Los musulmanes denuncian la “discriminación religiosa” que sufren del concejal del distrito centro de Madrid
El popular Carlos Segura hace alarde de su participación en actos católicos y de su religiosidad en redes sociales, pero pone continuas trabas administrativas a los actos islámicos y nunca les felicita en sus fiestas

En el calendario islámico hay dos grandes fiestas religiosas en el año: El Eid al-Fitr, que indica el final del Ramadán, y el Eid al-Adha, la Fiesta del Sacrificio o Fiesta del Cordero, que este año se celebrará el próximo viernes. Desde 2006 ambas fechas arrancan en el centro de Madrid con una multitudinaria oración comunitaria que con el paso del tiempo se ha convertido en referente para los musulmanes de la capital y que tiene como escenario las pistas deportivas del parque Casino de la Reina, en el barrio de Embajadores.
Desde la llegada de Martínez-Almeida a la alcaldía estos actos, que congregan a más de 5.000 personas, sufren trabas administrativas para conseguir autorización del Ayuntamiento de Madrid, según Valiente Bangla, la asociación que los organiza y que acusa abiertamente al Gobierno local de “discriminación religiosa”.
Se podría decir que la Fiesta del Cordero es para un musulmán el equivalente al día de Navidad para un católico. La semana pasada, desde la Unidad de Eventos en el Espacio Público del distrito Centro, se respondió por escrito a Valiente Bangla que solo sería posible autorizar el rezo comunitario de esta celebración en Casino de la Reina un día después de la fecha en sí. En palabras de Mohammad Fazle Elahi, presidente de la entidad organizadora de la cita, eso es tanto como pedir que el nacimiento de Jesús se celebre el 26 de diciembre, “una respuesta absurda e indignante”.
En declaraciones a este periódico, desde la junta municipal de Centro se asegura que, finalmente, la comunidad musulmana podrá realizar la oración cuando toca, el viernes 6 de junio, algo que se ha comunicado por teléfono a Valiente Bangla que, sin embargo, aún espera la llegada de la autorización oficial para el rezo y la confirmación del horario en el que estará permitido.
“Queremos que nuestro Ayuntamiento nos reconozca”
Situaciones similares se repiten dos veces al año porque lo que hasta 2019 era un mero trámite administrativo sistematizado se convirtió en negociación burocrática tensa con la llegada a la presidencia de Centro de José Fernández y, ahora, de Carlos Segura, según un Mohammad Fazle que dice no imaginar que cualquier acto religioso católico recurrente deba pasar por algo parecido.
Hartos del trato que dicen recibir, para el fin del Ramadán del pasado marzo, Valiente Bangla renunció a solicitar permiso para el rezo comunitario en la junta de distrito y la comunidad musulmana consiguió autorización vía Delegación de Gobierno. De cara a la cita del viernes podrían haber optado nuevamente por esta fórmula, pero desde la citada asociación indican que volver a tramitar el permiso por el camino más difícil tiene un carácter reivindicativo y resulta “fundamental para tratar que en el futuro las cosas se hagan de forma distinta desde la administración y que nuestro distrito y nuestro ayuntamiento nos reconozca y nos respete como ciudadanos madrileños musulmanes que somos, algo contemplado en la Constitución”.
Por su parte, la Junta Municipal de Centro asegura que su actitud con estas celebraciones es “colaborativa” y que “en todo momento se ha mantenido un canal de comunicación abierto con la asociación solicitante”.
Trabas administrativas
Tradicionalmente, los rezos comunitarios en Casino de la Reina se celebran en dos turnos, entre las siete y las ocho de la mañana. Para cuando la mayoría de vecinos del barrio de Embajadores despiertan, todo ha concluido y el espacio público donde se realizan está despejado y disponible para otros usos.
Las principales objeciones del actual Ayuntamiento para conceder la autorización en los términos deseados por los organizadores son su temprana hora de comienzo, el uso de megafonía y la ocupación de unas pistas deportivas que son utilizadas por la comunidad educativa. Desde Valiente Bangla alegan que nunca, en casi 20 años, han tenido quejas vecinales y que la amplificación que usan es mínima, puesto que solo necesitan que se pueda oír al imán dirigiendo el rezo. Al mismo tiempo, indican que la actividad no coincide con el horario escolar, por lo que tampoco habría problema por la ocupación de las pistas deportivas.
Otra de las pegas que cada año pone el ayuntamiento para otorgar el permiso correspondiente es que no se indica una fecha fija para los rezos dentro del plazo estipulado por la administración para este tipo de trámites. Sin embargo, es el avistamiento lunar el que determina las celebraciones musulmanas, por lo que solo se puede concretar el día de cada celebración cuando falta poco para la misma. “Tener que explicar esto cada vez resulta agotador. Sabemos que el ayuntamiento debe establecer unos plazos y unas normas, pero también que todo puede resolverse con voluntad y comprensión y que nuestra cultura merece el mismo respeto que cualquier otra, por integración, por convivencia, por amistad. Aunque los permisos acaben llegando, nos sentimos maltratados por la incertidumbre y lucha que supone su obtención. Es una sensación de estar mendigando algo a lo que tenemos derecho y algo con lo que no habíamos tenido que lidiar con anteriores gobiernos municipales, ni del PP, ni de Ahora Madrid”, aseguran desde Valiente Bangla.
Más allá de los choques por estas celebraciones concretas, desde la extensa comunidad musulmana de Centro ―solo en la zona de Lavapiés hay seis mezquitas― creen que la relación que mantienen con los responsables del distrito no es lo fluida que debiera. Lamentan, por ejemplo, que mientras que al edil presidente Carlos Segura se le puede ver asistiendo a cuanto acto religioso católico se celebra en el distrito, ni él ni ningún otro miembro del Partido Popular ha aceptado nunca la invitación anual que desde la mezquita Baitul Mukarram de Lavapiés, que da servicio a cerca de 8.000 musulmanes, se les hace llegar para participar en una de las rupturas comunitarias del ayuno que se realizan durante el Ramadán, un acto de acercamiento cultural al que sí que suelen asistir representantes políticos de otros partidos.
Valiente Bangla indica que hay dolor en la comunidad islámica del distrito por el trato que reciben y en el que dicen advertir cierto “desprecio y desinterés” hacia su cultura. Aseguran que detalles como que las autoridades locales no les feliciten sus fiestas, mientras que a los católicos sí, en fechas como Navidad o Pascua, también molesta. Al mismo tiempo, que el concejal Segura, miembro de la Archicofradía Primaria de Jesús de Medinaceli, haga constante gala de su catolicismo en sus redes sociales oficiales, despierta recelos hacia unas instituciones con deber de neutralidad dentro de un estado aconfesional como el español.
La gran deuda de Madrid
De lo que no hay duda es de que el Ayuntamiento de Madrid tiene una importante deuda con los musulmanes madrileños: resolver la falta de lugar para que sean enterrados en la región por el rito islámico. Cabe recordar que desde que en 2020 el cementerio musulmán de la localidad de Griñón llegó a su límite, no pueden ser sepultados en suelo madrileño, teniendo que hacerlo en camposantos de Valencia y Burgos.
En 2022, a propuesta del grupo municipal socialista y con la abstención del PP, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó una iniciativa para acondicionar 10.000 metros cuadrados para enterramientos musulmanes en el cementerio de Carabanchel, sin que aún se haya ejecutado. Para el concejal socialista que defendió la propuesta, Enrique Rico, “la falta de espacio para esos entierros en nuestra ciudad genera una realidad dramática a la que Almeida debe dar solución, en cumplimiento de los acuerdos del pleno y siendo un problema que es competencia exclusiva del ayuntamiento”.
El último informe del Observatorio Andalusí indica que en la Comunidad de Madrid, con siete millones de habitantes, residen 323.000 musulmanes, de los que 207.000 tienen nacionalidad española. Aproximadamente, un tercio de ellos residiría en la capital.
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