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La mañana en la que Javier y Esther se dieron el ‘sí quiero’ en la UCI del Hospital Gregorio Marañón

La pareja decidió adelantar el casamiento, que tenían programado para dentro de un año, porque, tras estar dos meses ingresado, era su mayor deseo.

Javier y Esther, después de contraer matrimonio en la UCI del Hospital Gregorio Marañón. Foto: Hospital 12 de Octubre
El País

Tal vez no fuera el lugar que hubieran imaginado. En cambio, Javier y Esther se prepararon para la ocasión con el mismo estado de emoción que el resto de las personas que se levantan una mañana para darle a otra el “sí quiero”. Javier vestía con americana negra y una corbata que cubrían el camisón del hospital. Esther llevaba un traje blanco de novia y ramo de rosas en la mano. Como telón de fondo, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Quirúrgica del Hospital Universitario Gregorio Marañón donde él lleva dos meses ingresado. El casamiento estaba previsto para dentro de un año, pero ahora mismo dentro de un año parece un mundo. Así, la pareja habló con los profesionales que se encargan de cuidar a Javier y pidieron colocarse los anillos allí mismo, en una ceremonia sencilla y austera, pero llena de significado.

Cristóbal Ruiz, enfermero de la UCI Quirúrgica, se convirtió de pronto en el organizador del evento. No tenía ni idea de por dónde empezar. Ruiz se dirigió a la jefa de área y los médicos superiores, que se mostraron conformes con la idea. “Llamé a todos lados porque esto es algo excepcional”, cuenta el joven en un vídeo difundido por el centro hospitalario. “Nosotros recibimos la noticia con muchísima ilusión porque Javier lleva ingresado con nosotros más de dos meses y, en este ingreso tan largo, nos ha dado tiempo a conocer a ambos y a la familia de Javier”, afirma Claudia Menéndez, médica de la UCI.

Tras el permiso del hospital, Menéndez explica que se les dio algo de tiempo para que pudieran preparar un poco los detalles más prácticos del evento. “Javier está en un hospital, pero cuando te quieres casar lo quieres hacer con las mejores condiciones posibles”, dice la médico.

Una vez estuvo todo y llegó el día, todas las miradas se dirigieron hacia la pareja. “Fue muy emotivo para todo el equipo porque esto no deja de ser una UCI donde los pacientes están muy malitos”, cuentan las enfermeras. Mientras les leían a Javier y Esther las implicaciones de la decisión que estaban tomando, él no hacía ni caso al notario porque no le quitaba el ojo de encima a su futura mujer. Una vez se fundieron en un beso, las familias al completo se hicieron una foto para inmortalizar el momento. Entre las sonrisas de felicidad se colaba también alguna lágrima. En un corcho colgado de la pared, como regalo de boda, se colocó un gran mural con decenas de la pareja junto a más amigos y seres queridos. “Gracias por formar parte de nuestra vida, Javi”, le decían.

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