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Más estudiantes vulnerables en Madrid que ayudas para desayunar en los colegios: solo la obtienen 1.182 niños

El PSOE denuncia que en la región hay unos 140.000 menores con carencia material severa

Estudiante en comedor escolar de Madrid
Daniela Gutiérrez

Las ayudas económicas que ofrece la Comunidad de Madrid para que niños de la Educación Infantil y Primaria reciban la primera comida del día en los colegios tienen un alcance mínimo. Solo 1.182 estudiantes recibieron la prestación el pasado curso, a pesar de que se calcula que hay unos 140.000 menores con carencia material severa en la región en edad escolar, según un informe de CC OO. En definitiva, teniendo en cuenta esos datos, la obtiene un 1% de los posibles candidatos. Y la cifra de beneficiados será similar este año, según ha anunciado el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Las solicitudes se abren en septiembre y el plazo de resolución tarda meses, por lo que las familias pasan las primeras semanas de clases en una incertidumbre, sin saber si contarán o no con la ayuda. A ello hay que sumar la baja financiación del programa y la poca promoción que tienen estas ayudas, una de las razones, según los propios implicados, de que la pidan muchas menos personas de las que la necesitan.

Las ayudas para el desayuno son tan complejas como la situación de las familias que las requieren. El Ejecutivo regional asegura que esta medida facilita que los estudiantes “que forman parte de la población más vulnerable de la Comunidad de Madrid” puedan recibir la primera comida del día en sus colegios antes del inicio de su jornada lectiva, entre las 8.00 y las 9.00. “Existe, por tanto, un interés público en garantizar la alimentación saludable de estos alumnos para un adecuado rendimiento escolar en igualdad de oportunidades”, se lee en el documento oficial que regula las ayudas.

Las posibles solicitantes de esta ayuda son las familias que perciban la Renta Mínima de Inserción (RMI) ―una prestación autonómica― o el Ingreso Mínimo Vital (IMV) ―una prestación estatal―, que perciben las personas que no tienen suficientes ingresos como para cubrir sus necesidades más básicas.

Elena, una madre en esa situación, y que prefiere no decir su nombre real ni ningún dato que pueda identificar a sus hijos, por el estigma que pueda suponer, la ha pedido este año. Vive sola con sus tres hijos, dos de ellos con discapacidades en grado I y II, por lo que se le complica encontrar un trabajo que pueda compatibilizar con las terapias, los estudios y las actividades de cada uno. “Todo esto me genera mucha ansiedad y estoy teniendo episodios de migrañas”, cuenta. Desde mayo sus condiciones se han agravado porque por un error de documentación solo está percibiendo 172,50 euros al mes del IMV.

El PSOE denuncia que, para empezar, el presupuesto que destina la región se mantiene en unos 600.000 euros inamovibles desde 2023. Una de las razones por las que puede que la cifra no aumente es la baja tasa de solicitantes, lo cual también hace saltar las alarmas en una región en la que el 8,5% de la población tiene carencia material severa, según las últimas cifras del INE. “Esta situación contrasta con el número de menores con carencia material severa de Madrid, unos 140.000, o con los 119.000 a los que se le dio una beca comedor el pasado curso”, argumenta Lorena Morales, portavoz de Políticas Sociales del PSOE en la Asamblea.

Es de suponer, argumentan, que entre las 119.000 familias que necesitan una subvención para que sus hijos coman en los comedores de los colegios, el número de las que necesite también una ayuda para el desayuno supere por mucho el millar. Según los últimos datos de la Comunidad de Madrid, en 2024 hubo 1.416 personas que recibieron el RMI (se da a una sola persona de la unidad familiar) en la región, mientras que son 387.300 con el IMV (que puede recibirlo más de uno en el hogar). Estas cifras sugieren que más de esos 1.182 niños pudieron necesitar el pasado curso una ayuda para el desayuno y que nunca se les tuvo en cuenta.

“No puede ser que a la hora de solicitar la beca comedor los perfiles de las familias necesitadas sean tantos y luego desaparezcan a la hora de solicitar la de desayuno”, coincide María Carmen Morillas, presidenta de asociación de padres y madres del alumnado de la Comunidad de Madrid, la FAPA Francisco Giner de los Ríos. Elena pidió este curso la ayuda del desayuno, cuyo plazo fue del 2 al 22 de septiembre, y a la beca comedor, de la que ya se conocen los resultados. A Elena le concedieron esta beca solo para uno de sus dos hijos que la necesita y ahora tiene que hacer la reclamación para el otro, pero teme que le pase como el curso anterior, cuando le dieron la beca parcial y ella tuvo que asumir un monto que ascendía a casi 60 euros mensuales.

“Lo lógico es que hubieran abierto el plazo de solicitud de las ayudas para el desayuno junto con las becas de comedor [que fue en junio y que se concedieron a finales de agosto]. Así, al comenzar el curso, las familias saben si disponen de la beca o no”, comenta Morales. A ello, añade, hay que sumarle que la Comunidad de Madrid tiene unos plazos muy largos para dar la respuesta: el curso pasado, la resolución de estas ayudas se publicó el 18 de marzo de 2025. “Vamos, que si se descuidan se acaba el curso”, concluye.

Morillas señala un tercer problema, y es que no solo se otorgan pocas ayudas, sino que tampoco están bien promocionadas. Muchas familias no se enteran de que existe esta prestación ni de los plazos para solicitarla. Elena conoció las ayudas para el desayuno en 2023, la primera vez que la pidió. Sin embargo, el año pasado se quedó sin ella porque la secretaria del colegio que le informa al respecto estaba de baja y no se enteró de la convocatoria.

Morales señala que habrá muchas familias que, frente a un primer intento fallido o al miedo de que directamente les denieguen la prestación, prefieran no arriesgarse y ofrecerles el desayuno a sus hijos en casa, porque el del colegio termina siendo más caro. La ayuda otorgada es de un máximo de 55 euros al mes por estudiante, un dinero que las familias a veces prefieren gestionar al interior de sus hogares.

Para sumar otro a la lista de problemas en estas ayudas, la Comunidad solo las otorga a los estudiantes de Educación Infantil y Primaria porque los centros de Secundaria “no disponen de servicio de comedor escolar ni servicio de acogida temprana”, según el documento regulador. Además, argumentan que los alumnos a partir de 12 años tienen “mayor autonomía”, lo que hace “que se haya estimado conveniente no incluir al alumnado de Educación Secundaria entre los destinatarios de esta medida”. Y para rematar, añade el documento, que aunque la mayoría de los colegios concertados de ese nivel educativo sí tienen el servicio especial de acogida temprana con desayuno, estos no se incluyen “para evitar generar una situación que pudiera parecer discriminatoria para los centros públicos”.

“Un chico de 13 años puede ser más autónomo, pero si su familia no tiene para darle un vaso de leche y unas galletas, pues de nada sirve su autonomía”, contradice Morales. Según la portavoz del PSOE, el Gobierno de Ayuso debería recordar que el comedor escolar, con todas sus funcionalidades, “es una medida de conciliación básica”.

Casi 59.000 becas comedor denegadas el pasado curso

El curso 2024-2025 la Comunidad de Madrid concedió unas 103.000 becas de comedor en la primera vuelta, que a lo largo del año escolar llegaron hasta las 127.000 con la resolución favorable de las reclamaciones de muchas de las familias que quedaron fuera. La cifra final estuvo muy por debajo de la que había prometido el Gobierno de Ayuso, que preveía llegar a 137.000 ayudas. 

Sin embargo, según los datos obtenidos por Lorena Morales, diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, y a los que ha tenido acceso este diario, ese mismo curso se denegaron casi 59.000 solicitudes de becas comedor. La cifra representa el 21% del total de presentados, es decir, que una de cada cinco familias que pidieron ayuda para darle de comer a sus hijos en el colegio recibió la negativa de la Administración regional.

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