y circo no es política pública”, recuerda Bustamante, que pone el acento en el atajo del mestizaje reconciliador: “Se celebra la mezcla como valor, pero no se nombran las violencias ni las jerarquías que siguen operando. Pedir reconciliación sin reconocer daños es pedir silencio a quienes los padecen”. Los dos investigadores ven incluso una cierta continuidad entre el franquismo y su concepto de madre patria y la hispanidad que hoy se ofrece como paraguas identitario. Porque la disputa también es semántica. “En España se insiste en hablar de Hispanoamérica. Latinoamérica incomoda porque no se centra solo en España e incorpora otros colonialismos, como el francés o el portugués”, apunta Godoy, que se reivindica sudaca: “Tomamos el insulto y lo convertimos en herramienta crítica”.
El movimiento que sostiene esta crítica no es cosa de un día. “Llevamos diez años organizando acciones cada 12 de octubre: leer poemas frente a monumentos coloniales, intervenir museos y calles, abrir debates”, recuerda Godoy. En 2014, él y Bustamante curaron otra exposición, Crítica de la razón migrante, en La Casa Encendida, cuando estas conversaciones apenas asomaban en la agenda cultural madrileña. “Desde entonces ha crecido una comunidad antirracista más articulada”, dice Bustamante. “Hoy existen espacios autogestionados que sostienen estas discusiones. No son burbujas: hay tejido entre barrios, escenas culturales y activismos. Y eso se nota en la calle”.
Lo saben también en el Colectivo Ayllu, que ha promocionado esta semana en el metro de Madrid la muestra Tejer con hilos nuestras memorias anticoloniales. Han expresado su objetivo en un comunicado: “Del 4 al 13 de octubre, Madrid se llena de artistas invitados de las excolonias en nombre de celebrar una supuesta hermandad lingüística y cultural que ignora por completo el violento proceso a través del cual se impusieron en los territorios colonizados. [...] No aceptamos este intento burdo de suavizar una historia que exige reparación y justicia. 12 de octubre, ¡nada que celebrar!”.
El mensaje se repite: “Descolonicémonos: 12 de octubre, ¡nada que celebrar!”, rezan los carteles que llaman a la manifestación en un pasacalles que saldrá a las 16.30 del Parque de las Lavanderas (Acacias), recorrerá la Ronda de Valencia y Atocha y llegará a la Plaza Juan Goytisolo, frente al Museo Reina Sofía. A las 19.00 habrá una lectura de un manifiesto y música en vivo.
En paralelo, la exposición de La Parcería funciona como sala de máquinas de esa memoria alternativa. El Real Archivo Sudaca, fundado en 2015, se define como “plataforma de investigación en torno a la ficción de lo sudaca en el Estado español”. La pieza toma su título de la canción El sudaca nos ataca, de Siniestro Total (1983), y busca mostrar cómo el insulto callejero se ha convertido con el paso de los años en políticas concretas como la Ley de Extranjería de 1985, la primera con la que se abordó el fenómeno migratorio en el país. En un contexto en el que España acababa de entrar en lo que entonces se conocía como la Comunidad Económica Europea y se convertía, por tanto, en la frontera sur del viejo continente, esta tuvo un carácter esencialmente restrictivo, con lo que muchos migrantes pasaron a encontrarse en situación irregular
De aquel barro, denuncian los activistas, estos lodos. “El discurso de que en la ciudad caben todos los acentos suena inclusivo, pero si no se acompaña de derechos, es cosmética”, sostiene Bustamante. “Hay leyes de extranjería, hay jerarquías raciales, hay un reparto desigual de oportunidades”. Godoy vuelve la vista a la Plaza de Cibeles, al palco y al cielo: “La parada militar explica por sí sola de qué va la fiesta”. Finalmente, una advertencia sobre estas formas de resistencia: “No somos la postal tropical del desfile”, dice Bustamante al despedirse. Y añade: “Somos memoria, trabajo y ciudad. Y tenemos voz”. Godoy asiente: “El 12 de octubre no es un souvenir. Es una disputa por el presente”.
Otros colectivos latinoamericanos y movimientos sociales de Madrid se preparan para una semana de actividades en torno al 12 de octubre bajo el lema “Nada que celebrar”. El 9 de octubre, La Parcería acogerá el conversatorio “Nütramyem Ka Descolonicémonos”, un círculo de palabra con la autoridad mapuche Flor Calfunao Paillalef, representante ante la ONU. El 11 de octubre, la Asamblea Descolonicémonos 12 de octubre convoca una acción ritual en Plaza Colón a las 20.00 para honrar la memoria de las ancestras y reafirmar la reexistencia de los pueblos originarios. Un día después, el 12 de octubre, la manifestación “Tierra Florecida frente al Orden Genocida” recorrerá Madrid desde el Parque de las Lavanderas (Acacias) hasta Atocha, con pasacalles, arte y música en la Plaza del Museo Reina Sofía. Finalmente, el 16 de octubre en Traficantes de Sueños se celebrará el conversatorio “Activismos desde la búsqueda: encuentro México y España”, un diálogo entre una madre y una hermana sobre desapariciones forzadas en México y el robo de niños durante el franquismo. Todas las actividades conforman una programación alternativa del 12 de octubre.
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