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916 escuelas de Barcelona y su entorno: todas suspenden en los niveles de contaminación que recomienda la OMS

La mayoría de centros analizados en la capital catalana y su área presentan “entornos críticos para la salud”

Alumnos de una escuela de Barcelona cortando el tráfico
Clara Blanchar

Los entornos de las escuelas de Barcelona son un desastre desde el punto de vista de la salud. Es la alerta que lanza un estudio impulsado por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB, que agrupa la capital catalana y los 35 municipios de su entorno). El estudio analiza 916 escuelas y concluye que ni una, cero, cumple los estándares de calidad del aire que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), un máximo de 10 microgramos por metro cúbico de dióxido de carbono. Y casi el 90% superan el futuro límite europeo de 20 microgramos de dióxido de nitrógeno. También todas superan el nivel que recomienda la OMS de partículas en suspensión pequeñas (las PM2,5 que deberían ser menores de cinco microgramos por metro cúbico).

Los 916 centros analizados comprenden desde infantil hasta secundaria y son públicos (497), concertados (332) y privados (87). Se han analizado indicadores como el número de estudiantes, el tamaño de los patios, las características de los barrios (densidad de población, espacios verdes, tipología de calles), la accidentalidad viaria, la presencia de zonas verdes, la contaminación o el índice de vulnerabilidad urbana. De forma genérica, el análisis alerta de que el 57% de las escuelas analizadas tienen entornos “críticos para la salud de los niños” si se miden indicadores de movilidad, seguridad viaria, medio ambiente, vulnerabilidad climática y características de los propios centros. Por contra, solo el 7% presenta entornos favorables.

De puertas para adentro, el estudio se fija en los patios: en un tercio de los centros analizados son insuficientes porque tienen menos de 1.065 metros cuadrados. La distribución territorial es homogénea, ojo a la titularidad: el 85% de los centros públicos tienen patios con espacio suficiente, mientras en las escuelas concertadas o privadas el porcentaje cae el 47%. Sobre el espacio público del entorno de las escuelas, una cuarta parte está en barrios donde la ratio de metros cuadrados por habitante es menor a cinco. Y en el caso del verde urbano por habitante, el 75% de centros está en entornos con menos de 15 metros cuadrados por vecino.

Y un clásico en la brecha socioeconómica: los municipios con mayores desigualdades acumulan peores entornos escolares. Las manchas de los peores indicadores se ubican en el castigado eje del río Besòs o la zona norte de Nou Barris de Barcelona, o en zonas densísimas en población como L’Hospitalet y el centro histórico de Barcelona.

El estudio concluye que mejorar los entornos escolares, alejando los coches, “es una palanca rápida y visible de regeneración urbana y salud pública”. El trabajo lo firman el arquitecto y profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña Xavier Matilla y la geógrafa de la consultora Territoris XL Helena Cruz. Y lo han presentado este jueves junto a la vicepresidenta de Acción Climática del AMB, Janet Sanz.

Matilla y Sanz formaron parte del Gobierno de la ex alcaldesa Ada Colau, como arquitecto jefe y teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad, respectivamente. Suyo fue el proyecto de proteger los entornos de 217 escuelas de Barcelona, que piden que se extienda a la metrópoli Barcelonesa. Sanz ha llamado a seguir protegiendo entornos escolares porque es “una cuestión de emergencia climática y de salud pública”. “Barcelona ha demostrado que es posible y urgente”, ha defendido sobre unas pacificaciones que respondieron inicialmente a la muerte por accidente de un alumno de la ciudad y después también al clamor de las familias de escuelas que se plantaron contra los coches, la llamada Revuelta escolar.

Matilla ha asegurado que la mejora de los entornos se puede hacer con “actuaciones de bajo coste y alto impacto que permiten mejorar, de manera inmediata la seguridad y el confort climático de los centros”. Y ¿cómo conseguirlo? “Ganando espacio, reduciendo la velocidad de los coches, señalizando la presencia de las escuelas, fomentando la movilidad activa y sostenible, creando espacios de juego y añadiendo verde al espacio público”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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