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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La izquierda valenciana falla un gol a puerta vacía

Si quieren gobernar, necesitan discurso, potenciar sus liderazgos y empezar a construir una alternativa más ambiciosa que el Botànic

Mi infancia discurrió como la de cualquier otro niño valenciano de los 90: Babalà Club, mayorías absolutas del Partido Popular, videoconsolas y fútbol, mucho fútbol. Cuando era un niño era muy fácil ser del Valencia: Ligas, Supercopas, Copas de la UEFA… Recuerdo mi primera camiseta, la primera vez que fui a Mestalla y el día en que tocamos en el descanso junto a la Banda de Enguera. Y también a Aimar, a Baraja, David Villa y a Santi Cañizares bajo los palos. Hay quien dice que fútbol y política no se deben mezclar, que son como el agua y el aceite, pero pienso que se equivocan. Déjenme ponerles un ejemplo. Poco antes de nacer yo, en 1996, se celebraba en Mestalla el famoso mitin de Rita Barberá, Eduardo Zaplana y José María Aznar, que catapultaría los liderazgos de los tres políticos. Fueron años en que al PP le sobraba la calle que le faltaba al PSPV.

La escritora Maya Angelou enunció un día una de las mejores frases que he leído nunca: “La gente no recordará tus palabras ni tus hechos, pero sí recordarán cómo les hiciste sentir”. Y, queridos amigos, si en algo se parecen el Valencia Club de Fútbol y la izquierda valenciana es en su incapacidad para hacer sentir algo a los demás, sea en un partido en Mestalla o en una jornada en las Corts Valencianes. En la época de la política de las emociones, es un problema grave.

Este septiembre, me invitaron a la radio para compartir mis impresiones sobre el Debat de Política General de las Corts, el día en que Mazón volvía después del verano al hemiciclo. Además, lo hacía a las puertas del 9 d’Octubre, con los ecos de la barrancà todavía resonando, y con las víctimas observando desde la tribuna de invitados. Aquella jornada, escuchando a la oposición, me di cuenta de que Compromís y el PSPV están alejadísimos de la realidad social valenciana.

Pensé que posiblemente fuera cosa mía y lo dejé en standby, pero el 9 d’Octubre salió una encuesta del Levante-EMV. Más allá de la intención de voto, que nos muestra que la izquierda recorta ligeramente distancias, una gráfica llamó poderosamente mi atención. Un 40,8% de los valencianos piensa que la gestión del gobierno de Mazón ha sido regular y un 47,6 que ha sido mala o muy mala. Pero es que, si nos vamos a la oposición…¡Los porcentajes son todavía mayores! Un 33.7% piensa que la gestión de la oposición durante este año ha sido regular y un 60.5% piensa que ha sido mala o muy mala.

Una pregunta ronda mi mente desde entonces: si no han remontado este año… ¿Cuándo lo harán? Entonces recordé a mi amigo Josep Lluís Burguera, un cura salesiano y valencianista, con quien me une una gran amistad. Cuando él estaba en la comunidad salesiana de Sevilla, fui a visitarlo, con una condición: teníamos que ver juntos el Valencia. Él, que es un hombre de fe, siempre ve los partidos junto a una Fanta de naranja, para que le dé suerte.

Pasaba el tiempo y el Valencia, que en aquel momento se encontraba en el descenso, no marcaba. Cerca del minuto 90, el delantero fue incapaz de rematar a puerta vacía. Y allí estaba el bueno de Josep Lluís, con cara de circunstancias, sufriendo. El otro día, tuve esa misma desazón: la izquierda perdía el partido porque era incapaz de marcar a Mazón a puerta vacía. Si quieren gobernar, necesitan discurso, potenciar sus liderazgos y empezar a construir una alternativa más ambiciosa que el Botànic. Con la indignación no es suficiente, y el cronómetro corre en su contra.

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