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PINTORES

El pintor para un tiempo incierto cuyo arte seduce a Los Javis o Palomo Spain

José Luis Barquero, referente pictórico de toda una generación de creadores, inaugura hoy su nueva exposición, ‘El Muladar’, en la galería Mayoral de Barcelona

Retrato del artista José Luis Barquero en una imagen cedida por él.
Jorge Morla

“Pinto lo que siento. Trabajo desde la intuición, dándole forma a cada idea con el rigor y disciplina que merece”. Si se le pregunta a José Luis Barquero (Barcelona, 28 años) sobre su pintura, lo tiene claro. Formado entre Londres y Barcelona, este barcelonés ha hecho de la pintura el eje vertebral de su vida y de su carrera. Aunque en su trayectoria ha experimentado con distintas disciplinas, siempre ha regresado al lienzo como lugar de resistencia y de honestidad creativa. Su discurso, tanto en palabras como en obras, se mueve entre lo radical y lo poético: “pintar como un acto libre, anárquico, guiado por la intuición y el gesto”.

Barquero, referente generacional cuya pintura cuelga de los muros de la casa de Los Javis o de Palomo Spain, inaugura hoy El Muladar en la Galería Mayoral, una exposición que marca, según él mismo admite, un punto de inflexión en su trayectoria. “Es una muestra donde mi pintura adquiere una nueva perspectiva”, explica. El título remite a la ladera donde se alimentan los buitres, pero también al entierro celestial tibetano. Una doble referencia que abre la puerta a imágenes de lo sagrado, lo marginal y lo olvidado. La exposición recoge los cuadros realizados durante el último año; escenas que, en sus palabras, “surgen del momento presente, que se presentan sin previo aviso y brotan para recordar ciertos estados y misterios que hemos olvidado como sociedad”. En este ciclo, el error, la mancha y el gesto adquieren un papel protagonista, dejando visible el proceso de creación entre capas de pintura que se entrecruzan como estratos de memoria.

Obra de José Luis Barquero.

Para Barquero, cada etapa del trabajo forma parte de la obra: desde construir el bastidor y tensar el lienzo hasta aplicar el gesto o trazar las primeras manchas. Aunque ubica su producción en lo que llama “una suerte de expresionismo figurativo”, subraya que su lenguaje está en constante transformación. Sus referentes forman un mapa complejo en el que conviven la tradición pictórica española o el neoexpresionismo alemán. En su imaginario están Goya, Zurbarán, Tàpies y Saura, pero también Anselm Kiefer y Georg Baselitz. La pintura no es, sin embargo, su única fuente de inspiración: el cine de Tarkovski, Pasolini o Béla Tarr, con su mirada poética y la manera de construir narrativas, también atraviesa su obra.

Con El Muladar, Barquero siente que comienza un nuevo ciclo. Su trabajo ha logrado un creciente reconocimiento, tanto en colecciones privadas como en instituciones culturales. “Mi pintura está en un buen momento”, afirma. “Ahora se trata de seguir pintando con más intensidad si cabe y continuar explorando nuevas formas de lenguaje”. Preguntado por los territorios más extraños a los que le ha llevado la pintura, responde con una metáfora: no son lugares en el mapa, sino “territorios liminales donde se encuentran paisajes infinitos, tormentas de colores puros, atajos y umbrales que vaticinan posibilidades infinitas”. Un recordatorio de que el arte es más un viaje interior que una trayectoria externa.

Su trabajo ha despertado el interés de una generación de jóvenes creadores que marcan tendencia en distintos campos. Entre quienes coleccionan su obra están el diseñador de moda Palomo Spain, los interioristas Quintana Partners, los directores de cine Javier Ambrossi y Javier Calvo, Los Javis, o el fotógrafo Pablo Sáez. También empresarios como Javier Marset, Xavier Pujol o Alberto Bermejo han encontrado valor en su producción. Aunque más allá de los nombres, lo que le interesa es la conexión generacional: “Estamos en un momento muy crepuscular como sociedad. Algo del mundo antiguo está desapareciendo y se vislumbra en el horizonte algo que todavía no sabemos ni reconocemos”, reflexiona. Frente a esa incertidumbre, cree que los creadores de su generación están “batallando por ampliar puntos de vista y devolver a la sociedad la capacidad de imaginar un mundo más humano y consciente”.

En cuanto al futuro, Barquero no duda: seguirá pintando, ampliando proyectos “que desafíen los códigos de lo ya establecido” y explorando nuevos formatos. Su objetivo es profundizar en un lenguaje pictórico que le permita expresar lo que siente con la forma que desee. Así, su nombre se suma a una nueva ola de artistas españoles que, partiendo de la tradición, buscan reformular el lenguaje pictórico desde la libertad y la intuición. El Muladar no solo abre un ciclo en su trayectoria, también refleja el pulso de una generación que busca sus propios referentes y que encuentra en la pintura un espejo para enfrentar las preguntas de un tiempo incierto. “Tal y como se nos está presentando el mundo en la actualidad, entramos en un territorio desalmado y carente de empatía”, apostilla. El tiempo dirá, pero quizá la solución sea precisamente el arte.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
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