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La muerte de Cristina tras 42 puñaladas: asesinato con violencia de género u homicidio

Las acusaciones piden para la expareja de la joven de 18 años, que le causó la muerte en junio de 2022, entre 25 y 33 años de cárcel. La defensa solicita solo 14

Patricia Ortega Dolz

Los hechos sucedieron el 30 de junio de 2022. Cristina Romero, de 18 años, paseaba a su perro como cada tarde en un parque próximo a su casa de Parla (Madrid). Raúl Mateos Otero, de su misma edad, y que había sido su pareja hasta nueve meses antes, la sorprendió y le asestó 42 puñaladas en total. Ella trató de zafarse de su agresor en distintos momentos sin éxito. Falleció en el hospital 12 de Octubre al día siguiente. Las acusaciones, formadas por el ministerio Fiscal, el abogado de la Comunidad de Madrid y el abogado de la familia de la víctima, piden 25, 27 y 33 años de cárcel respectivamente para el acusado. Consideran que Mateos perpetró un asesinato alevoso, con premeditación y ensañamiento, además de que hubo violencia de género.

“Merodeó la zona días antes para asegurarse de que ella seguía sacando al perro por la tarde en ese sitio, la asaltó sorpresivamente a una hora en la que no había nadie en esa urbanización de chalets, hacia las 17.00 de la tarde, compró un cuchillo exprofeso y maquinó su ataque durante meses” por venganza y por despecho, defienden. “Él no pudo soportar que ella tuviera ya otra vida con otra persona y que fuera feliz”, ha concluido el abogado de la familia, Wilfredo Jurado, que no ha ocultado su emoción porque conocía a la familia de la víctima por ser íntimo amigo de su tío.

La defensa, representada por el abogado de oficio Alberto Holgado, considera por su parte que no hay asesinato alevoso ni violencia de género en este caso. Entiende, en cambio, que se trató de un homicidio, por lo que solicita 14 años de prisión para su defendido, porque éste advirtió a la víctima de sus intenciones justo antes de cometer el crimen (“le enseño el cuchillo y la avisó de que la iba a matar si no le atendía”) y, además, lo cometió cuando sufría una depresión y un trastorno mental. “No hubo ensañamiento, las 42 puñaladas se produjeron como consecuencia del furor de la agresión, pero no con la intención de producirle más daño”, ha argumentado. Según Holgado, el acusado fue “víctima de sí mismo” y mató a Cristina guiado por la rabia que sentía por los comentarios que ella había puesto sobre él en la redes sociales, por lo que “no existe tampoco violencia de género”.

La instrucción, que ha durado más de tres años, la ha llevado el juzgado de Violencia número 1 de Parla, “de manera diligente”, según la defensa, que achaca el “enorme retraso en la celebración de este juicio (más de tres años)” a los muchos recursos y pruebas solicitadas por la defensa.

Con jurado popular

Raúl Mateos Otero ha llegado esposado y custodiado por la policía a la sala y ha permanecido todo el tiempo con la cabeza hacía abajo y las manos cogidas entre sus piernas. Está previsto que declare este martes en la segunda sesión del juicio oral. Buena parte de la jornada de este lunes ha consistido en la selección de un jurado popular, compuesto por 11 personas, dos de ellas suplentes, que serán quienes diriman en última instancia y a la luz de las pruebas presentadas si se trata de un homicidio como dice la defensa o de un asesinato alevoso con violencia de género como aseguran las acusaciones.

El abogado defensor ha tratado de demostrar que Cristina podía haber sobrevivido a las 42 puñaladas si hubiese sido trasladada al hospital con mayor premura, pese a reconocer que fue atendida en el lugar del ataque por el Samur “entre 10 o 15 minutos después” de sufrir la brutal agresión y estabilizada poco minutos después. “El hecho de que se esperase hasta las 18.40 horas de aquella tarde para que Cristina fuese trasladada en un helicóptero medicalizado hasta el hospital, pudo determinar su muerte”, ha defendido. Y, posteriormente, ha puesto en cuestión el tiempo que tardaron en realizarle las pruebas en el propio centro hospitalario madrileño. No obstante, a la luz de los hechos y de los familiares, testigos, policías y peritos (incluidos médicos y psicólogos), el tribunal ha desestimado algunas declaraciones solicitadas por la defensa.

La muerte de Cristina Romero, que se desvaneció en los brazos de su madre que salió a auxiliarla desde su casa, conmocionó a la comunidad de Parla y a toda la Comunidad de Madrid. Estaba a punto de cumplir los 19 años y tenía toda la vida por delante. Su agresor fue detenido en las inmediaciones del lugar donde la atacó por la Policía y lleva en prisión desde entonces.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".
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