Más individualistas y contrarios a los impuestos: los hombres jóvenes se apean del ascensor social en Cataluña
El CIS catalán muestra que los chicos menores de 24 años piensan que si alguien está en una situación de necesidad es por sus propias decisiones


La economía catalana, con un crecimiento del 3,6% el año pasado, va bien pese a la incertidumbre global, pero la percepción de los ciudadanos es que los datos macroeconómicos no llegan a los bolsillos. Y que las desigualdades han aumentado y aumentarán, porque cunde la percepción de que el sistema meritocrático y el ascensor social están rotos. Esta es una de las conclusiones de la Encuesta sobre Desigualdad y Meritocracia publicada este viernes por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO, el equivalente catalán al CIS), que muestra diferencias relevantes entre las percepciones que tienen las generaciones jóvenes y las mayores, y entre hombres y mujeres. Un ejemplo de ello está en lo que piensa la población sobre los impuestos: siete de cada diez jóvenes menores de 25 años, especialmente los hombres, piensan que se pagan demasiados impuestos. Esta tendencia individualista también se traslada a la percepción sobre las personas que necesitan ayuda: el 54% de los hombres jóvenes piensan que si alguien está en situación de necesidad es a causa de sus decisiones personales, mientras que solo el 26% de las mujeres jóvenes es de esta opinión.
La encuesta del CEO dibuja una sociedad catalana que mayoritariamente piensa que los méritos y el trabajo personal deben ser recompensados, pero que se da de bruces contra un sistema en el que la meritocracia no funciona. Este es el primer estudio que analiza en profundidad, por edades, sexo y simpatía por partidos políticos, las opiniones de los catalanes acerca de las desigualdades. Con una muestra de más de 3.000 personas, se obtuvieron las respuestas entre febrero y abril de este año.

La mayor parte de los ciudadanos (un 64%) considera que en Cataluña hay desigualdad económica —algo que explican sobre todo por los recortes en los servicios públicos, por la crisis de la vivienda y por la subida de precios a causa de la guerra de Ucrania— y aproximadamente el mismo porcentaje piensa que esta ha aumentado en la última década y que seguirá creciendo en los próximos 10 años. Aquí se percibe la primera brecha generacional, ya que las personas en edad de trabajar son las que se muestran más pesimistas, mientras que los que ya tienen edad de jubilarse creen que la desigualdad no ha aumentado tanto ni aumentará.
El 56% de los catalanes cree que el sistema de redistribución de la riqueza es injusto, pero aquí también hay diferencias. Entre los hombres y especialmente en los más jóvenes (que en esto coinciden con los más mayores), cunde la idea de que tendría que haber más incentivos individuales, mientras que las mujeres piensan que los ingresos tendrían que ser más igualitarios. La idea de que las personas tienen que “ganarse” el derecho a ser ayudadas es compartida por el 56% de la población, una opinión que es más común entre los simpatizantes de partidos de derecha que de izquierda, según la encuesta.
El estudio también indaga sobre quién debería tener más responsabilidad a la hora de combatir las desigualdades (la mayoría piensa que deben ser las instituciones, y no tanto los individuos), y pregunta sobre el papel distintas instituciones: la ciudadanía aprueba el esfuerzo de las ONG y suspende a la Iglesia católica y a las patronales, mientras que el esfuerzo de los sindicatos, paradójicamente, está más reconocido entre las personas más jóvenes y las más mayores, pero no entre las edades donde se concentran la mayoría de trabajadores. Es más, más de la mitad de los trabajadores de clase más baja suspenden la labor de los sindicatos.
Sobre los impuestos, el 54% de los catalanes cree que el sistema impositivo es injusto, en parte porque la mayoría (el 60%) piensa que los más ricos no pagan suficiente. Pero, de nuevo, los hombres jóvenes destacan porque son los que menos comparten esta opinión.
Preguntados sobre la cesta de impuestos, el 62% de los encuestados piensa que el impuesto de sucesiones se debería bajar, mientras que solo el 17% cree que debería bajarse el impuesto de sociedades. En cualquier caso, casi siete de cada 10 catalanes desconfía de la eficacia de la administración en la gestión de los impuestos.
Todas estas tendencias confluyen en la percepción de la población sobre el sistema meritocrático y el ascensor social. El 51% de los encuestados cree que no hay igualdad de oportunidades en Cataluña, y los factores que más destacan para prosperar en la vida son tener una buena educación, tener contactos y la posición social de la familia, por encima del trabajo duro o tener talento. Solo el 27% considera que Cataluña se acerca bastante o mucho al ideal meritocrático, y aquí, nuevamente, se abre una brecha generacional: las personas en edad de jubilación son los que más creen en ello, mientras que los jóvenes, y especialmente las personas entre 39 y 45 años (es decir, los que están en edad de más desarrollo de su carrera profesional) desconfían mucho de este ideal.

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