Cataluña, primera comunidad en arrancar el plan de estatal de implantación de inteligencia artificial en la sanidad
El ministro Óscar López firmará con el president Salvador Illa un convenio de 27 millones de euros


En la última conferencia de presidentes autonómicos, en diciembre de 2024, Pedro Sánchez prometió una partida de 223 millones de euros para implantar tecnologías e inteligencia artificial en los sistemas sanitarios dentro de las Iniciativas Health Tech. Cataluña se convertirá este jueves en la primera comunidad en firmar el convenio ―en su caso, de 27 millones― para comenzar a implantarlas, algo que se materializará previsiblemente a principios del año que viene.
El plan consiste en un conjunto de proyectos dentro del marco de colaboración entre Red.es, el Ministerio de Sanidad y el de Transformación Digital, que incluyen la implantación de programas de monitorización remota para el seguimiento de patologías crónicas y el desarrollo de uso de neurotecnología e inteligencia artificial.
El convenio, que firmarán este jueves el president Salvador Illa y el ministro Óscar López, será el primero; le seguirán en las próximas semanas y meses el resto de las comunidades autónomas. Todas han iniciado el procedimiento administrativo, excepto Murcia y Madrid, según fuentes gubernamentales. Tienen hasta julio de 2026 de plazo para hacerlo.
Las Iniciativas Health Tech se basan en tres líneas de actuación. La primera de ellas es la creación de una red nacional de imagen diagnóstica, que permitirá la interoperabilidad de todas las pruebas realizadas en el país. Esto facilitará el acceso remoto a las imágenes médicas ―se podrán consultar desde cualquier comunidad si el paciente no está en la suya―, su uso en investigación y el entrenamiento de algoritmos de IA capaces de mejorar los diagnósticos y la toma de decisiones clínicas.
La segunda línea se centrará en el despliegue de usos específicos de IA, tanto en diagnóstico como en la gestión hospitalaria. Algunos ejemplos de sus aplicaciones son la optimización de listas de espera, la planificación automática de quirófanos, o la optimización en la gestión de cupos en los médicos de familia: cada uno tiene asignado un número de pacientes, pero la IA podría identificar a los más demandantes del sistema (normalmente personas mayores) para combinarlos con otros que acudan menos a consulta, y que todos los médicos de un mismo centro de salud tengan agendas compensadas.
El proyecto pretende también generalizar el uso de esta tecnología en consulta. Puede ayudar a los galenos con el cribado de imágenes radiológicas o la detección de interacciones entre medicamentos. Un programa podría identificar en un largo historial clínico si un paciente usa fármacos incompatibles, o avisar de que ya lleva demasiado tiempo utilizando alguno.
La inversión en IA servirá también para apoyar el diagnóstico de enfermedades raras y para identificar riesgos en pacientes oncológicos o cardiovasculares, aprovechando el análisis masivo de datos clínicos.
La tercera línea se orienta a la monitorización de pacientes crónicos mediante plataformas digitales que registren su actividad, constantes vitales y respuesta al tratamiento, desde el domicilio. Los pacientes podrán remitir telemáticamente mediciones ―de presión sanguínea, de saturación de oxígeno, de azúcar...― y el sistema alertará a los equipos sanitarios para una intervención preventiva, con el objetivo de reducir ingresos hospitalarios y mejorar la calidad de vida.
El proyecto se desarrollará en colaboración con las comunidades autónomas: no será una transferencia de fondos, sino un modelo de gestión centralizada de recursos y compras conjuntas para abaratar costes.
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