Operación salida del Plan Vive de Madrid: pagos de 1.337 euros por marcharte de tu piso seis meses después de entrar a vivir
Vecinos que empiezan a marcharse de la iniciativa de “vivienda asequible” de Ayuso en San Sebastián de los Reyes denuncian abusos por parte de la gestora en la devolución de las fianzas


Los vecinos empiezan a divertirse contando las persianas bajadas hasta el suelo. “Es un juego”, dicen, que practican mientras toman el sol en la piscina, mientras pasean al perro por la calle o mientras esperan a que se abran las compuertas del garaje. Una a una cuentan las casas vacías de su urbanización, que son prácticamente la mitad. No está siendo sencillo para los gestores del Plan Vive en San Sebastián de los Reyes llenar las 488 viviendas de “alquiler asequible” construidas en la avenida Arribes del Duero. Este es el segundo municipio de Madrid con mayor oferta de Plan Vive después de Getafe. En cambio, hasta el 31 de julio solo se han formalizado 292 alquileres. A esta cifra habría que restarle los que, en apenas seis meses, ya se han marchado. Poder acceder a uno de estos inmuebles no es fácil. Para optar a la vivienda de un dormitorio, la más barata —714 euros—, se exige un sueldo de al menos 2.000 euros. El caso es que, salir de allí —donde la inmensa mayoría de los pisos son entregados con desperfectos— tampoco es pan comido, ni barato: a algunos inquilinos se les ha exigido el pago de hasta 1.300 euros.
En la promoción de San Sebastián de los Reyes, 1.858 adjudicatarios rechazaron por voluntad propia la vivienda pese a haber sido admitida su solicitud y cumplir con todas las condiciones, según los datos oficiales que pueden consultarse en la página web de Sogeviso, la empresa que gestiona el Plan Vive en este municipio. “Si pudiéramos dar marcha atrás, también la habríamos rechazado y no nos habríamos metido en esta pesadilla”, dicen Júlia Trullà, de 30 años, y Javier Infer, de 29. La pareja se mudó al Plan Vive de Sanse el 30 de diciembre de 2024 desde el centro de Madrid por una cuestión de cercanía al trabajo —ambos son periodistas—. Seis meses después —el tiempo mínimo de estancia— ya se han marchado. “Me da mucha rabia que se venda como asequible lo que no lo es. Nosotros nos hemos mudado porque de lo que pensábamos que íbamos a tener que pagar a lo que en realidad estuvimos pagando, más de 1.000 euros al mes, no éramos capaces de ahorrar ni tener perspectiva de futuro. Este plan asequible no sirve”, dice Júlia. Tanto ella como él tenían un trabajo estable en un conocido medio de comunicación. “Lo peor no fue llegar, ni todos los gastos extras, ni los desperfectos, ni que nos cayeran excrementos en la plaza de garaje porque las tuberías estaban mal. Lo peor fue el final... Ahora verás”, anuncia Javier.
Júlia y Javier decidieron dar un vuelco a sus vidas con el afán de poder ahorrar algo de dinero. Encontraron trabajo en un pueblo de Huesca de 10.000 habitantes, donde el alquiler se reduce casi a la mitad. Anunciaron a Sogeviso con semanas de antelación que el 30 de junio harían efectiva su marcha.

El procedimiento cuando un inquilino deja un piso del Plan Vive es el siguiente. En primer lugar, se solicita que todo quede vacío. Júlia y Javier limpiaron además todas las estancias de la casa. A continuación, un trabajador de la gestora acude para hacer una revisión “exhaustiva” para detectar los desperfectos. “Un nivel de exigencia que no se da cuando te lo entregan”. El técnico apuntó dos o tres incidencias: unas leves rozaduras, un adhesivo que habían colocado para colgar las llaves y un problema con la pipeta de desagüe bajo el fregadero que ya estaba cuando entraron. “Cuatro chorradas, no os preocupéis”, les dijo. Nueve días después llegó la sorpresa en forma de PDF. En total, 1.327,02 euros debían abonar, de los cuales 1.103,72 eran por “repasos de pintura de paramentos dañados en vivienda, aplicación de dos capas de pintura plástica blanca en paramentos verticales y horizontales, manchados y tapado de agujeros emplastecidos y pintados“. El importe sería descontado de la fianza y garantía adicional de 1.824 euros que abonaron al principio.
“Es una vergüenza. No se adjunta ninguna justificación, ni ninguna factura explicando de dónde salen esos costes. Nada de nada. Además, va en contra del propio contrato”, se queja Javier. Según la novena cláusula, siempre se realizará una limpieza de salida y pintura de la vivienda “que será de cuenta y cargo del arrendador salvo que el estado de limpieza y/o pintura de la vivienda resulte deplorable por un mal uso y conservación (considerándose como desperfecto, entre otros, grafitis o dibujos), en cuyo caso dicho servicio de limpieza y pintura será de cuenta y cargo del Arrendatario”. Las manchas en las paredes blancas de pladur que Javier y Júlia muestran con imágenes, son casi imperceptibles. La pareja ha notificado que el caso lo han dejado en manos de un abogado, por lo que consideran un “atraco”, un “descaro” y una “injusticia”. Hasta ahora, ante las amenazas de demanda, la gestora ha actuado intentando “regatear”, reduciendo el importe a unos 900 euros. “Juegan contigo. Nos han devuelto solo 218 euros, mientras que si nos cobrasen los 1.327 que pretendían deberíamos recibir 497. Intentan que te desgastes, que desistas. Al dinero que pagas al entrar se suma el que pagas al salir. Cuentan con que se quedarán la fianza”, relata Júlia.
El caso se repite sistemáticamente piso tras piso. La horquilla de dinero a pagar entre los afectados va desde los 300 a los 1.300 euros de Júlia y Javier. “Es como una secta. Una vez entras, para salir todo son trabas. Sientes que está descontrolado, que la Comunidad lo ha entregado a un fondo buitre que lo está explotando mientras tú estás desamparado”, cuenta Cruz Valbuena, de 47 años, que también ha abandonado la misma promoción junto con su compañera, Sandra Almodóvar, de 46 años. En su caso, además del dinero que les descontaban, han tenido que pagar los gastos de luz del mes de julio a pesar de no estar ya viviendo allí porque Sogeviso no hizo el cambio de titularidad. “El alta de los suministros se paga al entrar. Para que no tengan que pagar ellos una nueva alta, te piden que no te des de baja y que les dejes gestionarlo”, afirma Almodóvar, que tuvo que optar por ejecutar ella misma la baja ante la inmovilidad de Sogeviso. “La comunicación no existe, te responden a los días con generalidades o cosas que no se cumplen. Yo lo defino en una palabra: indefensión. No nos hacen caso, somos números en su Excel. Les damos igual”, añade.

Entre los que siguen siendo inquilinos del Plan Vive hay un veterano de este tipo de promociones de vivienda pública promovidas por el Partido Popular de la Comunidad de Madrid. “Yo no cuento con la fianza, por experiencia sé que van a buscar la forma de quedarse con ella”, admite Alejandro, que prefiere no dar su apellido, mientras enseña las entrañas de las instalaciones. “De vivienda para jóvenes vulnerables nada de nada. Tú te paseas por el garaje y ves coches de 100.000 euros”, dice señalando un Mercedes. “Lo que buscan es dar vivienda a sus votantes. Quieren crear barrios que les voten a ellos. Enfrente hay chalés de más de medio millón de euros. Cuando necesitas ganar mínimo 2.000 euros para entrar, ¿qué narices va a ser asequible?“, agrega.
Hace dos semanas, una furgoneta con los cristales tintados se detuvo en la avenida Arribes del Duero. La escena llamó tanto la atención que algún vecino la grabó en vídeo. Un séquito de chinos trajeados desembarcó en la calle y accedió a las zonas comunes de la urbanización. Un traductor señalaba las persianas bajadas hasta el suelo y explicaba la excelencia del Plan Vive mientras un representante de Sogeviso y otro de Tarvos Activos Inmobiliarios -la empresa arrendadora- acompañaban la expedición, según le confesaron a Alejandro los conserjes. Eran inversores. “Acaba de empezar el juego y ya quieren vender a los chinos. Esto es el Monopoli: negocio y especulación”, finaliza Alejandro. Los chinos subieron a la furgoneta y pusieron rumbo a su próxima parada: la promoción del Plan Vive en Tres Cantos.
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