La escritora Núria Cadenes gana el VII Premio Proa con la novela ‘Qui salva una vida’
La historia relata la trayectoria de su tío abuelo, quien organizó en los años cuarenta una red para salvar a fugitivos del nazismo

La escritora Núria Cadenes ha ganado este jueves el VII Premio Proa de Novela en catalán con Qui salva una vida, una historia coral, que parte de la peripecia vital de un tío abuelo suyo, el cura Joan Domènech, quien, siendo rector de Puigcerdà, organizó en los años cuarenta una red de evasión en la Cerdanya para salvar a fugitivos del nazismo. En el transcurso de una velada celebrada en el Museo Tàpies, Cadenes ha recibido el premio, dotado con 40.000 euros, tras decidir el jurado, formado por Xavier Pla, Mar Bosch, Anna Sáez Mateu, Vicenç Villatoro y Josep Lluch, que su obra era la ganadora de las 26 presentadas en esta edición.
Xavier Pla, en la glosa que ha leído, ha considerado que Qui salva una vida es una novela “lírica, vibrante, guiada por una pulsión ética”, con un dilema moral sobre “hasta qué punto hacer el bien, de manera silenciosa y arriesgada, que es como lo hacen los personajes de la novela, exige un sacrificio total”.
No ha escondido que se trata de un título exigente, en el que emerge, asimismo, “una desconfianza total hacia la autoridad”. Núria Cadenes, muy emocionada, ha señalado, antes de recibir la distinción, que esta historia le ha perseguido durante años y siempre la tenía “rondando”, mientras firmaba otros títulos como Guillem o Tiberi Cèsar.
Sin embargo, no se atrevía a sentarse ante el ordenador para darle forma por “pudor, porque es familia, por respeto”, también porque no quería hacer una hagiografía de un hombre, al que conoció -falleció en 1984-, cuando ella tenía catorce años, y que era muy querido en la familia.
Fue una afirmación del escritor Carlos Zanón, quien le dijo que es más fácil escribir sobre la maldad que sobre la bondad “sin ser ñoño”, lo que la activó para acometer este relato sobre “los actos buenos, sobre gente que hace cosas buenas para los otros”.
La novela relata cómo Mossèn Joan, en plena Segunda Guerra Mundial, junto con otro cura, el francés Jean Ginoux, organizó en la Cerdanya una red de evasión “muy efectiva y diversa que ayudó a cruzar la frontera a gente de todo tipo, personas a las que salvaron, desde judíos, a aviadores aliados o desertores”.
Junto a estos dos personajes, Cadenes, que lleva un cuarto de siglo viviendo en Valencia, presenta a un comunista de carnet junto con su familia; a Rosita, la taquillera del cine de Puigcerdà, una mujer de apariencia frívola y alegre, que huele a bombones; a unas monjas de hospital; a maquinistas de tren; a un joven que acabará siendo un reconocido poeta o a un estudiante de medicina.
“Que nadie imagine que la gente que formaba esta red eran gente convencida, porque eran personas absolutamente normales y corrientes, que no se espera que hagan cosas extraordinarias, pero las hicieron”, ha subrayado.
La mayoría de estos personajes existieron -Rosita era conocida como “Betty Boop”-, y hay alguno que es fruto de su imaginación, pero los actos de “sencilla humanidad” que cuenta sucedieron y todas esas personas lo hicieron “sin esperar medallas ni reconocimiento”. “No es sencillo lo que hicieron, pero, sencillamente, lo hicieron”, ha apostillado.
Por otra parte, en la novela, que llegará a las librerías el 12 de noviembre, muestra la “dureza” y “aquellos años terroríficos”. “He querido contribuir con la literatura -ha dicho- a que aquellos hechos, a que las vidas de aquellas personas, duren un poco más en el tiempo y que no se pierda su rastro, porque no lo podemos permitir. Su ejemplo es absolutamente vigente y ahora, todavía más, en este mundo individualista en el que nos quieren a todos encerrados en nuestro caparazón”.
Conocido también como “Mossèn Perdó”, Joan Domènech, que recibió la Legión de Honor francesa en 1952, marchó a la República Dominicana en 1958, donde se enfrentó al dictador Trujillo, y, de vuelta a Cataluña, ya viejo, acabó siendo destinado al pequeño pueblo de Juncosa de les Garrigues (Lleida).
En anteriores ediciones, el premio Proa, que busca impulsar la “excelencia, la renovación y el reconocimiento de la literatura catalana”, lo han ganado Jordi Nopca, Francesc Serés, Maite Salord, Martí Domínguez, Laura Gost y Eva Comas-Arnal.
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